VOS

Un engranaje clave en la aplanadora

Divididos celebra 30 años con un show en La Falda, y para engalanar la efeméride publicó una regrabació­n del primer disco, “40 dibujos ahí en el piso”. En la previa, habla Gustavo Collado, baterista fundador y partícipe de esa obra.

- Andrés Fundunklia­n afundunkli­an@lavozdelin­terior.com.ar

Cumple tres décadas, sigue sonando muy potente, tiene su propio estudio y sello, el público acompaña. Divididos goza de una gran vitalidad y así buscará demostrarl­o esta noche en una de las paradas cordobesas de su gira celebrator­ia. No será un show más, ya que el anfiteatro Carlos Gardel todavía tiene vivo el recuerdo de aquella memorable participac­ión en la jornada apertura de La Falda Rock, que volvía tras un parate de cinco años.

Además de la efeméride, el trío de Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella aprovechar­á la ocasión para presentar oficialmen­te su nuevo disco viejo. ¿Cómo es eso? Es que la banda decidió regrabar su primer disco, 40 dibujos ahí en el piso, como un gran rescate emotivo y, además, para recuperar los derechos de su obra, que hoy pertenecen a diferentes compañías discográfi­cas.

A pesar de este presente inmejorabl­e, los que lo siguen desde la primera hora saben que los comienzos de la banda, allá por mediados de 1988, no fueron nada fáciles. Un personaje clave para recordar esos años es Gustavo Collado, quien fuera el primer baterista y que justamente grabara en ese debut discográfi­co meses después.

En aquel momento, Collado venía de tocar en La Sobrecarga, una agrupación clave en la escena de los ’80 y que compartió varias fechas con Sumo. “Cuando nos conocimos, venían de morirse Miguel Abuelo, Federico Moura, Luca (Prodan). La Sobrecarga se había separado. Todo era un gran bajón”, recuerda el baterista. “Igualmente la experienci­a fue muy positiva, Hicimos algo muy bueno de todo ese dolor”, agrega enseguida.

La anécdota del primer contacto de Collado con Arnedo puede ser un poco el resumen del frenesí de la época y el espíritu que venía desde Sumo. “Una noche nos encontramo­s en un bar en Belgrano con Diego. Me acuerdo porque era mi cumpleaños, 8 de mayo. Hablamos un rato, me contó que estaban armando algo con Ricardo y me ofreció empezar a tocar con ellos. Al otro día cargué la batería en un taxi y me fui a la sala de El Palomar, el mismo sótano donde ensayaba Sumo”, cuenta.

Un gran recuerdo

Allí comenzó la aventura, que duró poco más de dos años. “Ellos ya tenían los temas hechos y los hacían con una maquinita. Al mes ya estábamos haciendo nuestro primer show, después empezamos a tocar en cualquier lado, pero cualquier lado, eh: hicimos 185 en un año medio. Una locura”.

“La gente iba a ver a Sumo. No fue fácil con el público”, advierte Collado para reafirmar las dificultad­es que se mencionan más arriba. “Eso estaba hasta en nosotros. Ricardo cantaba como Luca, era casi como una imitación. Después fue encontrand­o su estilo. Era un paso obligado, como una maduración”, completa.

Sobre la grabación de 40 dibujos... propiament­e dicha, detalla: “Fue en unos súper estudios como Panda y tuvimos de técnico a Amílcar Gilabert, un zorro experiment­ado que logró que la batería suene impresiona­nte. El recuerdo en general es muy bueno. Nos cagábamos de risa, fue sanador. De las canciones me acuerdo mucho de Los hombres huecos, que nació con una zapada tremenda que armamos con Diego”.

Lo que muchos no saben es que Collado fue clave en el proceso de composició­n de Acariciand­o lo áspero, el disco que comenzó con el giro de Divididos. “Yo grabé el que no compuse y no grabé el que compuse. Me encanta ese disco, suena más funky, era más mi estilo. Ahí siento que estoy más yo. Esa es la única cosa que no me cierra. Me hubiera gustado grabar ese”, remarca.

Hace un par de años, sorprendió en Facebook un posteo de Collado en el que reclamaba por la autoría de un clásico de Divididos, Ala delta. “Siempre tuve una buena relación con mis compañeros, Diego y Ricardo (...), después de casi 30 años me he visto en la obligación, por verdad y dignidad, de reclamarle­s algo: mi parte de la autoría de la canción Ala delta. Mi reclamo es sólo por esa canción y con esta dilación, porque no hace mucho tiempo, tomé conocimien­to de los créditos del disco. Hay un tercer autor y no soy yo”, decía en alusión a Federico Gil Solá, el baterista que lo reemplazó.

¿Qué tiene para decir al respecto? “Se armó cierto revuelo, sí. Nunca les pedí nada hasta que me enteré un montón de años después de cómo figuraban los créditos y ese descargo lo hice simplement­e para que se sepa la verdad. Lo que me calentó fue lo que me dijeron, no fue muy inteligent­e. Me hablaban de la línea melódica, imaginate. Si hay un tercer tipo, tengo que ser yo. Después me llamó Killing (el manager) porque ellos se quedaron medio mal, y lo resolvimos”, explica.

En el cierre, la pregunta obligada: ¿escuchó Collado como suenan ahora esos temas que grabó hace 30 años? “La verdad que no. Me gustaría escuchar la regrabació­n. Debe estar buenísimo porque ya son un grupo afianzadís­imo, aunque es arriesgado. Seguro que va estar mejor, pero que no va a ser lo mismo. Me acuerdo cuando Sumo cambió de la formación, cuando entraron Mollo y Superman Troglio, no me gustaban. Después me acostumbré”.

 ?? (BRANDO COLLADO) ?? Collado, hoy. El baterista recuerda su paso por la banda.
(BRANDO COLLADO) Collado, hoy. El baterista recuerda su paso por la banda.
 ??  ?? Ochentosos. Divididos en 1989, cuando editó “40 dibujos ahí en el piso”.
Ochentosos. Divididos en 1989, cuando editó “40 dibujos ahí en el piso”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina