“Fiesta” crea un ritual
Performance, teatro danzado, la Cía Macho indaga en el espacio del placer colectivo en su nueva obra, que se presenta hoy en DocumentA.
“Queremos que el público se enfieste, que en la escena estemos en el mismo plano”, dice Elvira Bo, directora de Fiesta. La obra invita a indagar en las raíces de los rituales ancestrales: un espacio y tiempo acotados donde se producen intercambios con reglas diferentes a las cotidianas, donde se amplían o desdibujan los límites de lo permitido y lo prohibido, y cuya vivencia es transformadora para los cuerpos que experimentan el éxtasis.
“El entrenamiento parte del movimiento y desde ahí se experimentan sensaciones y llega a un lugar sensible. Prefiero hablar de ‘performer’, por la presencia, porque el cuerpo vivo lleva a la acción pura. El trabajo fue primero íntimo y luego lo proyectamos a lo colectivo”, dice la directora.
Fiesta es teatro danzado, teatro físico. El grupo aclara que en las escenas no hay argumento, sólo pequeñas historias, construcciones subjetivas sin desenlace. “Acontecen”, señala Elvira. Los textos de Nadia Ethel Basanta se encontraron con la improvisación de los actores, hasta que los bocetos iniciales tomaron forma.
Comparten escena, con roles bien claros, el músico Agustín Albrieu Llinás, la diseñadora de luces Estefanía De Gennaro, y el performer, bailarín y actor Nicolás Dellarole.
Sin jerarquías
“En Fiesta hay momentos para la luz, para el sonido, para la palabra, sin jerarquías. Con Silvio Lang hicimos un trabajo de campo muy interesante para descubrir qué es la fiesta para nosotros. Pasamos de lo teórico al entrenamiento para llegar a la idea de ‘enfiestarse’”, dice Elvira.
¿Cómo son nuestros rituales contemporáneos para resistir la realidad, y vivenciar por unos instantes el presente de la celebración? ¿Qué imaginario históse rico y social se despliega cuando pensamos en una fiesta hoy? ¿Qué símbolos producimos e intercambiamos en esos espacios, con nuestros cuerpos y voces y sudores? ¿Qué estereotipos nos limitan a actuar de determinadas maneras en esos espacios y de los cuales conseguimos exorcizarnos? Son las preguntas del grupo en torno al trabajo que concibió como un homenaje.
“Es el homenaje a nuestra fiesta personal, lo sagrado que somos en un territorio de placer donde experimentamos el goce. Fiesta es un modo de resistencia al automatismo de los cuerpos. Me gusta decir ‘trans’, porque la palabra implica cruzar fronteras”, comenta Bo y dice que en Fiesta el público va como espectador y se va transformado en otra cosa.
La directora adelanta que en el espectáculo hay textos, melodías y sensaciones humanas reconocibles, que forman parte de nuestro imaginario social, como por ejemplo los personajes y canciones de los años 1990 en Argentina, las distintas formas de la seducción, la expresión del arco de la sexualidad, el DJ como un dios, el coqueteo, la competencia por ser el centro de atención, el ser mirado, la necesidad de control de los impulsos y la explosión del desahogo, el pasaje por el ridículo mediante el quiebre de lo que es considerado adecuado.
“Queremos volver al ritual, estar todos juntos, encontrar el lugar en este momento de crisis, y que Fiesta sea una experiencia que invada la pista”, concluye la directora.