Un tipo dispuesto a ayudar al participante
El formato televisivo del que se vale ¿Quién quiere ser millonario? logró popularidad en Argentina a raíz de Slumdog
millionaire, la película de Danny Boyle. Tal vez por eso, cuando el programa ganó aire en la televisión argentina, algunos esperaran que su conductor Santiago del Moro fuera como el de la película: un showman mediático bastante despreciable, que hace todo lo posible por que no gane Jamal Malik, el humilde protagonista del filme.
Sin embargo, Del Moro es lo opuesto a la que mostraba la pantalla grande. Conduce como un tipo ameno, querible y dispuesto a estirar los límites del reglamento con tal de ayudar al participante.
Lejos de una pose, o la caricatura propia de una película, lo de Santiago del Moro es sincero y por eso resulta creíble y querible. “Santiago es lo más máximo, es el tipo más generoso, pero de verdad, no lo digo para la cámara: es generoso porque creo que es uno de los pocos tipos que están en radio y televisión que tienen el ego bien ubicado. Santiago puede estar media hora callado para que hable el otro, y eso no lo hace nadie, porque no les da la cabeza a los otros conductores para hacerlo. Lamentablemente es así”, dice Costa, ladera en su programa de radio y unas de las personas que conoce la intimidad y la personalidad fuera del aire de Del Moro.
“Tiene el ego bien ubicado porque siempre fue tan querido por su familia. Generoso en lo laboral y como persona. A mí me ha ofrecido hasta prestarme una casa para que yo no tenga que pagar un alquiler. Lo único, y no sé si es defecto, Santiago no tiene segunda vuelta, él es: ‘Al pan, pan y al vino, vino’. Él da, da, y da. Y nunca pide devolución, pero no soporta si le hacés algo”, agrega la conductora y comediante cordobesa.
Más allá de lo que muestran los televisores del país, todo indica que del Moro es un buen tipo, centrado, algo que no abunda en los medios nacionales.
Estar al frente de esta versión argentina de ¿Quién quiere ser
millonario? humaniza un tipo de reality que necesita de estos gestos.