Un relojito llamado Cosquín Rock
El festival tuvo un inicio impecable, ya que se respetaron horarios y no hubo contratiempos. Y mostró renovación, aunque aún sea difícil soltar a los consagrados. Hubo 40 mil personas.
Con las montañas de un lado y un mar de autos y carpas del otro, el predio de Santa María de Punilla fue sede una vez más de un torbellino de música que arrancó pasadas las 14, con el sol sobre la cabeza y una humedad apabullante sobre los cuerpos.
Nada detuvo la llegada de fanáticos desde distintos puntos del país, e incluso muchas de las bandas de Buenos Aires como Ojos Locos (oriundos de Villa Real) y Nagual (de Mataderos) trajeron cientos de fans a bordo de colectivos. Ellos buscaron donde hacer base para luego llegar al predio y luego alentar los respectivos sets de esas bandas, que duraron aproximadamente 45 minuto.
Fue un debut grandioso para Nagual y tanto seguidores como el propio cantante se encargaron de agradecer el espacio dentro del festival. “Acá nos han tratado excelente. No han hecho diferencias entre otras bandas y nosotros”, dijo el cantante Ciriaco Viera como una forma de remarcar que esta edición podría ser la primera de muchas para ellos. Cerraron con su tema La felicidad, mientras sobre las cabezas de los fans se desplegaban banderas celestes y blancas con su nombre.
En la otra punta del predio, charcos de por medio, sobre el escenario alternativo los mejicanos de Fanko desplegaban su colorido histrionismo ante un público escaso pero no por eso menos fiel. El septeto, que mixtura con mucho encanto funk y rock, elevó sus plegarias al cielo en forma de canciones mientras su vocalista agradecía la hermandad latinoamericana. Primero se confundió y dijo “gracias Buenos Aires”, aunque inmediatamente se dio cuenta, tomó de nuevo el micrófono (al que le colgaba un rosario de flores de colores) y saldó su error lanzando un sentido grito que decía “Graaaaacias Córdoba, Gracias Cosquín Rock”.
El corazón del festival
Pasadas las 17, todavía con más de 30 grados sobre las espaldas y un cielo que se debatía entre la tormenta furiosa y el sol radiante, el campo del predio comenzaba a tomar color. Los fans hacían flamear las banderas con técnicas caseras porque los palos estaban prohibidos. La rama de un árbol era una opción, aunque también se podía lograr una vara larga uniendo los sorbetes de los tragos. MacGyver un poroto.
Para cuando El Bordo salió al escenario con Soñando despierto, el público ya había precalentado sus motores y el show del grupo liderado por Alejandro Kurz fluyó a fuerza de hits como Instinto y La Banda.
Mientras tanto, en el escenario alternativo Roddy Radiation lanzaba la famosa Rat race, asegurando: “Voy a tocarles una canción que compuse hace mucho en contra del maldito sistema”. Y agregó: “Viajé muchos kilómetros para estar acá, espero le guste”. Vestía traje mod oscuro con remera roja. Durante su set había poca gente pero muy fiel.
Los consagrados
El show de Las Pelotas arrancó pasadas las 18 cuando una brisa fresca aliviaba los cuerpos ya cansados de tanto saltar. Las banderas se duplicaban y agitaban al ritmo de Ya no estás, continuaba con
Víctimas del Cielo y cuando la furia rockera inundaba el campo del predio el tema Personalmente funcionó como un bálsamo.
Germán Daffunchio aprovechó el final antes de soltar el clásico
Capitán América para pedir por la libertad de Callejeros. “Ya basta. La música no mata”, dijo escuetamente. Cuando se bajaron del escenario desde la organización les dieron una mención para recordar que son la única banda que estuvo presente en las 18 ediciones del festival. En charla con VOS Daffunchio reiteró que este “es el festival más federal del país” y hay que valorarlo por eso, algo que también aseguró a este diario Walas,
VOY A TOCAR UNA CANCIÓN QUE COMPUSE HACE MUCHO Y EN CONTRA DEL MALDITO SISTEMA. Roddy Radiation, antes de “Rat race”
de Masacre, antes de salir al escenario del Universo Geiser.
Luego y junto a Los Persas, Ciro animó a la multitud a fuerza de hits de su etapa solista, aunque fueron los clásicos de Los Piojos
(Tan solo ,y Todo pasa) los más coreados. En el inicio de su set, presentó su último disco Naranja
persa y también repasó canciones de 27, el anterior. El más agitado fue Barón rojo. Sobre el final, Ciro hizo un chiste y aseguró que no vendría más al Cosquín Rock; se hizo un silencio y vinieron los abucheos. Luego completó la frase “hasta que no tenga disco nuevo” e inmediatamente comenzó a sonar el enganchado de El farolito, El balneario de los doctores crotos y Muévelo. La armónica con el Himno Nacional Argentino, marcó el epílogo de otro de sus shows calientes. Al cierre de esta edición, el escenario principal esperaba por Creedence Clearwater Revisited, Skay y Los Fakires y Las Pastillas del Abuelo.
NOS HAN TRATADO EXCELENTE. NO HAN HECHO DIFERENCIAS ENTRE NOSOTROS Y OTRAS BANDAS. Ciriaco Viera, de Nagual