Cuento el mundo desde mí
La humorista presenta su espectáculo unipersonal en el que describe las cosas que les pasan a las mujeres. En la Ciudad de las Artes.
–Presentás “Cosa de minas” desde 2011. ¿Has modificado en algún aspecto el espectáculo?
–Lo único igual es el nombre. Fue cambiando un montón. Al hacer un unipersonal tengo la licencia de dejar de hacer un tema que ya no me resuena y poner algo que me está pasando en este momento. Imaginate todo lo que pasó desde 2011 hasta ahora y cómo cambió el rol de la mujer en la sociedad.
–¿El arte del “stand up” es el formato ideal para tu texto?
–Cosa de minas era un show de stand up y se fue convirtiendo en un espectáculo teatral. Hago stand up, me encanta el género, y es como todos, si está bien hecho, es buenísimo. Pero voy sumando cosas: la pantalla, después algo de escenografía, a veces se me ocurren canciones y busco un músico... creo que todo va encaminado a que el espectáculo se convierta en un musical. Si tuviera que definir mi relación con el espectáculo, es muy visceral. Me van pasando cosas en la vida y las transformo en algo divertido. Lo que me hace sufrir o no me gusta, las cosas cotidianas que le pasan a todo el mundo, las convierto en material humorístico.
–¿De qué manera usás esos recursos que amplían la perspectiva en escena?
–Lo último que hicimos, se relaciona con las cosas que nos pasan a las mujeres en el baño. Canto una canción y aparece en la pantalla el baño, también hay un video en otro momento. Yo voy al teatro y me aburro. Este es un espectáculo para que el espectador se despabile. Todo el tiempo aparece una canción, un video, algún estímulo nuevo. Pero no quiero contar tanto.
–¿Cómo reciben las mujeres de otros países el espectáculo?
–Antes, si viajaba a Colombia, trataba de charlar con un colombiano para que se entienda todo el monólogo. Es raro tener que usar latiguillos de otro país. La última vez fui a Chile y decidí hacerlo igual que acá. Siempre que hablemos español nos vamos a entender. Es un humor universal, sobre lo que nos pasa a las mujeres de cualquier lugar. Hasta ahora funcionó.
¿Machismo? ¿Feminismo? –¿“Cosas de minas” es un espectáculo acerca del machismo?
–No, para nada. Hago foco en las cosas que nos pasan a nosotras. A los hombres no les llega quizás por una cuestión cultural, fisiológica. Quiero hablar a la mujer de lo que nos pasa, sin importar qué piensa el hombre sobre lo que digo. No es una guerra de sexos. Es una catarsis. Tenía ganas de contar el mundo desde mí.
–A partir de tu experiencia, ¿qué pensás del patriarcado y de la marea verde?
–Obviamente crecí en una cultura machista, muy distinta a la cultura en la que está creciendo mi hija, como chica de clase media porteña. Más allá de los privilegios y el patriarcado, pienso que a todos nos cuesta la vida cotidiana. No es que los hombres la tienen fácil y las mujeres, difícil. Para algunos hombres también todo es difícil. Hago humor sin señalar al otro. Es una autorreflexión. Pienso sobre la marea verde. Estoy convencida de que hay que legalizar el aborto. Es un tema muy profundo. En una sociedad como la nuestra me parece muy injusto que sea una cuestión de plata: la que la tiene lo puede hacer, y la que no, corre riesgo su vida. Tengo dos hijos y me parece horrible traer un hijo al mundo sin desearlo. El trabajo que tenemos que hacer las mujeres es empoderarnos. Tomarnos en serio nuestros deseos, nuestra vocación. No soy militante, no es mi territorio. Tampoco hablo mucho de política aunque tengo mi ideología.
El libro y la tele –¿Estás escribiendo un nuevo libro?
–Entregué un libro que va a salir en octubre. El título es Tengo algo para decir. Es humorístico, pero confesional. Reflexiono sobre la crianza, la felicidad, los grandes temas. Me encantó escribir. Suena raro pero es así. Sobre cosas que me han pasado, o que he visto. Y si todo sale bien, empiezo a conducir un programa por la Televisión Pública Argentina, por la mañana. Es un programa en el que inspiramos a la gente a hacer cosas, desde hacer un vino a cantar. Todavía no tiene título definitivo. Tiene que ver con las redes. Es muy de minas, que, por ejemplo, tenés ganas de hacer carteras y te conectás con las que las hacen. La idea es armar un puente entre las personas.