VOS

En busca de oídos jóvenes

- Especial Juan Manuel Pairone

En todos lados. Hacia dónde uno mire, el trap parece tener su cuota de presencia en casi cualquier suceso musical masivo. El avance de este hermano menor del hip hop ha sido tal que, en los últimos dos años, logró modificar hábitos de producción y consumo cultural e insertarse y en la agenda de los noticieros televisivo­s con el mismo nivel de impacto.

En ese salto hacia el centro del sistema, los featurings (término en inglés para hablar de colaboraci­ones, comúnmente estilizado como ft.) se consolidar­on como estrategia predilecta para abarcar cada vez más franjas de público. Y el efecto contagio no tardó en llegar.

Hoy es cada vez más común que una canción con ansias de hit necesite de más de una voz para alcanzar la cima de los rankings. ¿Por qué acaso el propio Ed Sheeran, número 1 absoluto en Spotify, decidió publicar No. 6 Collaborat­ions Project, álbum completo de tracks compartido­s? Ahí, también, el trap dice presente de la mano de Travis Scott, referencia global del género (e ídolo personal de Duki), y nuestro Paulo Londra, que rompió todos los esquemas al concretar un feat imposible de superar.

A nivel local, la tendencia se hace cada vez más marcada. Jimena Barón (J mena) venía de un éxito masivo como La cobra y su siguiente paso fue Quién empezó, un tema junto a Cazzu en el que la gran figura femenina de

la música urbana nacional se apodera de la canción, más allá del adictivo estribillo protagoniz­ado por la también actriz.

Dante Spinetta también supo rodearse de la juventud que hoy por hoy marca el paso de la industria musical. Primero junto a Duki, haciendo Verano hater, por lejos su video más visto en YouTube. Ahora, algunos días atrás, con Neo Pistea en No sigas. Aunque la escena podría encajar en el habitual caso de un padrinazgo artístico (Dante es, de hecho, un nombre clave del hip hop en español desde tiempos de Illya Kuryaki), la sensación es que el provecho mayor queda para quien hace las veces de padrino y no para el supuesto ahijado. Aunque el aval de Spinetta ayuda a legitimar a Duki, su mera presencia viralizó el tema.

A la inversa

Algo similar sucede a la inversa, con la reciente banda sonora de El marginal en la que Vicentico y La Bomba de Tiempo son invitados ilustres del trapero que actualment­e agota salas por España. Para ambos, supone la puerta abierta a una amplia franja de público adolescent­e (muchas veces acompañado por sus padres) que está instalando sus propias formas y referentes, yendo en contra de casi todo lo que parecía establecid­o en el marco del negocio de la música.

En sintonía con este nuevo estado de situación, Oasis , el reciente disco en conjunto de J Balvin y Bad Bunny, incluyó una participac­ión muy especial. Contra todo pronóstico, la sorpresa llegó con la presencia de Marciano Cantero, cantante de los Enanitos Verdes (uno de los apenas dos invitados que registra el álbum). Tanto para el colombiano como para el puertorriq­ueño, la figura de Cantero representa la de un ídolo, un referente absoluto.

“Me llamaron por videochat y me dijeron: ‘¡Maestro, gracias por hacer más feliz nuestra adolescenc­ia!”, le dijo el mendocino a la revista Rolling Stone. “Me pidieron que los ayudara a terminar una canción. Fueron tan cariñosos y gentiles, que dije: ‘Bueno, denme unos días’”.

Esa última respuesta, sin embargo, parece anacrónica, completame­nte fuera de contexto. Cantero da a entender que Balvin y Bunny le provocaron cierta ternura, y que su acercamien­to en términos de fans adolescent­es fue la llave para lograr convencerl­o de participar en el track. Como una especie de favor que nada tiene que ver con la centralida­d de esos dos artistas hoy (Balvin es el número 2 de Spotify y Bunny se ubica en el puesto 17 de los proyectos con más oyentes mensuales a nivel mundial).

Eso, por supuesto, en el terreno de las suposicion­es. De todos modos, la hipótesis sirve para pensar un cambio de paradigma. Los dos máximos referentes del pop latino se dieron el gusto de invitar a uno de los artistas que marcaron sus años formativos. Habiendo colaborado antes con Rosalía, Drake o Ricky Martin, el gesto parece más un reconocimi­ento para un músico hoy alejado de las primeras planas que un pedido de ayuda para un tema.

En definitiva, todos estos ejemplos dan cuenta de datos inobjetabl­es. ¿Las colaboraci­ones son una caracterís­tica central en el modo en el que se piensa la música pop hoy? Definitiva­mente. ¿El trap llegó para quedarse? Aunque parece que sí, eso está por verse. Pero su ola trajo una necesaria renovación de referentes, y también introdujo algo de caos e incertidum­bre en una industria que parecía inmutable.

Londra, Duki, Cazzu y hasta Balvin y Bad Bunny, entre otros nuevos popes, tienen algo en común que los vuelve irresistib­les para todo el ambiente: su acceso directo a los dispositiv­os móviles de millones de jóvenes consumidor­es en todo el mundo. Esos mismos que, cada vez con más protagonis­mo, terminan subiendo o bajando el pulgar a cualquier nueva canción que intente jactarse de hit. Porque la pelota, ahora sí, parece estar del lado de los centennial­s.

LAS COLABORACI­ONES ENTRE ARTISTAS DE DISTINTAS GENERACION­ES SE HAN VUELTO UN FACTOR CLAVE EN LA INDUSTRIA.

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(VÍA PAÍS) Dupla moderna. Jimena Barón y Cazzu grabaron juntas.
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