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Lucero del Alba, pasión por el canto y el fuego

En Parque Siquiman se destaca la presencia de este restaurant­e, una parrilla con horno de barro que completa su oferta con diferentes espectácul­os de música en vivo.

- Nicolás Marchetti nmarchetti@lavozdelin­terior.com.ar

Ya se siente el verano. Llegó diciembre y en el fin de semana el cuerpo y la mente piden reparo serrano. Pies en el agua, sonido de aguas cristalina­s pasando entre las piedras, vientos que huelen a pino y sombras de nubes que se mueven en el horizonte montañoso. Eso es lo que piden.

Y en algún momento hay que comer y beber, esa es la mejor parte de cualquier retiro espiritual. Entre Cosquín y Carlos Paz está Parque Siquiman. Allí mismo, sobre la ruta que conecta a estas ciudades del valle de Punilla, está la parrilla Lucero del Alba.

Uno podría pensar que es una parrilla más, como muchas otras que hay en la ruta. Pero en reali- dad no lo es. Hay un horno de barro encendido, hay carta de vinos boutique, hay un escenario en donde actúan artistas de probada elegancia, consagrado­s en el mismísimo Atahualpa Yupanqui.

Vamos a tachar la visita a Lucero del Alba de las cosas por hacer en esta temporada, porque aquí estamos, sentados por fin en este lugar que desde su nombre mismo le rinde homenaje a lo mejor del folklore argentino.

Carnes y zambas

A nosotros nos tocó una noche en la que actuaba Juan Iñaki, pero también pasaron por aquí nombres como los de Juan Falú o Silvia Lallana. En la carta vemos una buena selección de platos típicos y algunas creaciones que llaman más la atención.

Se ve gente disfrutand­o al aire libre pero nosotros preferimos adentro, cerca del escenario.

Hay empanadas, picadas, parrillada de carnes y vegetales, carnes a la estaca y otras al horno de barro donde se subraya que tienen ocho horas de cocción. Ese dato garantiza terneza extrema y sabores bien concentrad­os.

Y por ahí fuimos, luego de unas buenas empanadas de carne cortada a cuchillo ($ 40). Primero probamos el vacío rústico con salsa demi glace y papas rústicas ($ 420). Llegó en una paellera pequeña sobre una tabla de madera, ganando originalid­ad desde el mismo aterrizaje en la mesa.

Es un plato para compartir. Efectivame­nte la carne se deshace con una cuchara, se acompaña con unas cebollas y pimientos rojos asados y con papas doradas. ¡El sabor se hubiera destacado mucho más si se hubiera incluido más jugo de la cocción!

La misma sensación nos dejó el otro plato, el pechito de cerdo con batatas fritas ($ 420). La carne en el punto esperado (el hueso se sale con sólo mirarlo) y la salsa es tan rica que te dan ganas de que tenga mucho más. En este caso de mostaza y miel, con una ricas batatitas en contraste.

Se bebió muy bien: Kaiken Reserva Estate Malbec ($ 320).

Los postres

A la hora de los postres, un flan casero con dulce de leche ($ 160) nos iluminó el final de una noche que vamos a repetir. Sólo hay que atender esos pequeños detalles que resaltarán el sabor de una cocción que sin dudas tiene mucha pasión en su interior.

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(FACEBOOK LUCERO DEL ALBA) Buena comida y música. Por el escenario del lugar han pasado grandes artistas.
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A fuego lento. La carta también destaca carnes a la estaca.

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