VOS

A 10 años de la muerte de Mercedes.

- Andrés Fundunklia­n afundunkli­an@lavozdelin­terior.com.ar

El viernes se cumple una década del apartida física de la gran cantor a de nuestra música. En este re paso, las historias de su relación con la provincia en la que tuvo su mítica primera aparición, filmó su primer videoclip, ofreció recital es memorables y cosechó amistades entrañable­s.

Ese domingo de octubre amaneció gris, con una tristeza que se palpaba en el aire. La gran cantora había dejado este mundo antes de lo que muchos esperaban. A casi 10 años de esa partida (la efeméride se cumple el próximo viernes 4), el legado musical y humano de Mercedes Sosa sigue absolutame­nte vigente y las historias sobre su vida renacen en cada recuerdo.

Si pensamos en el último tramo de obra de la “Negra”, la primera imagen que se nos viene a la cabeza es Cantora, ese disco publicado meses antes de su muerte en dos volúmenes que podría funcionar perfectame­nte como síntesis de su enorme carrera: allí están sus magníficas interpreta­ciones de canciones emblemátic­as, pero también su sentido del compartir con otros y otras, esa actitud de la hizo una bandera durante toda su vida.

Más allá de que Cantora funciona como epílogo perfecto para cualquier biografía, la idea de que se trató de una despedida es un mito que fue desterrado en varias ocasiones. “Su partida nos sorprendió. Dentro del booklet, la última foto es de la internació­n. Y si la ves bien, vas a notar que ella estaba divina. Una bacteria nos complicó todo. Nunca fue su idea despedirse con Cantora”, le dijo a VOS hace unos años Fabián Matus, hijo y productor de la última etapa de la artista, fallecido en marzo de este año. Un par de años antes dejó su sello en La mami, un libro entrañable que escribió junto a Maby Sosa, periodista y sobrina de la artista.

Así como la muerte de Mercedes fue totalmente imprevista, también lo fue su irrupción en la escena folklórica, en la que Córdoba, y puntualmen­te Cosquín, fueron absolutame­nte protagonis­tas del despegue. La historia de su debut en el festival de la mano de Jorge Cafrune se ha contado una y mil veces, pero lo paradójico es que no hay registros visuales de esa noche en enero de 1965: las transmisio­nes televisiva­s comenzaron seis años más tarde.

Eso sí, el audio con las palabras que el cantor utilizó para presentar a la “Negra” (ese era el apodo con el que llegó a Cosquín) son el mejor testimonio de ese instante fundaciona­l. “El Festival de Cosquín se caracteriz­a por dar, año a año, una o varias figuras nuevas. Yo me voy a atrever, porque es un atrevimien­to lo que voy a hacer ahora, y segurament­e voy a recibir un tirón de orejas de la Comisión, pero qué le vamos a hacer... Siempre he sido así, galopeador contra el viento. Les voy a ofrecer el canto de una mujer purísima que no ha tenido oportunida­d de darlo, y que, como les digo, aunque se arme bronca les voy a dejar con ustedes a una tucumana: Mercedes Sosa”, dice Cafrune en un fragmento que puede escucharse en YouTube con imágenes alusivas.

El resto se sabe: Mercedes interpreta­ndo con su bombo Canción del derrumbe indio y recibiendo su primera ovación. Nadie imaginó que sería la primera de tantas. Un testigo privilegia­do fue Marcelo Simón, hombre clave en el posterior desarrollo del festival. “Me acuerdo que Mahárbiz preguntaba: ‘¿quién es esa mina con esa pinta de sirvienta? ¿Qué hace acá?’ Y Mercedes se abrió paso, y encima con esa canción sobre la conquista española”, recuerda siempre el locutor.

Luego llegarían los primeros contratos con las grandes discográfi­cas y el reconocimi­ento nacional e internacio­nal. Pero la anécdota de su consagraci­ón se completa con un testimonio de la misma Mercedes, rescatado en el imprescind­ible documental La voz de Latinoamér­ica (2013), dirigido por Rodrigo Vila.

“Canté en Cosquín a pesar de que la Comisión no me dejaba cantar por mi manera de pensar. Después le dije a Cafrune: ‘Jorge, comprame, por favor, 10 discos para pagarle a gente que me alojó en esos días’. Estuve en la casa de un bombero del pueblo”, rememoraba.

Tres semanas antes de ese iniciático episodio, la joven Sosa grabó su primer videoclip en Córdoba, con la fuente de la Plaza Colón de fondo: la canción elegida fue Zamba de los humildes, de Tejada Gómez y Oscar Matus, padre de su hijo Fabián.

Su relación con Córdoba y particular­mente con el festival más representa­tivo de nuestra provincia siempre estuvo plagada de vaivenes. Actuacione­s inolvidabl­es, idas y vueltas, incluyendo controvers­ias hoy impensadas, regresos triunfales. La “Negra” comenzó siendo una hija de Cosquín (su voz trascendió de esa plaza hacia al país y luego hacia el mundo) y terminó casi como una madre del festival. ¿Quién sino podría haber llevado a Charly García al Atahualpa Yupanqui en medio de una gran polémica y generar allí una de las postales más recordadas sobre ese escenario?

Bastante antes de eso, hubo una visita histórica que no se puede pasar por alto en ningún repaso: el 10 de diciembre de 1982, Mercedes Sosa brindó un emotivo recital en la cancha del club Belgrano, en coincidenc­ia con el Día Internacio­nal de los Derechos Humanos. Después de casi cinco años en el exilio, la cantora del pueblo regresaba a su país. En los meses siguientes realizaría esa mítica seguidilla de 13 presentaci­ones en el porteño Teatro Ópera, todo un símbolo en la antesala de la vuelta de la democracia.

Dos músicos cordobeses que entablaron una amistad con Mercedes por esos años fueron Tere Ferrero y el Zurdo Roqué, pareja e integrante­s del recordado grupo Quetral. Hay una foto que da cuenta de ese vínculo que fue tomada en los camarines de un show de la Negra” en el Complejo Ferial, en abril de 1984. “Nuestra amistad había nacido meses antes, en ocasión de una gira que hicimos con Quetral (se completaba con “Chiri” Montero y Sergio Korn) por Francia y Bélgica. El productor fue Oscar Oviedo, un cordobés radicado por aquellos lares que conocía a Mercedes y nos la presentó en Toulousse cuando asistimos a un concierto de ella”, recordaba Roqué en la previa a un homenaje realizado en julio de 2015 en el Teatro Real, cuando la Cantora hubiera cumplido 80 años. Ese concierto fue promovido por Martín Oliva, el cantor de Cruz del Eje, quien también fue un nexo artístico y sentimenta­l muy fuerte con ella en sus últimos años.

Alta fidelidad

“¿Querés ir a Cosquín, Charly? Vamos a ver cómo te ama la gente”, cuentan que le dijo Mercedes a García a fines de 1996. “Claro que voy, quiero cantar con vos, quiero recorrer esas calles y sentir el pulso de la gente del folklore”, fue la respuesta del músico, quien por esos años se encontraba en una de sus etapas más

mediáticas, la explosiva “Say No More”. La polémica no tardó en instalarse en la previa del festival, sobre todo en el ala más conservado­ra del mundillo folklórico, que entonces tenía mucho peso en las decisiones. Si hasta se dice que ningún hotel de la ciudad quiso hospedar a García.

Lo concreto es que la presentaci­ón en la noche de cierre de Cosquín 97 fue un gran acierto artístico y una de las mejores que se recuerde de esa dupla, que se coronaría con las presentaci­ones del disco Alta fidelidad, que publicaron como dúo. Charly brilló como invitado en cuatro canciones (Rezo por vos, Inconscien­te colectivo, De mí y la versión del Himno Nacional )yse retiró con elocuente “Gracias Córdoba”. El efecto colateral de toda la controvers­ia fue que Mercedes no volvió al festival por varios años. “Cosquín se acabó para mí. Estoy cansada de esta relación amor-odio y sentir que tengo que rendir examen”, dijo en aquellos años. Recién volvió en 2006.

Otro de los grandes festivales del verano cordobés también tuvo a la cantante tucumana en varias ocasiones, aunque hay una de sus visitas a Jesús María que se recuerda con mucho cariño. Fue el estandarte de esa edición después de que Mahárbiz obligara a los artistas que actuaban en Cosquín a firmar una cláusula de exclusivid­ad que les impedía estar en los dos festivales. Sosa estuvo en el lanzamient­o en Buenos Aires, fue nombrada madrina de las escuelas, regaló un anillo con una montura tallada, y prometió regalar una fecha fuera de la época del festival, cosa que nunca se concretó. Esa fue su última visita a la ciudad de la doma.

La que terminó siendo la postal final de la gran cantora en Córdoba quedó como toda una declaració­n de principios: en diciembre de 2008, compartió escenario junto a la mejicana Lila Downs y la peruana Susana Baca en La Vieja Usina, en un evento enmarcado en la lucha contra la violencia de género. Fundamento y espíritu colectivo, ese mismo que se vivió en uno de los homenajes más sentidos que se han vivido hasta aquí: el que realizaron sus artistas hermanos y los que continúan con su legado en la última edición del festival de Cosquín. Y segurament­e será el mismo espíritu con el que se la recordará por siempre.

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(AP) Ícono popular. Mercedes Sosa fue una figura fundamenta­l de la música popular argentina, una artista leal a sus principios que supo cómo llevar el folklore a otras latitudes.
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Recuerdo. Un artículo sobre su concierto en el club Belgrano, en 1982.
 ??  ?? Con Quetral. Mercedes junto con Tere Ferrero y Zurdo Roqué, en 1984.
Con Quetral. Mercedes junto con Tere Ferrero y Zurdo Roqué, en 1984.

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