Los cuerpos que quedan al margen
Los bailarines del grupo Mil Leguas hicieron un trabajo etnográfico en las villas y sectores vulnerables de Córdoba para crear la obra “Villerxs”. Mañana, en sala Quinto Deva.
Para crear esta obra de danza teatro, su directora, Magdalena Arnao, pidió a los bailarines una tarea singular dentro de la disciplina: que hicieran un trabajo etnográfico, que salieran a la calle, al barrio a mirar: cuántos son, quiénes, qué pasa con los jóvenes que nacieron en las márgenes de todo, en los bordes, en las villas de la ciudad de Córdoba.
Así, Villerxs se asoma a un día (una vida) de estas jóvenes vidas atravesadas por las lógicas de exclusión, estigmatización y criminalización.
La obra pone en escena a cuatro bailarines, quienes nos transportan a este mundo ignorado, un mundo que erigen sobre cúmulos de basura que se vuelven instrumento, escenario y símbolo de su representación. “Sus cuerpos se vuelven los cuerpos de pibxs en una villa. Oscilan entre el trabajo y la fiesta, la libertad y la represión, el amor y la violencia”, aclara la coreógrafa.
La basura
“En el espectáculo hay un uso performático del material, que es la basura. Objeto y metáfora. Aparecen las expresiones ‘ser tratado como basura’, ‘ser basura’, al mismo tiempo que ellos trabajan con la basura y viven de eso. También aparecen los perros, la animalidad, que nos permitió construir la subjetividad. Fuimos abordando ese eterno devenir”, agrega Magdalena.
La obra, seleccionada en la convocatoria “Cepia Abierto 2017”, llega ahora a la sala de Quinto Deva.
El trabajo coreográfico nació de una investigación teórica, metodológica, corporal y escénica en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. La directora y coreógrafa presentó el proyecto de producción e investigación.
“Quería trabajar situaciones de los jóvenes en contexto de vulnerabilidad en Córdoba. Desde un lenguaje no representacional, la obra nos interpela y señala las diferentes situaciones del sur global”, dice Magdalena. La artista reúne varios roles. Licenciada en Filosofía, docente en la Facultad de Psicología, investiga desde esa formación académica la Teoría social del cuerpo y el género.
“Partimos de la lectura de las teorías sociales del cuerpo y de la epistemología del sur que manifiesta realidades de África, Palestina y América que permanecen invisibles. Yo trabajo en barrios vulnerables de Córdoba con mujeres y observo la configuración de sus vidas, el ensañamiento con los jóvenes que son blanco de la estigmatización. Esta situación no escapa a la lógica mundial. Córdoba, además, tiene una relación desproporcionada entre cantidad de población y número de efectivos policiales”, comenta.
A partir de estas consideraciones, el motor de Villerxs fue la urgencia por poner el arte “al servicio de”. “No es más que adherir al rol que tuvo el arte a lo largo de la historia. Esta es una necesidad personal en este momento que nos demanda una posición. Villerxs no tiene respuestas”, comenta la coreógrafa.
“También vimos que entre los jóvenes hay alegría, encuentro, juego, en medio de ese tiempo perdido. Quisimos que estas ideas sean claras en el trabajo coreográfico, que Villerxs no quede en el mundo cerrado de la danza y el teatro independiente. Estamos muy contentos con la respuesta del público durante las presentaciones en la sala de Cepia (en Ciudad universitaria)”.