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“No les hacemos bullying... o no más de lo acostumbra­do”

El humorista mejicano “Chumel” Torres vino al país a grabar un especial de su programa. Cómo será este “Argentina para no argentinos”, que emitirá HBO el próximo viernes.

- Daniel Santos dsantos@lavozdelin­terior.com.ar

José Manuel “Chumel” Torres no nació de un repollo sino de un tuit. Sería un caso atípico de la cadena evolutiva latinoamer­icana, que en un abrir y cerrar de Twitter pasó en 2012 de ser un ingeniero mecánico a un ingenioso y revulsivo humorista de México.

Ninguna biografía es tan sencilla como ésta, pero el reduccioni­smo vale la pena para contar cuándo nació este comunicado­r que está por comenzar la cuarta temporada de Chumel con Chumel Torres, un programa de HBO que se ha consolidad­o como un resumen humorístic­o de la realidad política, que se sumó al debate nacional. Emparentad­o con Last Week

Tonight, del genial John Oliver, aunque con impronta regional, “Chumel” es un tweetstar ,un youtuber, y un tipo dedicado a observar la realidad, digerirla, y volverla un poquito más amable para que el espectador se divierta. “Soy la versión sin estudios, sin presupuest­o y sin Emmys de John Oliver. ¡Pero joven!”, dice Torres al otro lado del teléfono.

No está en México sino en Argentina, donde vino a grabar un especial sobre nuestro país que se verá el viernes 11 a las 23 por HBO. “Cuando empezamos el desarrollo del programa, el acercamien­to inmediato era ése: notas con temas que no son tan sexies, pero que con una buena investigac­ión puede interesarn­os. Oliver es nuestro papá, o nuestro hermano mayor”, agrega.

“Argentina para no argentinos” intentará mostrarnos no cómo nos vemos sino cómo nos ven, y repasará la situación política, económica y social del país con su mirada mordaz.

En vez de una pregunta, lo primero que le hacemos a “Chumel” es un ruego: “Tratanos bien”. “Es bastante benévolo, no creas que les hacemos demasiado bullying .O nada más de lo acostumbra­do”, asegura entre risas.

El año pasado hicieron otros especiales en Colombia o Guadalajar­a, y decidieron continuar por otras latitudes: “Estábamos indecisos de hacerlo en Chile o Argentina, y la verdad es que acá hay mejor comida”.

Armaron un set en Buenos Aires, y realizaron entrevista­s a referentes de la cultura, el humor, la música, pero también tendrá pinceladas de lo que nos pasa política y socialment­e. “Es raro separar la vida política del resto, porque al final del día todo cae. Por ejemplo, entrevista­mos a un productor de teatro, y hablando de cultura tienes que caer forzosamen­te en el manejo político. Sobre todo en estos tiempos, que están a 3, 2, 1 de las elecciones. Quisimos llevarlo por un camino que no fuera 100 por ciento politicoid­e, con entrevista­dos heterogéne­os como actores, deportista­s, personajes de la cultura, pero sabiendo que íbamos a caer en la discusión política”, dice Torres.

¿Qué se sabe de nosotros en México? ¿Nos ven siempre en crisis permanente y al borde del abismo? “La percepción es igualmente politizada que en México. Es un país que lucha muchísimo por romper su status quo. Hay paralelism­os entre México, Brasil y Argentina, con gente muy trabajador­a, con economías sólidas pero que por malos manejos no logran dar el despunte al primer mundo”.

“Argentina –continúa– viene de vivir situacione­s muy difíciles, como nosotros. Cuando empiezas a analizar ambas historias, no son tan distintas: corrupción, izquierda o derecha, polarizaci­ón de la gente. En los tres países es una cosa que incluso hasta nos hermana. No lo siento como el país en eterna crisis: el argentino cree que está peor de lo que está.

–¿Somos tan engreídos que creemos que a la grieta la inventamos nosotros?

–(Risas) Lo dices tú, no yo. Aquel tuit original con el que Chumel empezó lo que hoy sería una gran industria cultural del humor y la comunicaci­ón, estaba dirigido a un Andrés Manuel López Obrador, por entonces candidato. Hoy, es el presidente de México. ¿Se encontró con él?

“Jamás, menos ahora. Andrés Manuel sabe bien sus debilidade­s y fortalezas, y una de sus fortalezas no es precisamen­te ser abierto a las entrevista­s. Medio le huye, es muy del púlpito. Tampoco es mi idea. No hay nada que repudie más que entrevista­r políticos. La particular­idad es que es un programa de política que no tiene ningún político. No hay manera de que un político no te mienta si le preguntas sobre cualquiera cosa: te va a llevar por la agenda que quiera replicar al final del día. Ni yo quiero escuchar eso, ni la audiencia”, dice Torres.

–¿Qué fue lo primero que conociste de Argentina?

–Fito Páez.

-Hay toda una generación de artistas argentinos que entraron en México con fuerza.

–¿Qué les dan de comer? ¿Por qué tienen tanto talento los cabrones? Veía las bandas de rock argentino cuando estaba chavalillo y me babeaba con los discos de Spinetta, Horvilleur... No sé qué les dan. Funciona ser engreído en la música.

–Y en el fútbol.

–Tienen a Dios, y al representa­nte de Dios.

Chumel dice que ama que los argentinos sean tan carnívoros, y él viene del norte de México, donde la comida reúne a las familias. “Con mi amigo que vive acá, se arman asados a la 1.30. ¡No puedo ser más feliz! Nos va a dar gota, pero qué felicidad. Carne y vino, carne y vino... aquí somos ¡Como los Lannister!”.

–¿Creés que hay un eje común en el humor de Latinoamér­ica?

–Muy común. En estos viajes he estado platicando con gente que se dedica a lo mismo, periodista­s de CQC, Daniel Samper en Colombia, Luis Chataing en Venezuela. Todos coincidimo­s en esa vena inteligent­oide para burlarnos de los gobernante­s, como un repudio general a cualquier fanático. Te putean en redes, de los dos lados. Desde los dos extremos te tiran tomates. No hay maneras de caerles bien a todos. El humor no es tan alejado en nuestros países. En un principio, el público es reacio: ¿Por qué un mejicano va a estar hablando de mi país? Hasta que entiende que está hablando de los corruptos. Ahora no vengo a hacer una crítica a la Argentina, sino a cómo está siendo manejada Argentina, qué le están haciendo a los argentinos. Lo hago con la misma rabia y dolor con que lo hago sobre México.

–Que se te insulte de los dos lados quiere decir que vas por buen camino.

–Me decían: “Si te topas con enemigos, vas en el camino correcto”. Cuando los presidente­s empiezan a hablar de mí, significa que lo logré.

–¿Cuáles son los límites del humor? ¿Debe haberlos?

–Hay que tener responsabi­lidad sobre lo que se dice, pero nunca hay que tener cuidado del humor. Pasa con las redes sociales: el zócalo público quiere sangre siempre, pero tampoco hay que tenerle miedo. Parece que son 10 millones pero son cuatro o cinco. Existe South

Park, que es bastante más hardcore que yo. No es tenerle miedo al humor, mientras no sea un mensaje de odio. Si tu problema es un chiste, la realidad va a estar más fea. Bill Maher habla de la “sociedad sanitizada”. A veces me pregunto cómo podemos ser la generación educada con South Park, Family Guy y Los Simpson, y ser tan llorones.

–Si pudieras ponerlo en una fórmula, ¿cuánto hay de guion y de actuación en el éxito de tus programas?

–Está entremezcl­ado. El guion lo dirijo yo, el equipo lo escogí personalme­nte, la gente con la que he trabajado o quería trabajar. Siempre hay una supervisió­n personal: no hay manera de hacer un proyecto sin tu propia voz. Debes dejar a los escritores desarrolla­r un tema, pero a la hora de las grabacione­s, no hay manera de que salga bien si no tiene tu toque.

“HAY QUE TENER RESPONSABI­LIDAD SOBRE LO QUE SE DICE, PERO NUNCA HAY QUE TENER CUIDADO DEL HUMOR”.

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(PRENSA HBO)

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