VOS

Cómo fue la primera de la Mona.

Carlos la Mona Jiménez celebró sus 50 años en Forja. Repasó su carrera mezclando perlitas olvidadas con sus grandes clásicos. Crónica de la primera noche de fiesta.

- Noelia Maldonado nmaldonado@lavozdelin­terior.com.ar

El termómetro afuera no llegaba a los 30 grados –mientras que adentro de Forja seguro trepaba hasta los 40– cuando Carlos la Mona Jiménez salió al escenario vestido de punta en blanco y rodeado de un séquito de músicos. Abajo, su madre Esilda Rufino se abanicaba con una mano y con la otra se sostenía de la valla que la separaba de decenas de fanáticos que querían sacarse fotos y decirle unas palabras a quien de alguna forma u otra es la responsabl­e de que Carlitos figure entre los ilustres de la cultura local.

“Prendan el aire”, dijo varias veces la Mona, transpirad­o hasta los zapatos. Nadie supo si lo decía en broma o era un reclamo real. Lo cierto es que el ídolo cordobés lanzó la frase que las miles de almas estaban repitiendo hacia sus adentros. El calor era insoportab­le y las bebidas iban y venían por sobre las cabezas, pasando de mano en mano. Nada apagaba el fuego.

El predio del Complejo Forja se llenó recién pasadas las 2 de la madrugada y muchos fanáticos ingresaron sólo cuando se aseguraron que Carlitos estaba sobre el escenario. Durante las horas anteriores, fueron pocos los que se animaron a la previa dentro del estadio. Sin embargo, los que hicieron el aguante comenzaron a entonar canciones como “Ole le lé, oh la lá, vinimos a ver la Mona, la Mona dónde está”.

Llegaron desde distintos puntos del país, la provincia y desde los cientos de barrios que conforman la ciudad. Muchos tuvieron horas de viaje y horas de preparació­n para lookearse para la ocasión. Hubo fanáticas que aseguraron a

VOS que les tomó unas cinco horas vestirse para esta noche esperada, mientras que a otros les bastaba con sacarse la camiseta y quedar “en cuero”. Claro, un “cuero” tatuado con la cara gigante de la Mona simplifica cualquier preparativ­o.

Todos y cada uno de los seguidores del ídolo cordobés tienen una anécdota que contar que involucra al rey del cuarteto, y si no la tiene, se la inventa porque, como dicen, para ellos “la Mona es todo”.

Estaban los que “hace 25 años” siguen al cuartetero “por donde va”, pero también estuvieron aquellos más chicos que recién hace un par de años se sumaron a

MUCHOS FANÁTICOS INGRESARON AL PREDIO A LAS 2, CUANDO SE ASEGURARON DE QUE LA MONA ESTABA SOBRE EL ESCENARIO.

los bailes. Ni hablar de las familias completas con dos o tres generacion­es sobre la pista de baile.

Grandes clásicos

El set abrió con un tema de casi 50 años que la Mona cantó con el Cuarteto Berna y luego siguió con algunas perlitas casi desconocid­as para la mayoría de los fanáticos.

Luego, el traje blanco brilloso fue reemplazad­o por un conjunto

negro cuya chaqueta le duró puesta los cinco segundos que demoró en transpirar­la. Con el cambio de ropa también vino el cambio de set, que incluyó lemas como Laura, Una mañana, un nuevo sol y Enamorado de ti.

Al escenario entonces se sumó el Carli, y entonces padre e hijo cantaron el tema Luis mientras los fanáticos comenzaban a subirse a los hombros de otros para poder mostrar sus tatuajes y sus banderas. Había caras largas y de enojo cuando Carlitos no los mencionaba.

La lista de grandes clásicos siguió con temas como Ven a vivir conmigo y la infaltable Ramito

de violetas, que fue sin dudas lo más bailado de la noche. En el medio hubo una fugaz pasada de El Polaco por sobre el escenario. Subió para saludar a la Mona y tras bambalinas se sacó decenas de fotos con seguidoras. No tuvo participac­ión musical, aunque sí disfrutó de la fiesta.

Luego de los sorteos a los que la Mona tiene acostumbra­dos a sus seguidores vino el cierre con su clásico El renegado, y mientras la banda seguía sonando, Carlitos se retiró del predio silbando bajito y guardando energía para la noche del sábado. Afuera comenzaba a asomarse la tormenta.

El festejo por los 50 años de la Mona fue pensado de forma desdoblada. El viernes, una primera entrega con temas más viejos y el sábado (el día en que desde la organizaci­ón esperaban más convocator­ia), un set de clásicos algo más actualizad­o.

Sin embargo, gran parte de los seguidores consultado­s aseguraron que iban a ir los dos días y que un momento así no era para perdérselo.

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(MARTÍN BAEZ) Ídolo total. Jiménez ofreció clásicos de todas sus épocas.

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