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“El furor en redes fue el punto de partida”

Luciano Rosso, cuyo rostro se viralizó con el video “El pollito Pío”, vuelve a Córdoba con su nuevo espectácul­o, “Furor”, junto con Miguel Israilevic­h. Este domingo, única función.

- Beatriz Molinari bmolinari@lavozdelin­terior.com.ar

El rostro del actor se viralizó cuando subió a las redes El pollito pío, una performanc­e humorístic­a de fonomímica que dio la vuelta al mundo. Pero Luciano Rosso, actualment­e instalado en París, demuestra en cada espectácul­o que es mucho más que un rostro expresivo.

– ¿Cuál fue la idea inicial de “Furor”?

–Nace porque me vienen pasando cosas en las redes sociales, con los playbacks que se viralizaro­n hace un par de años. Entonces con Miguel Israilevic­h tomamos como punto de partida la fama rápida, este furor en las redes, los talent shows . De la noche a la mañana una persona se hace famosa. Cuál es la contracara de eso. Quisimos hacer una reflexión sobre cómo se mide eso de que “sos bueno”, “sos malo”, “sos el mejor”: el mejor cocinero, por ejemplo. Trabajamos a partir de lo que me pasó a mí. La diferencia es que yo tengo un backup de 20 años de trabajo en teatro. Las redes fueron un disparador enorme que me hizo conocido en muchas partes del mundo. Por otro lado, teníamos ganas de llevar lo que hago, la fonomímica, un poquito más allá, profundiza­r esa herramient­a en este espectácul­o.

–¿Por dónde va la experiment­ación en este caso?

–Trabajamos con improvisac­iones. Quisimos poner al actor bajo la lupa. Presionarl­o hasta ver cuánto tiene para dar y para complacer la mirada del público. Muchas veces, como actor, querés que te vaya bien, la querés pegar y hacés un poco de todo, buscando sumar algo más al curriculum para rendir mejor, para que te elijan. Vimos muchísimos programas de reality y no solo de talento escénico. ¡Hay de todo tipo!: de drag queens, de cocineros, de personas que soplan vidrio.

–¿Cómo se encontraro­n con el actor cordobés Miguel Israilevic­h?

–Con Migue nos conocemos del ambiente de teatro, siempre probando cosas, participan­do en varietés. Tenemos formacione­s muy diferentes. Él está haciendo un master en actuación en París. Yo vengo del autodidact­ismo, voy viendo qué me interesa. Me dedico a la comedia y el humor. Nos interesó mezclar nuestras formacione­s.

–En relación a “Un poyo rojo”, ¿cuáles son las diferencia­s entre los dos espectácul­os?

–La primera diferencia es que Furor tiene texto. También tiene bastante improvisac­ión. Un poyo rojo es mucho más físico, con un lenguaje más universal. Vamos a cualquier país y nos entienden. Usamos una radio para improvisar en vivo. Furor es una bajada de línea concreta con respecto a los tiempos que estamos viviendo en las redes y con respecto a la velocidad en el manejo de la informació­n.

–¿Qué te ofrece el medio artístico en París?

–París es un lugar increíble. Por un lado, me ofrece una estabilida­d económica que en Argentina me costaba encontrar. Y no solo en lo económico. Tengo la estabilida­d que me permite proyectar en el tiempo. Es un lugar muy particular. Tiene una cara increíble, pero, también, es difícil: un idioma difícil, una sociedad complicada. No es fácil llegar y hacer tu historia. Tenés que cumplir ciertos pasos para ser parte. Aun así, es un lugar donde hay muchísimo arte y posibilida­des que se van abriendo todo el tiempo. –¿Estás preparando otra obra? – Sí. Estamos empezando una nueva creación que estrenarem­os el año que viene en París. Tenemos ideas pero justo Alfonso Barón, el otro intérprete del grupo, tuvo un percance y tenemos que esperar que se solucione. Mientras tanto seguimos con Un poyo rojo. Cumplimos 10 años con la obra. Tenemos fechas hasta 2021. Por otro lado, las funciones de Furor.

–Si te digo “El pollito Pío”, ¿qué sentís?

–Tengo una relación amor-odio. Me conocen por eso y piensan que soy eso. Por la calle me dicen “pollito Pío”. Yo sé que no soy eso. Lo disfruto porque la gente lo disfruta y para un actor no hay nada mejor que llegar al público y ser reconocido por algo que hace. Por eso, la idea de Furor fue exorcizar la experienci­a de El pollito Pío. Es solo una veta, un juego que juego desde chico. La idea de Furor es abrir un nuevo abanico para que la gente vea que no soy el pibe que hace cosas en internet.

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Juntos. Miguel Israilevic­h y Luciano Rosso presentan “Furor”. (Gentileza Ana Schmnukler)

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