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José Majul Flores y Emilio Orueta estrenan la obra “La charlita entre dos sillones”, pieza que aborda la crisis de los medios.
La compañía Mitocondrias Teatro, integrada por José Majul Flores y Emilio Orueta, estrena La charlita entre dos sillones, una obra que fue seleccionada por la Subsecretaría de Cultura de la UNC y que los encuentra en un proyecto en el que profundizan la relación con el texto por sobre la improvisación.
“Es un honor que nos hayan elegido porque generalmente nos seleccionan en festivales de improvisación o de humor, pero nunca una convocatoria abierta de teatro y artes escénicas. En esta obra nos permitimos explayarnos un poco más en la temática y trabajar más los textos. Antes era todo a cara lavada e improvisación y ahora son dos personajes con texto guionado y en el medio algo de improvisación.”, cuenta entusiasmado Majul Flores.
–¿Bajo qué rotulo enmarcan a la pieza?
–Nosotros decimos que es una obra de teatro, porque la “impro” también es teatro, y podemos decir que tiene como característica una parte articulada y una desarticulada. Los personajes caracterizados, con un perfil bien determinado son parte de la articulada y la parte desarticulada es donde no hay nada guionado.
–¿Por qué ahondan en la profundidad del texto ahora?
–Principalmente, la “impro” propone el desarrollo de historias y lo que nos pasaba es que, a veces con los juegos y la premisa de ser un espectáculo cómico, la historia en sí pasaba a un segundo lugar. Por eso comenzamos a profundizar con teóricos y talleres la tipología de la narrativa. Y todo eso se fue incorporando en los shows. –¿Cuál es la trama de la obra? –Son dos periodistas de un diario que está por cerrar así que diseñan un propuesta para rescatarlo, que consiste en tomar noticias del pasado e investigarlas, completando con datos que no se tenían anteriormente. Ahí comienza la dualidad entre las distintas posturas de cada periodista, uno dice que los medios describen hechos y el otro sostiene que los interpretan. Ahí sale el tema de la relatividad y cuándo se les da o no sentido a las cosas.
–¿Por qué les interesó ese tema?
–Sin dudas estamos viendo el cambio en la comunicación, muchas noticias primero se conocen en las redes sociales y luego se amplían en los medios. Y, además, la caída de los diarios impresos que si bien en algún momento se les había decretado una fecha de defunción no creo que desaparezcan. Estamos en un periodo de transformación y eso se refleja en la obra. Antes lo que salía en el diario se tomaba como cierto, legitimaba todo. Por eso los personajes van en busca de viejas noticias que ellos difundieron y que ahora alguno de ellos mismos cuestiona.
–¿Cómo es la participación del público en la obra?
–Hay ciertas noticias que la gente conoce cuando entra y la idea es que aporte datos que nadie sabe de esos hechos. Por ejemplo que en la caída del muro de Berlín intervinieron unos topos. La idea es que se suelten y deliren un poco. Si bien la propuesta lleva implícito que no se va a romper la cuarta pared hay un código para que la gente sepa y entienda cómo es su participación.
–Además de la fecha de hoy, ¿hay chances de más funciones?
–Sí. La idea es que además de hoy ya estemos confirmando una nueva función el jueves 22 de agosto en El vecindario.
–¿El teatro de improvisación es una moda o vino para quedarse?
–Se hizo masivo pero por otro lado, en lo que podríamos llamar como el vivo de las redes sociales, donde youtubers tratan de hacer en vivo lo que hacen en sus redes. Pero como técnica, el verdadero auge está en las contrataciones dentro de las empresas. Ahí nos llaman muchos coachs ontológicos para cohesionar equipos, ellos vienen a los talleres en busca de dinámicas que ayuden a fortalecer equipos ya que toda historia se arma junto a un compañero y todo lo que uno hace arriba del escenario es para el compañero. Así, si los dos tienen la misma idea terminan trabajando para que la historia sea buena.