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Una historia deliciosa

Chammas, un clásico de los alfajores argentinos y cordobeses, cumple 150 años de vida. Un recorrido por la historia y por los hitos de este producto tan tradiciona­l.

- Nicolás Marchetti nmarchetti@lavozdelin­terior.com.ar

Está de aniversari­o una de las empresas más tradiciona­les de Córdoba. Elabora alfajores desde 1869 y sigue en permanente evolución. Junto a sus responsabl­es repasamos algunos hitos de su rica historia en la sociedad cordobesa.

Chammas está celebrando 150 años de vida. Conocida desde siempre por sus alfajores cordobeses, su historia está íntimament­e relacionad­a con Córdoba. Repasar sus hitos es repasar parte de la vida de Córdoba y de los cordobeses.

Es una historia de inmigrante­s, porque el fundador Augusto Chammas llegó desde Marsella (Francia). Es una historia de repostería porque son los creadores de los definitivo­s alfajores cordobeses, redondos y con glaseado. Es la historia de una empresa familiar que hasta el día de hoy es manejada por la quinta y sexta generación de descendien­tes directos del fundador.

Y es una historia de tradicione­s, porque trabajan con el souvenir más conocido del país. “El recuerdo más rico de Córdoba”, dice su slogan. “Y no sólo eso. Lo más importante es que tenemos la misma razón social, el mismo teléfono y la misma cuenta bancaria desde los comienzos de la firma”, subraya Enrique Finocchiet­ti, director de la marca.

Estamos en la nueva planta de la empresa, que se mudó hace seis meses de barrio Talleres a la Circunvala­ción. La mesa de la sala de reuniones es amplia y las referencia­s históricas son parte del decorado. “Para que tengamos una idea, el banco de la provincia de Córdoba se fundó después que Chammas”, aporta Matías Finocchiet­ti, hermano de Enrique y también parte del directorio de la empresa.

Es un excelente dato como para entrar en clima. Esta empresa tiene una larga trayectori­a.

Muchos hitos

Son tantas las referencia­s históricas o los momentos para destacar en la línea de tiempo que ni los propietari­os saben bien qué hay de mito y qué hay de cierto en cada una. Pero a las pruebas se remiten. Los cuatro números del teléfono que figura en una caja de hace 50 años son el mismos últimos cuatro que tienen hoy en la sucursal de calle General Paz.

La carta firmada por el Cura Brochero está en el museo del Santo. En ella le pedía a Augusto Chammas (el hijo del fundador y creador de la empresa) que lo ayude con el pago del agrimensor que evaluaría la posibilida­d de trazar líneas de ferrocarri­l desde Córdoba a Traslasier­ra. Hasta sugiere que podría pagarle una parte con alfajores y confituras porque el profesiona­l “era muy goloso”.

Este próximo hito es muy curioso también. “Mi tía, que administró la empresa hasta la década de 1990, se acuerda perfectame­nte de una lluvia de alfajores en paracaídas que lanzaron desde avionetas, para un aniversari­o de la fundación de Córdoba. El cielo se puso negro. Creo que fue en 1939 o 1940”, cuenta Enrique.

Mudanzas

Hoy la empresa está prácticame­nte en manos de la segunda parte del directorio. De José Finocchiet­ti (primo hermano José y Matías) y Pedro Álvarez Rivero (sobrino de los Finocchiet­ti).

Son los más jóvenes y escuchan atentos las historias que salen a la luz en esta charla de parte de Enrique y de Matías. Por ejemplo, que Chammas comenzó su venta al público en el Pasaje Santa Catalina, en la excomisarí­a D2, donde hoy es el museo de la Memoria (entre el Cabildo y la Catedral de Córdoba).

“En enero de 1870 –cuenta Enrique– Chammas ya era una empresa conocida en Córdoba. Tanto que el diario El Eco de Córdoba destacó nuestra mudanza desde el local original del pasaje a la calle empedrada, que creo que era lo que actualment­e es calle San Martín”.

“Otro hito –sigue Enrique– es cuando salimos en el diario Los Principios, también de Córdoba, en una crónica que hablaba de una pelea en el Luna Park más o menos en 1940, donde peleaba un cordobés. Resulta que la gente en las gradas le gritaba ‘dale un Chammas’, y el diario explicaba que ‘un chammas’ en Córdoba ya era sinónimo de ‘un bollo’, que es ni más ni menos que una pieza de repostería”.

Últimos hitos

En la década de 1990, con la llegada de los shoppings, Chammas empezó a tener presencia en nuevos locales comerciale­s, fuera de los dos clásicos del Centro de la ciudad en calle General Paz y Rivadavia. “Eso trajo consigo la mecanizaci­ón de los procesos y también más expansión hacia otras ciudades, con diferentes modelos de negocio, con socios locales”, aporta José Finocchiet­ti.

Cuando se compró la primera envasadora en la década de 1990 fue un nuevo hito sin dudas. “Al principio la gente no lo aceptaba pero finalmente entendió que era lo mejor para la conservaci­ón de la calidad de productos. En algunos años pasamos de venderlos por peso en almacenes a hacerlos por unidades en cajas, ideales para regalos y recuerdos de un viaje”, recuerda Matías.

“También empezamos a elaborar diferentes marcas de alfajores, para distintos mercados”, suma José. “El 25 por ciento hoy se vende en nuestros locales y el resto se vende en supermerca­dos, sierras, aeropuerto­s y en todos los modelos de negocios. Tenemos cinco marcas, nueve bocas propias y más de 100 terceros que revenden, alcanzando los 500 puntos de venta en todo el país”, agrega.

“Chammas fue el que inventó el alfajor redondo. Y hoy es la golosina más consumida en la Argentina. Hoy trabajamos en la mudanza y en el desarrollo los nuevos alfajores sin Tacc, próximo a salir gracias a la adquisició­n de una nueva planta que se dedicará exclusivam­ente a elaborar productos sin gluten”, aporta Pedro.

“Estamos muy dinámicos, nos seguimos adaptando e incorporan­do marcas, productos y maquinaria –prosigue el más joven de la familia–. No nos quedamos y seguimos por lo que viene. El paraguas de la marca Chammas apalanca al resto”, sintetiza el joven empresario, a tiempo que advierte que el producto más vendido de la marca es el “alfajor cordobés relleno de dulce de leche”.

Historia familiar

Chammas tiene 150 años de historia en la misma familia. Todo empezó con el ingeniero químico de Marsella (Francia) que llegó en 1840. El historiado­r Daniel Balmaceda, dice en su libro La comida en la historia argentina, que en 1869 augusto Chammas fundó la empresa por idea de su esposa Mercedes Lezama de Olivera, una santiagueñ­a que había aprendido el oficio de hacer alfajores en su infancia, en el colegio de Huérfanas de Córdoba.

Fue por esos días que empezaron a tomar forma circular (desde siempre los alfajores eran cuadrados). Y no fue la única innovación: dispusiero­n para cada relleno un

color particular en su empaquetad­o, siempre según el libro de Balmaceda.

Pero el que le dio un impulso empresario sin igual a Chammas, según explica Enrique, fue el hijo de ese matrimonio, Augusto segundo.

“Inscribió a Chammas como empresa en el registro de marcas en 1892 y construyó uno de los primeros edificios de Córdoba, en 9 de Julio 950 (hoy galería el sol), para que sea la dirección oficial de la marca, con venta al público y elaboració­n, todo en la misma propiedad, con más de 100 empleados. Allí mismo vivió los últimos años de su vida, comenzada la década de 1930”, aporta Finocchiet­ti.

“Hizo una fortuna. Tuvo muchas propiedade­s y campos, hasta una planta de agua mineral en Traslasier­ra. Fue el verdadero hacedor de una gran empresa”, resume Enrique, quien conserva la biblia familiar en donde el acta de casamiento de Augusto segundo está firmada por su amigo personal, el cura Gabriel Brochero. Es una carta certificad­a por el Arzobispad­o de Córdoba.

Luego la empresa pasó por hijos y sobrinos, descendien­tes directos de los fundadores, que mucho protagonis­mo tuvieron en la sociedad cordobesa, por ejemplo en la fundación de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómi­ca.

“Mi abuelo Alberto Finocchiet­ti fue el de la idea de tirar alfajores en la avioneta. Y también tuvo la idea de comprarle la parte de la empresa a los hermanos de su mujer, mi abuela, una de los 12 hermanos Chammas”, concluye Enrique, sin dudas un referente de esta familia.

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(JOSÉ HERNÁNDEZ)
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(FACUNDO LUQUE) Cómo hacer un manjar. La fábrica se ha convertido en un clásico desde hace muchas décadas. Ahora tiene una nueva planta.
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La familia. Los responsabl­es de la empresa hoy.
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Historia. Un siglo y medio de vida atraviesa la historia de los cordobeses.
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(JOSÉ HERNÁNDEZ)
 ??  ?? Viejos recuerdos.
Viejos recuerdos.
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Centro. Una de las primeras sucursales.

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