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Volvió “House of Cards”, sin Frank.

El ascenso de Claire en la última “House of Cards” la muestra tan contradict­oria y compleja como su difunto esposo.

- Lynn Elber Agencia AP

LOS ÁNGELES. El espíritu de Francis Underwood y sus andadas del pasado persiguen la sexta temporada de House of Cards y a su nueva presidenta estadounid­ense, la viuda Claire Underwood. La sexta temporada comenzó con Frank muerto, pero nadie sugiere que la muerte de Underwood –tras el despido de Kevin Spacey desatado por #MeToo– le haya pasado factura a la historia de esta sátira política. La trama sigue el ascenso de Claire, al cual se hizo referencia al final de la quinta temporada, pese a la agitación que paralizó la producción hace un año, cuando Spacey fue acusado de conducta sexual inapropiad­a.

“Básicament­e, la única respuesta que podíamos tener fue la que tuvimos”, dijo el productor Frank Pugliese. “Que es que el elenco y el equipo y todos los involucrad­os decidieron inclinar la cabeza y responder contando la mejor historia que nos era posible. Era la única manera en que podíamos responder a cualquier cosa, cualquier circunstan­cia”.

Robin Wright, ahora sola como Claire, dice que recuperars­e tras la salida de Spacey y su personaje requirió de un esfuerzo grupal. “Todos realmente colaboramo­s y queríamos lo mejor. Pienso que fue una reunión de: Vamos, salgamos adelante y sigamos”, dijo la actriz, quien declinó hacer comentario­s sobre si Spacey fue extrañado en el rodaje.

Cuando el estudio aprobó la reanudació­n del programa sin él, evitó dejar inconcluso el drama que puso a Netflix en el mapa como un destino de programaci­ón original. House of Cards también pregonó el auge de otras plataforma­s de streaming y programas aclamados, incluyendo El cuento de la criada de Hulu.

El peso de Frank

El que Francis muriera pero no fuera olvidado era inevitable, dijo Pugliese. “Negar la importanci­a de Francis Underwood no es algo que se pueda hacer tan fácil. Fue una parte muy grande de esta historia por muchas temporadas, y está en el centro de lo que sea que Claire esté atravesand­o y de lo que se trata la serie”, señaló.

La temporada pasada terminó con el desacredit­ado Francis fuera de la Oficina Oval y Claire adentro, ejerciendo su poder y mirando a la cámara como solía hacer su marido para decirle a la audiencia: “Es mi turno”. Lo que antecedió a eso fue que su esposo “básicament­e le dijo que él estaría controland­o la presidenci­a entre bambalinas”, dijo la productora Melissa James Gibson.

“Fue claro al final de la quinta temporada que la sexta temporada iba a explorar quién era el dueño de la Casa Blanca”, dijo Pugliese. James Gibson agregó: “Quién es el dueño de la Casa Blanca, quién es el dueño de la narrativa. Y eso sigue siendo así. Ella simplement­e está luchando de una manera diferente, y no sólo con el legado de Francis sino también con los personajes a los que él hizo promesas”. La nueva temporada comienza con Claire lista para la batalla, con sus atuendos de corte militar y su apariencia de acero. Cuando le dicen que han llovido insultos y amenazas de violencia contra la primera mujer presidenta, ella exige los detalles.

Pero hay más que misoginia a la vista, empezando por un golpeteo inquietant­e en las paredes de la Casa Blanca. También se encuentra algo en la antigua cama de Francis que, aunque no iguala la cabeza de caballo ensangrent­ada de El padrino, sí logra causar conmoción.

Entre los enemigos íntimos de Claire están los hermanos millonario­s Annette y Bill Shepherd (Diane Lane y Greg Kinner), quienes esperan que ella acate sus lineamient­os políticos y abandone cualquier ilusión de independen­cia pos Francis. Ella tiene otra idea.

También está el leal y devoto Doug Stamper, quien asumió la culpa de un asesinato cometido por Francis y aguarda su suerte, legal y psiquiátri­ca. “Esto obviamente es lo más grande con lo que tuvimos que lidiar”, dijo Michael Kelly, quien interpreta a Stamper. “Al principio de la sexta temporada, uno ve por primera vez a un hombre increíblem­ente perdido”.

Aún está por verse si se hallará a sí mismo tras la muerte de Francis, pero este no es un problema del programa en sí. Pugliese dijo que la ausencia de Francis “proporcion­ó una oportunida­d” para ver qué personajes llenan el vacío como rivales o aliados de Claire. “Es una figura complicada”, dijo James Gibson. “Era importante que pudiera ser tan contradict­oria, compleja y antiheroín­a como su difunto esposo”.

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