La fiesta se vive otra vez en La Falda.
Los protagonistas de la nueva edición del clásico festival cuentan por qué es tan importante La Falda para la historia del rock nacional.
Además de ser fundacional para el interior del país, La Falda Rock fue disruptivo en la escena del rock nacional de la década de 1980. Provocó un auténtico polvorín sobre las tablas y las cabezas de una generación que veía transformar el viejo folk en el vigoroso pop. El precio no fue poco, pero con la historia vivida, hoy es fácil visualizar los grandes hitos que se forjaron.
“Sin dudas, bandas como Manal, Seru Giran, Almendra, Vox Dei, Soda Stereo, Virus, Los Abuelos entre muchas otras, y solistas como Spinetta, García, Baglietto, Nebbia, Fito Páez, Rada, León Gieco, Porchetto, entre tantísimos otros, hicieron de este festival un fenómeno artístico y cultural icónico e inédito en el interior de Argentina, La Falda quedaría asociada en el inconsciente colectivo de nuestra generación al festival de rock”, dice el baterista Carlos Martín, de Bersuit Vergarabat.
Sebastián “Cebolla” Cebreiro, cantante de La Vela Puerca, agrega: “Esos artistas han sido influencia de varias generaciones en Uruguay. A principios de los 90, con 15 o 16 años me llegaron los casetes de Charly García y Los Abuelos de la Nada. Esos dos discos y algunos más del rock argentino y uruguayo fueron los que pusieron canciones en mi inconsciente hasta hoy. Muchos años después pude saber lo que significó este festival en esa época. Las noticias llegaban tarde o no llegaban. Sin dudas, marcó un rumbo a nivel bandas por lo que vendría después en cuanto a festivales”.
Más allá de la contemporaneidad, la onda expansiva del momento influyó también sobre las generaciones venideras. “Esa camada de bandas fue una de las más grosas, además de ser muchas de ellas propuestas artísticas de ruptura total con la estética que traía el rock nacional (Soda Stereo, Abuelos). Somos grandes oyentes del pasado de lo que hacemos, y parti- cularmente Charly y Spinetta han sido una influencia muy grande para los músicos de rock argentino. Por mi parte en esa época no había nacido, soy del 90, pero si tenía sabido el nombre del festival y que era una movida muy importante”, suma Manuel Rodríguez, cantante de Sueño de Pescado.
Varias décadas después, La Falda Rock se vanagloria de ser el festival indoor más importante del país. ¿Dónde radica su relevancia? “Creo que lo que hoy propone el festival es la diversidad de estilos, diferentes propuestas que van más allá de los nombres. Y la relevancia hoy está en la mezcla de bandas que llevan mucho tiempo rodando con bandas nuevas, como Sueño de Pescado. Eso alimenta al rock. Ese choque cultural está genial”, dice Maikel, guitarrista de Kapanga. “Lo que nos gusta de los festivales son las propuestas diferentes de las bandas. Encuentro muy rica la diferencia, sobre todo por el hecho de tocar para gente que le gusta la música pero que no va a verte a vos. Eso tiene una relevancia en sí mismo, como mantener viva la mística de los primeros festivales”, suma “Cebolla” de La Vela.
Esa diversidad es algo que para los más nuevos también resulta importante: “Propone claramente unir y darle espacio a gran parte del espectro musical y muchas tribus urbanas de hoy en día. Es una manera de revitalizar el movimiento rockero, y tener todos una excelente excusa para juntarnos, decir, escuchar, compartir, disfrutar, y sentir. No es poca cosa que alguien decida invertir tiempo y recursos en estos asuntos, que además son muy importantes para que la gente pueda canalizar sus necesidades culturales y espirituales. Realmente hay que tenerlas bien puestas y tener mucha visión de qué es lo que hace falta en la sociedad para organizar este tipo de eventos”, dice el bajista “3,14 J”, de la banda Asspera.
Agrega: “En un mundo que tiende cada vez más a hacer que la gente no se junte, o que se una sólo de manera virtual, que tenga miedo de salir de su guarida, que evite reunirse con gente afín, que desconfíe del otro, que se calle, que no se organice, que no comparta sentimientos ni pensamientos, reflotar un evento de estas características es una proeza histórica y necesaria. Es un acto de rebeldía necesario como lo fue (salvando las distancias) el cruce de los Andes de San Martín y sus soldados. Es hacerle frente y combatir el efecto atomizante que internet, las redes, los medios masivos, y todos los mecanismos del poder ejercen sobre nuestras mentes”.
Más allá de la celebración del encuentro, la propuesta ecléctica, desde lo musical, resulta ser también un punto fuerte de la propuesta. “El festival propone una diversidad de géneros bastante interesante que creo ayudará a que muchos por primera vez escuchen algo nuevo. Conocer bandas y sonidos nuevos siempre es bueno para enriquecerse musicalmente”, dice Facundo León, bajista de Ricardo Iorio. “La grilla es bien variada en cuanto a estilos musicales, pero siempre rockera, el Festival está vivo y con bandas muy vigentes. La llama sigue encendida y se anticipa un gran encuentro de la comunidad rockera”, cierra Carlos de Bersuit.