Un poco de terror inglés
“Historias de ultratumba” construye un mundo distorsionado que dialoga con toda una tradición.
Por prepotencia de mercado, el cine de terror norteamericano ha copado todas las pantallas posibles. Pero la avidez del público por este tipo de productos hace que de vez en cuando se filtren películas de otras latitudes: españolas, francesas, rusas, orientales. No son abundantes, ni garantizan el principio de variedad (ya que muchas calcan fórmulas comerciales archiprobadas), aunque de vez en cuando deparan alguna agradable sorpresa.
Es el caso de Historias de ultratumba, la película dirigida, producida y escrita por Jeremy Dyson y Andy Nyman (quien también actúa). Más que un soplo de aire fresco, trae al género el poderoso viento de una tradición distinta y singular: la británica. En lugar de terror habría que hablar de fantasía, pues se nota que el objetivo nunca es asustar sino construir un mundo distorsionado, que en términos imaginativos tiene puntos de contactos con Alicia en país de las maravillas, Doctor Who o Sueño de una noche de verano.
Ya desde las primeras imágenes, el largometraje de Dyson y Nyman muestra que en su ADN contiene el sentido del humor, la imaginación absurda y la truculencia típicas de la mitología y de las ficciones de las famosas islas.
El profesor Goodman, un investigador que tiene un programa televisivo en el que se dedica a refutar fenómenos paranormales, debe abordar tres casos que desafían cualquier explicación racional.
En el primer caso, se encuentra con un sereno que se ha cruzado con una presencia sobrenatural en el edificio de un antiguo manicomio. En el segundo, con un joven que parece haber atropellado a un demonio con su auto en el medio de un bosque. En el tercero, con un millonario que vio un fantasma en la cuna de su futuro hijo.
Pero ese remanido recurso de la ciencia enfrentada a lo inexplicable es apenas una excusa para introducirse en una serie de aventuras intrincadas, en las que nada es lo que parece.
De forma gradual, la historia va dejando atrás sus componentes específicamente terroríficos y avanza hacia situaciones y escenarios oníricos.
La resolución visual de esos momentos, claramente inspiradas en la iconografía surrealista, eleva el suspenso a la categoría de misterio. Y si bien la mentalidad positivista que late en el fondo del guion atenta contra su supuesta apertura a lo desconocido y fuerza a explicar todo con una vuelta de tuerca final psicologista y poco convincente, Historias de ultratumba merece ser vista por su particular sentido de la fantasía y por sus excelentes intérpretes.