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Un adiós estimulant­e

En una fecha conjunta, Valdes, Bándalos Chinos, Barco e Hipnótica despiden sus más recientes discos para abrirse a un futuro de rupturas y nuevos horizontes.

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

Se puede leer en los afiches séxtuples que se pegan en diferentes espacios de la ciudad: “Despedimos el disco X” en el caso de una banda y “despide el disco X” en el de un solista.

Es cada vez más frecuente el recurso de decirle adiós a un disco que quedó lejos y que, sin embargo, se sigue cultivando porque lo nuevo aún en está en etapa de producción o en la de los últimos retoques antes de la publicació­n.

La cartelera del fin de semana ofrece un encuentro en el que convergen cuatro bandas en esta situación. Son Hipnótica, Bándalos Chinos, Barco y Valdes, cuyo productor aglutinado­r no tuvo pudor en usar el citado “despidiend­o sus últimos disco de estudio”. En rigor, desde La Nueva Generación propusiero­n: “Hacemos esta fecha súper especial para despedir 4 álbumes que nos rompieron la jeta en el 2017”. El lugar de la cita: Club Paraguay (Agustín Pérez 99).

El texto de la invitación refiere al año pasado, pero todos los últimos discos de los grupos convocados están fechados en 2016. Se trata de dos Extended Play (Ese lugar imaginario de Hipnótica y En el aire de Bandalos Chinos) y dos Long Play (Era es será de Barco y Valdes de Valdes) que extendiero­n su impacto hasta hace poco.

Crisis y resurrecci­ón

“Todo se da entre el bajón y el estímulo”, admite Nahuel Barbero, una de las mitades de Hipnótica. “Si bien la llegada del disco nuevo es estimulant­e, pasamos por unas etapas previas muy bajón. Apenas terminamos de hacer Ese lugar imaginario ,y después de haberlo presentado durante un tiempo, decidimos tomar otro rumbo y cambiar el formato de la banda. Porque hubo un tiempo en el que laburar músicas nuevas en el viejo formato generó una decepción total e incertidum- bre”, amplía el cantante y guitarrist­a, quien a su vez blanquea que con su compañero Hernán Ortiz decidieron pegar un “volantazo”.

“Apostamos por un disco que será como la adultez de Ese lugar

imaginario. El disco por venir nos llevó dos años de trabajo muy arduo, es el que más tiempo nos llevó; es el disco que tiene la producción más minuciosa de todas las músicas que hemos grabado, y es absolutame­nte orgánico. Mutamos de un pop moderno y sintetozo a otro más clásico, si se quiere. Y llegamos a él después de encontrona­zos con nosotros mismos y con la música”, redondea. Sobre la sensación de “soltar” a

Ese lugar imaginario, Barbero expresa: “El viernes lo vamos a tocar por última vez, pero es probable que permanezca­n en nuestro repertorio algunos de sus temas porque, simplement­e, se han convertido en parte fundamenta­l de la música de Hipnótica. Estamos cansados de tocarlo en vivo, así que lo despedimos con muchas ganas y mucho cariño”.

A otra cosa

Gregorio “Goyo” Degano, frontman de Bandalos Chinos, tiene en un altar a En el aire. Fundamenta­lmente, porque en él lograron consolidar una fina apuesta electropop que su banda había insinuado en Nunca estuve acá (2014). “Por otro lado, el disco nos abrió muchas puertas y nos permitió viajar por todo el interior –señala–. El año pasado fuimos entre cinco o seis veces a tocar a Córdoba. Gracias a En el aire, también actuamos en Cosquín Rock, en el Lolla, en el Personal Fest. Nos hizo ganar un lugarcito y fidelizar a la gente que nos sigue desde siempre. A su vez, el disco representa un límite. De alguna manera extraña, te obliga a ir por algo distinto”.

Y ese perfil “distinto” al que se refiere Goyo es lo que sumió a Bandalos Chinos en un estado de ansiedad y expectativ­a. Ahora bien, ¿de qué va lo nuevo? “Surgió en un estudio, un detalle nada menor –contesta–. Entramos al estudio habiendo compuesto las canciones en guitarra y voz, sin prueba previa de sala de ensayo ni de fecha en vivo. Las canciones floreciero­n directamen­te donde se cuece todo el asunto”.

Para sumar a la sensación de fractura, ese estudio convertido en teatro de operacione­s queda en el extranjero, lo que habla a las claras de inyección presupuest­aria y ganas de trascender un estándar de audio. “Nos genera adrenalina la duda de cómo afectará eso a la gente que nos escucha o nos puede escuchar, a las orejas nuevas y viejas”, concluye.

Aquietarse, jamás

“Entramos en la etapa de despedir un disco que fue muy loco. Porque lo hicimos rápido y, aun así, pudimos lograr que lo mezclara Héctor Castillo, un ingeniero que nos parece de los mejores del mundo”, rearma Ale Álvarez, cantante de Barco, una banda de pop orgánico y preciosist­a, que busca recu-

perar el fulgor que sólo genera el elemental hecho de cantar bien e intentar cierta grandilocu­encia sin culpa. De eso da cuenta, precisamen­te,

Era es será. “El disco es un recuerdo hermoso y marcó un quiebre para que tengamos a la evolución como único norte. Nunca fuimos un proyecto formado por tipos que se hayan creído los mejores y que pudieran mantener la mirada por encima de alguien. Más bien queríamos mejorar para ocupar un lugar y, desde ahí, aprender, crecer y conectarno­s con artistas afines”, dice.

Para Ale, el futuro inmediato sólo genera incertidum­bre en el seno de Barco. Incertidum­bre, no desconcier­to: “No sabemos muy bien si vamos a sacar un EP, un disco o un single. Tenemos nuevo material, pero no quiero adelantar nada porque, insisto, no sabemos en qué formato y cómo lo haremos. Estamos abiertos a la posibilida­d de trabajar con un productor. Esperamos que las canciones por venir sean más hermosas que las que ya tenemos, ese es el anhelo”.

En las profundida­des

De los cuatro participan­tes de esta noche de despedidas, el dúo cordobés Valdes es quizás al que más se le confundió pasado con futuro. Es que su disco epónimo aún genera oportunida­des, por más que ya lleva dos años de editado. “Lo que vivimos con el primer disco superó largamente nuestras expectativ­as”, confirma Edu Valdés, guitarrist­a y programado­r.

“En 2016 fuimos a Buenos Aires y recibimos propuestas de todo tipo. Y lo que demuestra que el primer disco está latente es que posLollapa­looza (Valdes actuó en la apertura de la edición reciente) se generaron oportunida­des en provincias que pensábamos imposibles como Santiago del Estero y Tucumán”, suma el músico que tiene como aliado a su hermano Pancho, un cantante extroverti­do y extravagan­te.

Pero mientras cosechan lo que sembraron allá lejos y hace tiempo, los Valdes ya cranean un reseteo importante. Edu: “El segundo disco nos encuentra en otro lugar, porque es la primera vez que haremos algo independie­nte pero con participac­ión de un sello (se refiere a Geiser), lo que implica otros tiempos de trabajo”.

“Por otro lado, estéticame­nte hay otras condicione­s: trabajamos con un productor que se llama Hernán Segret y el material es, en términos de BPM, más bajo, más nostálgico. El primero era más naif y housero, el nuevo será más ‘profundo’”, cierra

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(PRENSA CLUB PARAGUAY) Discretos. El disco que despide Barco le permitió tener la evolución como norte.
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(GENTILEZA ISI VIOLETA) Todo bien. Hipnótica, después de algunas tormentas.
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(RAMIRO PEREYRA) Se hizo la luz. Pancho y Edu Valdés son las mitades de Valdes. Entre el apellido y el nombre del grupo pierden una tilde y ganan un espacio de experiment­ación artística.
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 ?? (PRENSA CLUB PARAGUAY) ?? Días distintos. Bandalos Chinos planea un quiebre.
(PRENSA CLUB PARAGUAY) Días distintos. Bandalos Chinos planea un quiebre.
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(GENTILEZA SANTIAGO CHICHONI) Menos naif. Los Valdes, sobre su próximo disco.

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