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Voces que suman

Darío Lazarte es uno de los siete cordobeses que siguen en carrera en “La Voz Argentina”. Cuenta su historia y las expectativ­as para lo que viene en el popular certamen.

- Julia Candellero jucandelle­ro@lavozdelin­terior.com.ar

Hay oportunida­des que están destinadas a aparecer, incluso en momentos en los que uno no espera específica­mente por ellas. Darío Lazarte tiene 33 años, vive en Pozo del Molle –a 170 kilómetros de Córdoba Capital– y asegura que “respira música”. Ser pintor es su oficio, pero cantar es su pasión. Desde chico sintió la necesidad de ser parte de este mundo y comenzó su formación de manera autodidact­a.

“Tenía 12 años y con mi hermano íbamos a las peñas. Llevábamos las guitarrita­s armadas y asistíamos a las pruebas de sonido. ¡Nos pasábamos horas mirando! Yo le decía a él dónde ponía los dedos el guitarrero y mi hermano lo marcaba con un puntito. Después le apuntaba en qué orden tocaba, y él escribía ‘arriba, abajo, arriba, arriba, abajo’. Así empezó esta historia de emular esos sonidos y llevarlos a nosotros”, recuerda.

A los 15 años, Darío empezó a escribir sus canciones. A los 18 formó una banda, editó algunos discos y viajó al exterior para “probar suerte”. Vivió unos meses en México, luego el amor lo llevó a instalarse a Bratislava, Eslovaquia, y tiempo después siguió girando por otras ciudades de Latinoamér­ica y Europa.

“Fui músico callejero por varios años. Viví en París, Rosenheim, Praga, siempre tocando en la calle, en bares, o en eventos, en donde sea que se podía, tocaba para sobrevivir. Me fue muy bien pero después de un tiempo decidí volver a la Argentina”, cuenta. De regreso en Pozo del Molle, Darío se incorporó a la orquesta estable del festival de Villa María y comenzó a desempeñar­se como pintor de obra, profesión que le permitió juntar el dinero para grabar sus discos. De hecho, estaba trabajando su nuevo material cuando su amigo Rafael le propuso que asistieran juntos al casting de La Voz Argentina. “Yo soy medio tosco para esas cosas, no sé, es más show que música. Lo dudé. Le dije: ¿Por qué no te dejás de joder y le ponemos toda la onda al laburo que estamos haciendo? Pero él me insistió y me terminó convencien­do”, confiesa.

Llegado el día, Darío recuerda que se tomó la prueba de manera “muy light”. Audicionó y regresó a su casa sin demasiadas expectativ­as. “Tenía que volver y seguir morfando, no me quedé esperando”, apunta.

El llamado que cambió todo

“Una tarde llamaron al celular de mi novia, porque no tenía teléfono en ese momento, y estaba durmiendo la siesta. Cuando atendí me felicitaro­n por haber quedado en La Voz. Les pregunté qué tenía que hacer y me explicaron que se iban a comunicar después conmigo. Les agradecí, corté, y seguí durmiendo. Cuando me levanté, mi novia me dijo: ¿Y? ¿No me vas a decir nada? Estaba emocionado, pero tranquilo... hasta que por mi cabeza comenzó a dar vuelta una sola idea: qué pasaba si no llegaba a superar el primer filtro. Así que me puse a preparar la canción con Pablo Cordero, que es mi profe y mi amigo, para intentar que eso no ocurriera”, contó.

El objetivo de Darío se cumplió, y en las audiciones a ciegas cautivó con su performanc­e a Ricardo Montaner y a Soledad Pastorutti. Los coaches pelearon por él y, contra todo pronóstico, Darío eligió formar parte del team Montaner.

–Hubiera apostado a que elegías a Soledad. ¿Por qué te inclinaste por Montaner?

–¡Todos pensaron lo mismo! Lo que pasa es que mi profesor de canto es el profesor de canto de la

Sole, es amigo de ella. Si la elegía, todo el mundo iba a pensar que estaba arreglado. De hecho, yo le canté en un homenaje que le hicimos durante el festival de Peñas de Villa María, pero ella no sabía ni mi nombre. Cuando se dio vuelta, y me dijo que me conocía, fue muy emocionant­e, no lo esperaba. Aunque bueno... no es fácil olvidarse de un ropero con boina que canta.

–Ahora que sos parte del reality, ¿seguís pensando que el programa es más show que música?

–Para nada. Aprendí un montón de cosas importante­s, me di cuenta de que subestimab­a al programa y, cuando tuve que enfrentarl­o, me agarró mucho miedo. Me fui sorprendie­ndo con un montón de cosas, me encanta el formato, me encanta que sea un show y me saber que es un juego, porque cuando se apagan esas luces ¡mamita! Muchas cosas pierden sentido. Gracias a Dios, esta experienci­a me agarra en una edad justa, después de haber pasado por un montón de cosas. No me como el papel, ni el viaje. Estoy muy aplomo, muy en el suelo.

Cambio de coach

El jueves comenzó la etapa de los knockout en La Voz Argentina, y Darío fue uno de los primeros en salir a dar pelea. El cordovoy bés se enfrentó a Mario Vilurón, y Montaner decidió que su contrincan­te era quien iba a continuar en el equipo, pero la Sole no dejó que Darío se le escapara otra vez. La cantante usó uno de sus “robos” y lo incorporó en su equipo.

“La Sole vino a mi pueblo cuando era chico. Cuando se fue, dejó un vacío dentro de mí. No sé qué pasó ahí, pero me dejó pensando. Era una criatura, pero nunca me a olvidar de esa sensación, ella tiene ese poder. Cuando la veo me genera algo como si fuera una hermana, alguien cercano”, dice sobre su nueva coach, con la que está muy emocionado de poder trabajar en esta nueva etapa del programa.

“El hecho de trabajar con gente tan talentosa, y recibir sus consejos, es surreal. Es algo que sólo te lo puede dar una producción de estas magnitudes. Para mí es como un viaje de egresados. Salgo al boliche, pero también quiero ir a Isla Victoria. ¡Quiero hacer todo! Y lo estoy haciendo. No me pierdo de nada, estoy con las antenas bien paradas y a la hora de salir al escenario intento dar lo mejor. Soy consciente de que me puedo ir, pero el resultado siempre va a ser un balance muy positivo, independie­ntemente de lo que pase próximamen­te”, reflexiona.

–¿Cómo imaginás tu vida una vez que termine tu participac­ión “La Voz Argentina”?

–Creo que voy a tener que trabajar 10 veces más de lo que trabajaba antes para poder mantener la exposición. Creo que este fue un empujoncit­o más de los 200 que vengo dando. Tengo presente que dejaría mi familia por la música. Es el amor de mi vida. No existe otra cosa. Vivo como músico, y lo amo. Después de La Voz, esto no cambiará.

UNA TARDE LLAMARON PARA DECIRME QUE HABÍA QUEDADO EN ‘LA VOZ ARGENTINA’... LES AGRADECÍ, CORTÉ, Y SEGUÍ DURMIENDO.

ME DI CUENTA DE QUE SUBESTIMAB­A AL PROGRAMA. CUANDO TUVE QUE ENFRENTARL­O, ME AGARRÓ MUCHO MIEDO.

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(GENTILEZA ALAN PAVÓN)
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(GENTILEZA ALAN PAVÓN)

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