20 años no es nada
Como celebración de sus 20 años de trayectoria, el cantautor español actúa en el Orfeo. En la previa, reflexiona sobre su carrera y su obra, y describe los recuerdos que tiene de Córdoba.
Antes de traer su show por las dos décadas de carrera, Ismael Serrano dice que el público premia con su fidelidad cuando el artista es fiel a sí mismo.
E l cantautor español Ismael Serrano está celebrando sus 20 años de trayectoria con un disco y una gira llamados Hoy es siempre, un concepto que envuelve una toma de postura ante la vida y la música.
“Hace referencia a un verso de Antonio Machado, que dice completo: ‘Hoy es siempre todavía’. Y la verdad que cuando tenía que poner el título dudaba entre ese y
Todo cambia, que hace referencia a la canción incluida en el disco. Son dos ideas un poco contrarias, pero que están presentes en el disco. Hoy es siempre remite a que hoy, como hace 20 años, me siguen moviendo las mismas ilusiones y sigo entendiendo a la música como esa terapia que me salva, como un espacio de encuentro. Y Todo
cambia es como que hemos aprendido unas cuantas cosas en este tiempo”, explica el español en la previa de su presentación en el Orfeo cordobés.
Más allá de la gira, la celebración ganó la grabación de un disco en vivo, algo que no fue casualidad ni estrategia de marketing ,sinoel cierre de un concepto.
“Grabar un disco en vivo me parece la forma más honesta de plasmar ese aprendizaje. Es la forma de sentirse abandonado en la búsqueda de un mundo mejor, a la hora de cuestionarte la realidad o sobrellevar la adversidad”, dice.
–En 20 años son muchas tus canciones, ¿con cuál conectás especialmente hoy? –Destacaría dos. La primera es
Papá, cuéntame otra vez, porque tristemente es como si se actualizase año a año. Es la primera canción por la que alguna gente me conoció, y es una canción que no puedo cantar desde el mismo lugar, porque antes lo hacía desde el hijo que era y ahora soy un padre que revisa su conciencia, porque alguna vez tendré que enfrentar la situación de tener que contarle algo a mi hija. Vivimos un proceso de retroceso en cuanto a derechos y libertades y es un ejercicio para recordar que no debemos resignar los sueños. La otra es
Ahora que te encuentro, esa la escribí cuando nació mi hija y describe eso de hacerle paso a esos miedos recurrentes que me llevan a escribir canciones. Es una declaración de amor.
–A lo largo de tu carrera has trabajado junto con tu padre Rodolfo y con tu hermano Daniel, ¿cómo está hoy esa relación artística?
–Con mi padre es una tradición de cada disco. Él sigue escribiendo versos, se jubiló como periodista, si eso es posible, y ahora se dedica escribir poemas. Edita un libro por año, por lo que hay siempre mucho material para ponerle música. Con mi hermano nos conectamos desde otro lado, no tanto con canciones. Yo lo animo a que haga lo suyo y ahora trabaja en una novela.
Rock nacional
Para celebrar su obra, Ismael Serrano incorporó distintas versiones de artistas como Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa y la banda de rock Divididos. Con tanta canción propia surge la pregunta de por qué meter mano a la creación de otros.
“Me parecía que si era un repaso de toda mi carrera, había que hacer un repaso de las deudas que uno tiene con artistas que me han influido y admiro. Deuda con la música que he sumado a mi bagaje en los viajes. Como Divididos, banda que he conocido por mis amigos, al igual que Charly García, Luis Alberto Spinetta y tantos otros. Además, el reto de traer esas canciones es muy divertido, interiorizarlas y cantarlas a mi manera”, cuenta.
Como casualidad, o como guiño, el título de álbum celebratorio
Hoy es siempre es el reverso de
“HABRÉ TENIDO MIS DÍAS Y MIS CONTRADICCIONES, PERO CREO QUE LA GENTE TE PREMIA CON SU FIDELIDAD CUANDO TÚ ERES FIEL A TI MISMO”.
“¿ACASO EL ARTISTA TIENE QUE GUSTARLE A TODO EL MUNDO? ESA PRETENSIÓN ES ALGO ESTÉRIL”.
Siempre es hoy, disco de Gustavo Cerati y pieza fundamental de la historia del rock nacional.
“Sabía de la existencia, pero es algo casual. Igual no deja de ser algo bonito que se conecte de alguna forma con la música de Cerati”.
El paso de la vida, el contexto o la madurez pueden ser algunos de los factores que determinan a un compositor. En este sentido, ¿será que puede identificarse un Ismael Serrano compositor de los 20, 30 y 40 años?
“Con 20 años eres excesivamente solemne y estás lleno de arrogancia donde uno cree saberlo todo. Circunspecto y tremendo. Con 30 años hay un cuestionamiento y una búsqueda permanentes, te sientes en la necesidad de mostrar que sigues aprendiendo, que eres permeable. Y a los 40 inicias un camino de regreso que lleva a desprenderte de los prejuicios y entender que no sabes nada de la vida. Esto no es renunciar a los principios, es buscar la sencillez. Creo que cuando tienes 20 años no te amigas con la idea que cada elección conlleva una renuncia, con el paso el tiempo te amigas con esa idea. Porque te sientes más cómodo, y te tomas menos en serio”.
–¿Expresarse políticamente puede poner en jaque la carrera de un artista?
–Es posible que tenga su precio. Sobre todo cuando el debate se polariza en extremo. Que se discrepe es saludable, el problema es cuando el canal de comunicación se corta. Pero uno no puede renunciar a expresarse políticamente como cualquier ciudadano. ¿Acaso el artista tiene que gustarle a todo el mundo? Esa pretensión es algo estéril. A mí me gusta llegar a cuanto más público, pero no ser condescendiente con todos. Yo no sé hacerlo, no puedo ponerme de perfil.
–Y en estos 20 años, ¿pudiste ser libre en tus elecciones?
–Tanto como cualquier otra persona. Habré tenido mis días y contradicciones, pero creo la gente te premia con su fidelidad cuando tú eres fiel a ti mismo. No recuerdo la autocensura, pero soy cuidadoso a la hora de descalificar, entendiendo a eso como poner en cuestionamiento ciertas posiciones políticas que a uno le pueden parecer hirientes.
–Años atrás, hiciste un protagónico en cine, ¿qué te quedó de esa experiencia?
–El cine me encanta y me apasiona, fue una de las experiencias más bonitas de mi vida. Un regreso a la infancia eso de interpretar un personaje. Participar de la manera que sea me divierte y lo volvería a hacer, pero no sé si conseguiré convencer a otro director (ríe).
–La serie española “La casa de papel” es un éxito global. ¿La viste?
–Me encanta, me parece cojonuda, sobre todo en la producción y la interpretación. Entiendo que sea un boom porque está muy bien hecha y sobre todo con grandes actores.
–¿Cómo te imaginás dentro de 20 años en la música?
–A alguien le escuché decir que le gustaría envejecer como lo hacen los músicos de jazz, con una sabiduría y un saber estar que parece que levitan. Como que están en otro estado de conciencia. Me gustaría seguir como hasta ahora, con la guitarra al hombro y sin perder la inquietud. A ese peligro se enfrentan los artistas, encerrase en una burbuja lejos de la humanidad. Me preocupa mirar demasiado mi ombligo y ser un ser hermético. Ser capaz de trascender y compartir esos anhelos colectivos, ese es mi reto.
–Ya has venido varias veces, ¿tenés alguna imagen en particular de Córdoba?
–Hay varios momentos que recuerdo. Por supuesto, los conciertos. Recuerdo en particular los conciertos después de la debacle de 2001, tan traído ahora a la memoria con el fantasma del FMI. Fueron dos conciertos gratis, uno en Buenos Aires y otro en Córdoba. Recuerdo lo emotivo que fue estar ahí y la lección que daban los argentinos que un poco conviven con ese fatalismo permanente que les hace esperar la siguiente crisis a la vuelta de la esquina, pero que también los hace maestros a la hora de levantar la cabeza y no rendirse.
–¿Qué podés decir del show que se verá en el Orfeo?
–Se trata de celebrar los años compartidos, queremos imprimirle ese carácter festivo por más que la realidad tenga sus aristas y sus tragedias, y que también deben ser cantadas. Pero se trata de celebrar y agradecer. Es una suerte de guitarreada con amigos en la que se hace un repaso de una vida.