Otra vuelta de Canticuénticos.
Canticuénticos, uno de los fenómenos de la música infantil de los últimos años, presenta su nuevo disco “¿Por qué, por qué?” en el que plantean temáticas actuales como la diversidad y el lenguaje de género.
Hay algo que se mueve adentro al escuchar Canticuénticos. Y no sólo es cosa de chicos. Dan ganas de bailar, pero también de sentarse y escuchar, dejándose interpelar por las letras que disparan todo tipo de conversaciones con los niños. Si hay un gran mérito en esta banda santafesina que revolucionó la música infantil de estos tiempos, es justamente ese: unió a padres y chicos para hacerlos pensar, mover el cuerpo y descubrir el folklore desde otro lugar.
“¿Por qué, por qué cada persona es diferente? ¿Por qué, por qué te vas temprano y tarde volvés? ¿Por qué algunos chicos trabajan? ¿Por qué si el trabajo es cosa de grandes?”, son algunas de las preguntas que se disparan en el tema que abre su disco más reciente, titulado precisamente ¿Por qué, por
qué? y que presentarán de manera oficial este jueves en Córdoba, dentro de las innumerables propuestas de las vacaciones de invierno.
En este nuevo disco, Canticuénticos va todavía más allá y con esa frescura y ocurrencia que es su sello característico, decide también ahondar un poco más en temáticas como la diversidad y los derechos de la niñez (por nombrar sólo algunas). Nada mejor para entender los cambios en la sociedad que aprender jugando.
“Creo que la idea de que existen temáticas ‘infantiles’ a las que habría que ajustarse no contempla que los chicos viven en el mismo mundo complejo que nosotros y que nuestras problemáticas también los afectan a ellos. Si desde el arte podemos acompañarlos, abordando temas o situaciones conflictivas, tal vez los podamos ayudar a transitar momentos difíciles”, explica al respecto Ruth Hillar, principal compositora del sexteto. –¿Son conscientes de que desde la música infantil están haciendo un aporte a fortalecer la comunicación entre niños y adultos en estos tiempos de tantos cambios? –Estamos viviendo un cambio de época, en el que los chicos dejan de estar en el “corral de la infancia” al que hace referencia Graciela Montes. Un corral que quería ser de protección pero terminaba achicando el mundo infantil. Ahora, muchos padres y madres hablan con sus hijas e hijos sobre derechos humanos, respeto por la diversidad, inclusión y exclusión social, entre muchos otros. Desde la escuela, también se abordan temas que eran impensados en el pasado. Y por supuesto, desde el ámbito artístico nos hacemos eco de este momento, tratando de hacer nuestro aporte. Creo que la clave está en no perder de vista que estamos haciendo arte. Y arte para la infancia. Que siempre sea la poesía la que sobrevuele cualquier temática y que pongamos el máximo cuidado y respeto por ese público que está aprendiendo a escuchar pero también a vivir.
Una de las canciones que más llama la atención ya desde su títuloes Juntes hay que jugar ,con un diálogo inicial entre los integrantes del grupo en el que se plantean la posibilidad de usar el lenguaje inclusivo. Por supuesto que esta decisión generó mucha adhesión aunque también cierto rechazo que queda de manifiesto si uno lee los comentarios en YouTube. “En realidad, cuando compuse la canción no la pensé con la ‘e’. Primero fue ‘Juntos’ y los objetivos que me propuse fueron ayudar a deconstruir los estereotipos que los adultos, muchas veces sin querer, transmitimos a nuestras hijas e hijos y a aceptar la diversidad sexual, que es otra forma de promover la inclusión. Cuando escuché que mis hijas hablaban de sus ‘amigues’, me pareció pertinente visibilizar esto en una canción”, explica Hillar.
Luego, la cantante habla de las diferencias entre sus seguidores. “Siento que se produjo una brecha entre quienes se horrorizan creyendo que se quiere destruir el castellano y quienes lo proponen como una alternativa posible, incorporándolo cotidianamente. Particularmente no lo uso para hablar, aunque de vez en cuando se me cuela alguna palabra. El tiempo dirá cómo sigue esta historia”. –Otra perlita es “La murga del monstruo”, en la que lograron darle una nueva vuelta de rosca al gran hit de la banda. ¿Cómo nació la idea en este caso? ¿Puede haber otra vuelta más todavía? –La idea de llevar al monstruo al carnaval se le ocurrió a Sebastián, el séptimo Canticuéntico que no está en el escenario pero que es uno de los motores fundamentales del proyecto. En realidad, yo creía que con Viene para acá (la segunda parte) ya podíamos despedirnos del monstruo, pero tantos chicos y chicas nos reclamaban otra canción sobre ese personaje tan querido que consideramos la idea. La condición para un tercer capítulo era que nos convenciera mucho el resultado. Al final, así como el monstruo se hace cargo de su popularidad y el cariño que despierta, nos hacemos cargo de lo que generamos con él y lo mantenemos vivo para los que lo aprecian. Sería difícil una cuarta parte, pero también hay otro dicho que dice “nunca digas nunca” (risas). –Más allá del gran momento artístico y de convocatoria. ¿Con qué sueñan los Canticuénticos? –Como grupo soñamos con seguir enriqueciendo y acompañando las infancias de nuestras nenas y nenes desde la música y la poesía, soñamos con que haya más tiempo para jugar e imaginar y que esta posibilidad sea para todos.