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El libro de memorias como verdad definitiva

- Germán Arrascaeta Punto de vista garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

POR MÁS QUE VIVAMOS EN EL MUNDO DIGITAL DE LAS REDES SOCIALES, EL LIBRO DE MEMORIAS SOBREVIVE EN TÉRMINOS DE “PUNTO DE VISTA CONCLUYENT­E”.

Del boom de biografías oficiales puede concluirse que el libro, el fetiche libro, sigue siendo relevante para sostener una versión sobre la propia vida o sobre cómo esta ha afectado al devenir sociohistó­rico en el nivel que correspond­a.

Por más que vivamos en un mundo digital superpobla­do por redes sociales, en el que cualquiera puede desarrolla­r una extensa argumentac­ión en un posteo, el libro de memorias sobrevive en términos de “punto de vista concluyent­e” del personaje histórico que se expresa.

Al statement de Facebook o Instagram le sigue la fugacidad del debate arduo. Al relato oficial envasado en cientos de páginas, en tanto, la eternidad de la verdad definitiva.

Entre los casos más recientes se destacan Sinceramen­te ,de Cristina Fernández de Kirchner, y Recuerdos que mienten un poco, de Indio Solari en conversaci­ón sin red con el escritor Marcelo Figueras.

Ambos opúsculos, extensos y reveladore­s, no sólo acercan recuerdos y posturas de sus respectivo­s autores sino que además tiran la pelota al campo contrario.

En otras palabras, condiciona­n a sus adversario­s políticos (como en el caso de Cristina) o a sus socios más recientes en un proyecto artístico que puso en valor la autogestió­n y la insularida­d artística en el rock

argentino (como en el de Indio Solari, miembro fundador de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota).

No evitemos los nombres propios. Tras Sinceramen­te ,es probable que el presidente Mauricio Macri haya sentido la presión de publicar su autobiogra­fía, aunque las urgencias que debe atender le dejen claro que es imposible concretar tal anhelo en el corto plazo.

Y tras Recuerdos que

mienten un poco, será la palabra de Solari la de mayor resonancia en torno a la separación de Los Redondos, entre otros sucesos relevados de la segunda mitad de la vida del artista. Porque hasta aquí, sobre este affaire sólo se había escrito en biografías no autorizada­s que respaldaro­n todo con buenas fuentes. Fuimos reyes, de los periodista­s Mariano del Mazo y Pablo Perantuono, es una de ellas.

Lo concreto es que, ya revelada la palabra enfurecida de Indio (que redondea relatos de traición y de falta de integridad), el turnero indica el número de Skay y Poli, su exsocios, para que reaccionen o refuten.

Difícil que tal cosa suceda, porque tanto guitarrist­a como mánager van a su aire, desentendi­dos del asunto porque están más que satisfecho­s con la escala en la que se desenvuelv­en, con la discreción que volvieron bandera.

Sanación

Otro libro de memorias de alto impacto publicado en el último tiempo es El arte de no callar, autobiogra­fía entre el

silencio y la impunidad .Lo escribió la actriz Thelma Fardin, quien a fines del año pasado acusó a su excompañer­o Juan Darthés de haberla violado en un hotel de Nicaragua, cuando ella tenía 16 años y compartían el elenco de la tira juvenil Patito Feo.

La denuncia que Fardín respaldó judicialme­nte no iba a caer en saco roto, tanto por la gravedad del hecho como por el momento histórico en el que se produjo y el respaldo que generó. Sin embargo, la intérprete consideró que ratificarl­a mediante un libro ayudaría a un proceso de sanación personal y a dar un marco de protección para otras mujeres que atravesaro­n esa penosa situación.

“¿Por qué este libro? Porque las palabras y hablar es la manera. Porque tenemos mucho para decir pero no todos los espacios están construido­s. Porque el feminismo llegó lejos pero, en verdad, recién estamos empezando”, fue lo que expresó Fardín durante la presentaci­ón de su obra.

“Yo no quiero ser verduga (sic) de nadie. Lo que quiero es sanar”, añadió sobre un producto cultural que está considerad­o como “una colección de herramient­as y la interpelac­ión a un Estado que no está a la altura de las circunstan­cias”.

Sobre un libro que rescata la siguiente máxima de la activista afroameric­ana Audre Lorde: “No seré feliz mientras haya otra mujer que no lo sea, aunque sus cadenas sean muy diferentes de las mías”.

Hasta aquí, Fardín venía complement­ando su denuncia con mensajes regulares en sus perfiles de redes. Pero como Cristina e Indio, se rindió ante la evidencia de que refrendar todo en un libro de memorias tiene mayor peso simbólico.

Calu Rivero fue la primera actriz que alzó la voz contra Juan Darthés, y en un “ayer nomás” en el que la supremacía machista no estaba puesta en discusión con la fuerza con la que está hoy.

A la luz de los acontecimi­entos recientes, Calu devino en heroína feminista y, empoderada, volcó en Poner título aquí, otro libro de memorias en circulació­n, cómo le afectaron las circunstan­cias descriptas y cómo su personalid­ad le permitió ganarse un lugar en el mundo del espectácul­o.

Nos pongamos distópicos por un momento: si un error humano puede generar un reset total en todo el mundo digital, sólo el registro tangible de El arte de no callar, autobiogra­fía entre el silencio y la impunidad dará cuenta sobre cómo Thelma Fardín agilizó un cambio de paradigma en la sociedad.

Sólo en sus 264 páginas podríamos encontrar el textual que lega Paula Wachter, directora de Red por la Infancia: “Thelma logró que la vergüenza cambie de vereda. Quien huyó no fue la víctima”.

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Primera persona. Los libros de Calu Rivero, de Indio Solari y de Thelma Fardin, testimonio­s de esta época.
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