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Un adiós soñado para fanáticos

La película basada en “Breaking Bad” retoma con maestría la atmósfera de aquel universo. El devenir de Jesse Pinkman atrapa y conmueve. Desde el viernes ya está disponible en Netflix.

- Diego Tabachnik dtabachnik@lavozdelin­terior.com.ar

Parece lógico, pero no lo es necesariam­ente: el mayor mérito de El Camino: una película de Breaking Bad es haber logrado un salto espacio temporal para conseguir una conexión absoluta con la serie. Es como si volviéramo­s a setiembre de 2013, cuando terminaba de forma magistral la historia que cruzó los caminos de un profesor de química devenido en zar de la droga, y uno de sus estudiante­s que se convirtió en socio criminal.

El primero quedó tendido en la última balacera y se volvió leyenda. El segundo, Jesse Pinkman, huyó en un Chevrolet El Camino a toda velocidad y a los gritos de felicidad.

Precisamen­te ahí es donde retoma la historia Vince Gilligan, el creador de todo este universo. Y lo hace recreando de manera fluida la misma atmósfera, con esos planos, encuadres y colores caracterís­ticos de la serie

No es menor el punto, teniendo en cuenta que Better Call Saul, por ejemplo, con el correr de las temporadas terminó diluyendo ese capital.

En este caso, la película va y viene entre lo que Jesse padeció en un cautiverio absolutame­nte salvaje e inhumano (que parece remontarlo a un estado protoanima­l) y su lucha para abrazar la libertad y conseguir un nuevo comienzo.

En esa carrera, es clave Todd Alquist (el personaje de Jesse Plemons) en un macabro suceso, narrado con la frialdad que lo experiment­aba este hampón.

Un detalle digno de la serie: la secuencia en la que Todd va manejando por el desierto para completar esta sórdida tarea, cantando alegrement­e Sharing the night

together, un clásico de Dr. Hook de fines de los ‘70.

Por ahí va la esencia de El camino: tan opresiva como contemplat­iva, violenta como redentora, logra transmitir una tensión en aumento junto con recuerdos de heridas profundas.

Aaron Paul es el protagonis­ta excluyente, y vuelve a probar que el rol de Pinkman lo acompañará – para bien o mal– por el resto de su carrera.

Para ver en cine

En Estados Unidos, El Camino se estrenó en varias salas de cine y la verdad es que muchas de las tomas panorámica­s en el desierto deben justificar la entrada.

La decisión quizás tenga que ver con la intención de que la película ingrese por la puerta grande al circuito de premios mayores.

Lo que sí queda claro es que se trata de un festín para los fanáticos de Breaking Bad. La película se cierra y sostiene por sí misma, pero sería un pecado mirarla sin entablar la conexión profunda y sentimenta­l que uno estableció como espectador de la serie.

Parte de la emoción en este reencuentr­o es precisamen­te ir viendo poco a poco quiénes son los 10 personajes que vuelven a aparecer en esta continuaci­ón.

Los hay de todas las jerarquías y relevancia, algunos que siguieron con vida y otros que cayeron en la quinta temporada (y mejor dejamos ahí la enumeració­n para evitar el spoiler).

Lo importante es que la historia no está para nada forzada y mantiene la calidad que tuvo una de las mejores series de todos los tiempos, y en la época dorada del formato.

Ahí viene también lo doloroso de esta última dosis que nos da Jesse. Superando la mitad de la historia –y basándonos también en lo que dijeron los propios protagonis­tas y realizador­es– nos enfrentamo­s a la triste certeza de que este sí será el final definitivo de la historia.

Lo bueno, es que lo hicieron muy dignamente.

 ?? (NETFLIX) ?? Intensa. “El Camino” narra el destino de Jesse Pinkman, y está a la altura de las grandes expectativ­as que había en torno a la película.
(NETFLIX) Intensa. “El Camino” narra el destino de Jesse Pinkman, y está a la altura de las grandes expectativ­as que había en torno a la película.

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