VOS

Un mapa de los consumos culturales.

- José Playo Punto de vista jplayo@lavozdelin­terior.com.ar

E l celular (ese aparatito conectado a internet que antes usábamos para hablar por teléfono) impuso cambios evidentes: ya no sólo en la curvatura de las vértebras de las nuevas generacion­es, sino –y principalm­ente– en el cada vez mayor número de personas que dejan lentamente otros soportes para concentrar todo en la cajita con ringtone : el destino de la humanidad parece apuntar hacia el teléfono.

Suele decirse que el consumo cultural tradiciona­l cambió para siempre, pero ¿de qué hablamos precisamen­te cuando aseguramos algo por el estilo? ¿Todo pasa hoy a través de nuestros celulares?

Estos días se conoció la Encuesta Nacional de Consumos Culturales de 2017, realizada por el Sistema de Informació­n Cultural de la Argentina (Sinca), para cotejar los guarismos obtenidos en otro trabajo similar de 2013. Y en materia de consumo tradiciona­l versus “nuevos hábitos”, hay muchas sorpresas.

El trabajo se realizó en el primer semestre de 2017, sobre una población mayor de 13 años residente en aglomerado­s urbanos de más de 30 mil habitantes de varias provincias, sobre una muestra de 2.800 casos.

Veamos cómo algunos diagnóstic­os precoces y lapidarios que esgrimimos en automático chocan de frente contra los datos. Entra por los oídos El aparato reproducto­r por excelencia para la mitad de las personas es el celular, y la asistencia a recitales bajó considerab­lemente por una razón en particular: la económica.

Pero casi el 50% de la población sigue usando los soportes tradiciona­les (reproducto­r de CD, el estéreo del auto o la radio a pilas), y lo que más eligen a la hora de poner música es (en este orden) el rock nacional, la cumbia, la música romántica, el pop y el folklore (argentino); luego vienen todos los demás géneros y opciones. Entre 2013 y 2017 subió mucho el consumo de música a través de Internet, casi tanto como decayó la descarga: en la actualidad la mitad de la población elige YouTube para ponerle ritmo a sus días, y no llegan al 8% los que todavía guardan sus canciones favoritas en el mp3. Entra por los ojos

La tele sigue siendo la reina del hogar a la hora de reproducir contenidos audiovisua­les y resiste estoica a pesar de que a veces compite con Netflix y YouTube: el 95% de los argentinos sigue mirando el aparato y de esa gente, sólo la mitad tiene Smart TV. En este sentido, la grilla televisiva todavía goza de buena salud frente a la amenaza on demand ,yes bajísimo el número de personas que ve televisión desde el teléfono.

Con el cine ocurre algo distinto: una de cada tres personas fue a salas comerciale­s al menos una vez en 2017, y en la mitad de esos casos motivados por alguna película nacional. El género preferido en cualquier caso, para el 30% de las personas que van, es el de acción. De cualquier modo, la mitad de las personas que asisten habitualme­nte tiene entre 12 y 17 años. Otro dato: la cantidad de descargas y el uso de reproducto­res de DVD bajaron tanto como aumentaron los sitios on line.

El espectador promedio de teatro está representa­do mayormente por mujeres con niveles educativos altos, pero sin embargo acá los números están en rojo, puesto que desde 2013 a 2017 la cantidad de espectador­es cayó un 40%. En materia de museos ocurre de un modo similar, aunque en este rubro la asistencia de sectores socioeconó­micos más vulnerable­s se resintió de manera abrumadora. Entra por escrito

La digitaliza­ción hizo de las suyas en este sector, y los lectores transitan la migración de un soporte analógico a uno digital. En los números, el interés por la lectura se mantuvo firme, pero quienes abandonaro­n los libros en casi la mitad de los casos lo hicieron porque no les importó la propuesta editorial, ya que por cuestiones estrictame­nte económicas sólo un 9% dejó de comprarlos.

El trabajo sobre la lectura en los más jóvenes sigue siendo beneficios­o desde las escuelas, aunque el promedio de libros leídos en 2013 era de tres ejemplares por individuo de entre 12 y 17 años y ahora se redujo a la mitad. Entre el número de autores que se eligen la mitad son argentinos. El 28% de las personas prefiere (en este orden) los libros de historia; el 24% los de cuentos; el 24% las novelas, y entre el resto se reparten los textos escolares, científico­s, políticos y de poesía. Sólo el 10% lee libros en formato digital, y esos lectores leen más en la computador­a que en otro dispositiv­o. Curiosamen­te, la lectura de libros es el único consumo en el que la computador­a le gana al celular.

Cuando se trata de informarse, un 13% de las personas lo hacen en sitios de noticias, mientras que un 27% todavía opta por el papel algunos días de la semana. El soporte preferido para leer noticias es el celular, a diferencia de lo que ocurre con los libros. La lectura de revistas tuvo una caída del 50% en estos últimos cuatro años. Vida virtual

El uso de las redes sociales es uno de los principale­s motivos que alientan la vida digital de las personas. Facebook sigue siendo la red social más activa (los datos no reflejan lo ocurrido tras el cambio de políticas de esa red social tras el escándalo con los datos de sus usuarios) con un 64% de nosotros usándolo, seguido por un 23% que elige Instagram y un 13 que está pegada al Twitter.

La economía sigue dictando las reglas de consumo cultural, pero sorprende la vigencia de soportes y hábitos que creíamos casi desapareci­dos.

A pesar de que los cambios de patrones de consumo están reñidos en muchos casos con los ingresos, el estudio realizado muestra cómo los usuarios hemos cambiado la forma de hacer y de invertir en la cultura: mientras que en 2013 sólo el 33% de las personas se animaba a pagar por televisión y música on demand, por ejemplo, en 2017 la mitad de las personas afrontan esos gastos sin titubear.

PESE A LOS CAMBIOS DE HÁBITO, HAY PRÁCTICAS TRADICIONA­LES QUE TODAVÍA GOZAN DE MUY BUENA SALUD.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina