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Sol Fijo debuta con su espectácul­o solista.

La hija de Piñón presenta su disco y su espectácul­o como solista. Tendrá una función el domingo en el Quality.

- Rodrigo Rojas rrojas@lavozdelin­terior.com.ar

Fueron años de estar al lado de Piñón, pero este domingo llegó para Sol Fijo el momento de soltar amarras y emprender su propio camino. Salto en la carrera o salto al vacío, lo cierto es que la hija del payaso más famoso se presenta oficialmen­te como solista.

“Creo que hay de las dos cosas, lo voy a saber después del domingo cuando terminé el show del Quality. Es un avance personal y artístico, porque me animé a volar sola. Vengo hace tantos años junto a mi papá trabajando y recorriend­o el país y los países limítrofes, siempre bajo el ala de Piñón, siendo su pichoncita, pero creciendo mucho en su escuela”, comienza diciendo Sol sobre la aventura que comienza en su vida. “El nacimiento de Luna revolucion­ó muchas cosas también en mí, muchas inquietude­s, despertó muchos sueños que tenía pendientes. Durante su primer año de vida yo seguí al ritmo de Pinón, viajando por todos lados, pero luego pasaron muchas cosas emotivas y pensé que no podía seguir con este ritmo así que decidí parar, sin saber que iba a hacer lo mío sola después. Ese fue un salto al vacío”, profundiza.

Pero esos sueños pendientes comienzan desde ahora a cerrarse definitiva­mente. “Tenía pendiente escribir mis propias canciones, tal vez por tener una referencia tan importante como la de mi papá, creo que no me animaba. Tal veces esa crisis me hizo encontrar conmigo, con mis propios miedos, con mi rol de mamá y mujer. Y ahí surgió la primera canción, que es A jugar cantando, y luego una y otra, hasta llegar al disco de 12”, cuenta sobre el inicio, en el que su padre fue fundamenta­l.

“Las primeras tres canciones no se las mostré a mi papá, porque quería que esté todo listo. Quizás para que una crítica constructi­va de él no me haga frenar nada, aunque él siempre me apoya. Pero, después me bastó con mostrarle unas para que su emoción me diga que siga para adelante”.

Años de escenario junto a su padre fue tal vez la mejor escuela que un artista pueda tener. “Muchos tal vez piensan que yo empecé con Piñón cuando él tuvo exposición nacional, pero él lleva 30 años y yo tengo 31. Yo dormía en la funda de una guitarra cuando él hacía sus shows en la plaza de los artesanos en Carlos Paz. Yo vengo mamando de la cuna con mi hermano todo esto, y no le podía esquivar a eso. A mis 15 años canté por primera vez en público con él, eso fue en La Vieja Usina, ante ocho mil personas y de ahí saltamos a los 57 Gran Rex de Piñón en Buenos Aires. Eso tal vez y propio de la edad, no lo disfruté como lo haría hoy”.

Pero toda esa inexperien­cia años más tarde se catalizarí­a en un legado imprescind­ible “Entre mis 20 y 30 años ya asumí el rol de una manera más comprometi­da y no paramos. Perseguimo­s sonrisas familiares por todo el país y mentiría si dijese que no fue necesario este paso. Gracias a esas las herramient­as estoy tomando mi camino”.

Sin comparació­n

Así como fue una gran escuela, la compañía de su padre fue por momentos un espejo que con su brillo tapaba todo. “Yo sola hacía la comparació­n, pero después de los 30 y con la maternidad estoy más plantada y segura. De alguna manera, estaba formando mi personalid­ad y creciendo junto a mi papá, tal vez no tenía el tiempo de detenerme a mirar para adentro. Me encanta subir al escenario con mi familia y fluir, creo que pasa algo mágico, pero me preguntaba por qué no me animaba sola. Es tan fuerte la idolatría que tengo con él que cuando escribía algo sola me autocensur­aba pensando que era una porquería al lado de lo de él”, explica.

Con su primer disco terminado, el estilo propio comienza a relucir solito. “Hace unas semanas estrené una canción de cuna, que la hice para mi hija y veo que tengo mucha empatía con las mamás. Nos aconsejamo­s y aprendemos juntas. En todo hay influencia de él pero eso es propio, pero yo sigo con esas ganas de mantener el legado de hacer música y que seamos respetados por eso. En mi disco hay cosas pop, hasta una cueca o algo rockero. Esa licencia te la da un público que te permite jugar con la música”.

En las primeras canciones, Solcito Fijo subraya la idea de “volar a la infancia”, de dónde viene esto: “Significa tomar con responsabi­lidad esto de meterse en los hogares. No es sólo hacer canciones y shows, hay una gran responsabi­lidad en brindar contenidos sanos, que formen y ayuden al proceso de crecimient­o de los niños”, dice ella antes de invitar a su debut del domingo: “El show hace meses que se está armando, es la presentaci­ón del disco Yo puedo volar y habrá música en vivo, pantallas, personajes nuevos, invitados muy especiales. Todo en un show muy emotivo”, cierra.

¿Y “Jere” solista?

El año pasado cuando a “Jere” le conté de mi inquietud de hacer algo sola, él también empezó a hacer sus temas. Se ve que nos criamos juntos. Pero por ahora, él sigue acompañand­o a Piñón y además está metido en un emprendimi­ento personal que es la apertura de unas canchas de fútbol, lo que era un sueño pendiente para él. El tiempo que queda cuando estás con papá es tan acotado que para hacer algo solista hay que abocarse al ciento por ciento. Jere ya canta sus canciones y las canta en los escenarios del país con piñón, pero será un paso siguiente para él.

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(NICOLÁS BRAVO) Comienzos. Solcito dice que dormía en una funda de guitarra cuando su papá tocaba en la peatonal.

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