Bien armado
Claudio Rissi la rompe en “El marginal” y disfruta del éxito de la serie y de otras producciones.
En Okupas, después de que apuñalaron al “Pollo” sus amigos necesitaban moverlo a cualquier lado menos a un hospital, porque tenía antecedentes. La solución fue llamar al “Fletero”, que primero se resistió a ayudar y después accedió. La presencia de Claudio Rissi en aquel capítulo de la serie que va a cumplir una década, fue genial. Porque terminó por convertirse en un rol determinante para la suerte de los protagonistas.
“¿Así que sos guapo vos? Ahora vas a ver lo que hacemos con los guapos como vos”, le dijo el Fletero al Negro Pablo. Desde esa intervención, Rissi demostró que sabe cómo construir un personaje que se las banca.
Fue Galván en Los Simuladores, el comisario Filpi en El puntero y el extraordinario Mario Borges en El marginal, que acaba de iniciar su tercera temporada. También compone a un policía en la segunda temporada de El jardín de bronce, producción de HBO.
Como Mario Borges, Rissi se carga junto a “Diosito” (Nicolás Furtado) la conducción del penal
de San Onofre, con mano dura. El actor aprovecha los matices para componer un villano realista, con todos sus demonios pero también fiel a sus códigos, que convierten a un personaje despreciable en alguien que también puede ser querible.
La explosión de El marginal es el resultado de una experiencia muy prolífica de Rissi, que también se ha lucido en cine con papeles como Aballay o 76 89 03 (en ambas ganó el premio Cóndor como mejor actor de reparto) y en teatro, como “Tatita” en la obra Terrenal, escrita y dirigida por Mauricio Kartun.
El comienzo de la tercera temporada de El marginal volvió a mostrarlo sólido como ese malvado en un mundo de malvados, que crece exponencialmente en el tándem con Furtado.