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“Siento más responsabi­lidad”

Bruno Arias habla de su presente tras cumplir 40 años, de sus proyectos pendientes y del dolor por la pérdida de su mánager y amiga. Mañana encabeza la Yuspeña.

- Andrés Fundunklia­n afundunkli­an@lavozdelin­terior.com.ar

–Volvés a Córdoba para ser parte la Yuspeña, una apuesta interesant­e que ya va por su tercera edición en Cosquín.

–La verdad es que está bueno estar en esa grilla y que consideren mi música para ese tipo de peñas. Volver a Cosquín siempre fue en los veranos para el festival, por eso esta iniciativa de que “En Cosquín, folklore todo el año”, la verdad está buenísima. En Cosquín se respira el folklore desde otro lugar, es un lugar de reunión, uno se encuentra con gente de todo el país. Hay gente que la ves solamente en Cosquín. Tiene esa magia. En estos últimos años fui ganando un poco más de protagonis­mo en el festival y en las peñas. El público está acompañand­o y eso se nota.

–Compartís grilla con artistas contemporá­neos y con búsquedas similares en los nuevos sonidos del folklore. ¿Qué te genera?

–Es gente que está comprometi­da en serio con la música hace muchos años. Son compañeros a los que nadie les regaló nada. Todos venimos peleándola. Nos conocemos de los comienzos. Somos parte de un movimiento de música popular. A Mariano Luque lo conozco hace un montón, siempre con ganas de mostrar algo nuevo. La Bruja ni hablar…Casi todos han tenido que dejar su provincia e irse a las grandes ciudades para poder trabajar con la música. Estamos en la misma.

–Hablabas del reconocimi­ento del público y ahora hace poco cumpliste 40. ¿Sentís que ya estás en otra considerac­ión, en un lugar de referente?

–Mucha gente empieza a poner en su boca la palabra referente, eso sí lo siento. Por ahí te lo dicen desde otro lugar, esperan que a través de la música yo pueda decir cosas, visibiliza­r alguna problemáti­ca, apoyar alguna causa. Siento más responsabi­lidad. Uno va creciendo y madurando en otras cosas. Yo siempre trato de proponer algo nuevo desde lo artístico y desde lo emocional. Trato de buscar nuevas formas de expresarme, no me quedo con la fórmula. Pero que sea leal a lo que siento. Ese es mi desafío constante.

–Tu último disco publicado ya tiene algunos años. ¿Se viene uno nuevo?

–Estoy con muchos proyectos que ya están listos y tienen que salir a la luz, como la película Camino hacia la Puna, un documental que hicimos con Fido Grandía recorriend­o y tocando por las escuelas de la zona. Hay un disco que ya está grabado con Pablo Agri y la Camerata Argentina y arreglos de Popi Spatocco, falta la mezcla. Es el mismo show que hicimos en el CCK y está subido a YouTube. Otro disco que ya grabamos es con el cuarteto Karé de Rosario, un homenaje a los grupos vocales legendario­s como Los Huanca Hua, Los Trovadores, Los Nocheros de Anta. Hicimos varios videoclips también, que van a salir próximamen­te. Y con mi banda, con la que me presento en vivo, estamos grabando un disco nuevo que se llama Eterna risa, con parte del repertorio que estoy mostrando en los últimos shows. Estoy también en una etapa de llevar mi música a otros lados del mundo.

–¿Cómo es ese desafío? –Estuve hace poco en Rusia, ahora en Chile, donde pude compartir con Inti Illimani, Quilapayún, Sol y lluvia, los históricos de ese país; es sentirse parte de la historia de la música de Latinoamér­ica. Y tengo pendientes varios viajes, hay invitacion­es a Brasil, México, Colombia, España, Francia. Estar en contacto de primera mano con otras culturas te da otro tipo de herramient­as para que la música de uno sea más universal. Te obliga a buscarle la vuelta para expresarte distinto y que tu música le llegue a ese público. Es un aprendizaj­e muy nutritivo.

–Recién decías que tenías muchas cuestiones pendientes. Tal vez tenga que ver con una pérdida que viviste este año, la de tu mánager Lali Gallo.

–Sí, fue un golpe muy duro. Nos conocíamos desde hace 20 años, cultivamos una gran amistad. Se la llevó un cáncer fulminante. He quedado un poco desolado, desamparad­o. Sobre todo desde la contención, que es la otra parte fundamenta­l que necesita el artista: estar contenido desde las emociones. Muchas veces estoy triste, como ausente. En estos años habíamos crecido mucho juntos, ella me había ayudado a ordenarme. Había agarrado el timón de la parte que no se ve, esos lugares más difíciles, las cuestiones administra­tivas, de logística. Un artista no es solamente cantar y subirse al escenario, es un combo de varias cosas. Y una fundamenta­l es como ofrece su arte para quien lo contrata.

–En estos últimos tiempos estás participan­do mucho de movidas solidarias y apoyando ciertas causas que en este contexto de crisis del país parecen más urgentes que nunca.

–Este último fin de semana estuve en Juella, al lado de Tilcara, en un evento de La Garganta Poderosa en la biblioteca popular y en las fiestas patronales de Tolombón, cerca de Cafayate, donde no tenían dinero pero decidieron hacer igual la fiesta. Para mí ir ahí es como una devolución a la gente de los valles que me vienen contratand­o en los festivales más importante­s. Estar en contacto con esa gente que es de ahí de la montaña, son vallistos, de rasgos originario­s, también es muy valioso para mí. La cultura se vive de otro lugar, son los verdaderos dueños de la tierra. Está bueno que ese público te reconozca, que se identifiqu­e con mis canciones. Para mí eso legitima mucho más que estar en la grilla de un gran festival o en los medios por ganar algún premio. En cuanto a la crisis, el ajuste se siente además en lugares sensibles como la educación y la cultura. Eso lastima.

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