Sonidos en el horizonte
Con muy buena afluencia de público, la primera jornada de Cosquín Rock 2019 contó con un clima radiante y una confluencia entre tradición y renovación de cara al gran aniversario.
Es sintomático que Cosquín Rock 2019 acogiera hacia el térmi- no de su primera y muy concurrida jornada a La pregunta de Babasónicos, esa canción que el año pasado puso en entredicho el
statu quo rockero en tiempos de trap y violencia de género a la vez que parecía afirmarlo en su terquedad. La edición 19 del festival, en puertas a un aniversario tan redondo como comprometido, personificaba ese interrogante y la posible contestación en su predio de estímulos diversos y grilla por descifrar. Y es que el cuestionamiento sobre la viabilidad de un arte y un Cosquín Rock en piloto automático es lo único capaz de distinguir al evento de una tradición como la del Cosquín folklórico.
De ahí que el actual programa introduzca sus intermitencias: la reducción a dos días en simultáneo a la reproducción extranjera (con una flamante edición en Nueva York prevista para julio), un escenario –el Sur– a medida del recambio instituido por el fenómeno La Nueva Generación, una fiesta electrónica encabezada por Nick Warren con tickets aparte para incluir a una tribu bailable de trasnoche, la resistencia ortodoxa con Skay, Las Pelotas y Las Pastillas del Abuelo en el Escenario Norte; y atracciones como unos Auténticos Decadentes unplugged, cruces lúdicos (Fernando Ruiz Díaz anexándose a la tropa de Cucho, Richard Coleman a Skay Beilinson, Raly Barrionuevo a La Vela Puerca), deportes o una gastronomía de decibeles propios que hace rato dejó de limitarse a las hamburguesas y las cervezas.
“En la oscuridad somos todos iguales, pero a la luz del sol somos impresentables”, cantaba Joaquín Levington sobre una pantalla de
Pac Man y en concordancia con un cielo digno de tarde de febrero antes de servirse un fernet y entonar los primeros acordes de Loco
un poco (más tarde le dedicaría el show a un tal “Jorge Palazzo”). El líder de Turf vestía una musculosa con las siglas Carp, lazo deportivo replicado en el otro extremo del predio, donde Pier le dedicaba su
hit ricotero a Emiliano Sala.
Caminata colectiva
Entre ambos escenarios principales se despliega un campo en el que la logística se erige como última evolución cultural, con espacios coquetos de coiffeur y barbería, ejercicios de graffiti y street art en vivo, una carpa “alternativa” con diseño de circo, rampas de patinadores, skaters y ciclistas acrobáticos y un parque de juegos. A ritmo de caminata colectiva era factible acoplar la propuesta limpia de Guasones, los versos free style de Acru, el synthpop coreográfico de Louta y el metal potenciado bajo un hangar de Hammer.
Highlights del declive del sol: Usted Señalemelo cultivando un cadencioso quórum juvenil frente a la masiva audiencia del tándem uruguayo La Vela Puerca-No Te Va Gustar; la kermés de chapas que albergó a la fanfarria latina de Los Auténticos Decadentes; y Walas abriendo el show de Massacre con una versión de All tomorrow’s
parties. “Dame algo esta noche, esta noche es especial”, cantaba a unos metros Santiago Motorizado. Entre el más allá de las Sierras y el más acá de las luces la pregunta se hacía inminente.