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Cumbia con identidad propia

La Delio Valdez, orquesta que fue punta de lanza de una nueva escena, celebra 10 años. Santiago Moldovan habla de este proceso y cómo llegaron al primer disco de canciones originales.

- Andrés Fundunklia­n afundunkli­an@lavozdelin­terior.com.ar

–Después de 10 años lograron sacar un disco completo de canciones propias y la verdad es que fue un golazo. Tiene hits, un concepto fuerte con este “Sonido subtropica­l”, ganaron un Gardel, van a estar en el Lollapaloo­za. ¿Cómo vivieron todo este proceso?

–Desde el principio siempre tuvimos la inquietud de hacer nuestras canciones, pero la verdad es que sólo filtrábamo­s dos por disco. Al ser una orquesta grande siempre fue difícil componer. Era una cuestión pendiente. Todo lo anterior fue un aprendizaj­e para sacar este disco y fuimos descubrien­do cuál era el sonido original de La Delio. El proceso fue muy interesant­e, porque los cuatro que componemos nos tomamos unos meses y después llevamos las canciones para que terminen de adquirir la identidad de la banda. Más allá del premio, estamos muy satisfecho­s con lo que pasó porque el público se lo apropió al toque. Este disco nos marca el camino a seguir.

–¿Sienten que finalmente llegaron a ese sonido de cumbia propio? ¿Cómo lo describirí­an?

–Cuando la banda empezó, era juntarnos y elegir una canción siempre muy puesta en las orquestas caribeñas y decir “vamos a tocarla como podemos”. En ese momento no teníamos muy a mano el saber, las herramient­as del toque. Después nos fuimos dando cuenta que podíamos tener un sonido argentino. La cumbia de la Delio no es sincopada y tiene el bombo a tierra, el patrón rítmico es más cuadrado. Con la guitarra eléctrica, el bajo y el timbal con bombo, hay como un trío de rock adentro de la orquesta. Además, hay varios de nosotros que también veníamos de otro palo…Fueron cositas que armaron nuestra identidad.

–Al rock le costó asimilar la cumbia, siempre recuerdo ese grito de guerra de El Otro Yo (“La cumbia es una mierda”). Y con ustedes hubo prejuicios, decían que eran colombiano­s.

–A la gente le costó asociar la cosa de la orquesta tropical. No lo asumían como algo argentino. Es uno de los prejuicios más livianitos que hay con la cumbia. Eso fue cambiando porque se fue agrandando la escena y también empezamos a convivir con bandas de rock, reggae, ska. Fuimos rompiendo muchos prejuicios. Antes lo habían hecho los Decadentes, Bersuit. Pero para el resto siguen siendo bandas de rock a pesar de que también tocan cumbia.

–Y terminaron siendo punta de lanza de una gran escena. ¿Cómo lo explican?

–Esto de la escena de cumbia que se fue armando es un fenómeno que un poco nos excede. Creo que tiene que ver con que en algún momento empezamos a mirar a la música latinoamer­icana con un poco más de respeto y reconectar­nos con toda esa cultura.

–También hicieron un trabajo importante con las letras, se alejaron de cuestiones machistas que están en el género.

–Hay una manera de pensar del colectivo que está muy lejos del machismo. Hay toda una época de la cumbia colombiana que es bastante misógina, lo ves en las tapas de los vinilos. Aunque también hablan de cosas muy sensibles socialment­e. De lo que le pasa a los oprimidos, a los campesinos. En la cumbia villera pasa lo mismo. El género es popular y social desde sus inicios. El otro costado lo hemos ido transforma­ndo.

–En su momento las bandas de reggae y ska de acá buscaron la legitimaci­ón de parte de sus pares jamaiquino­s y comenzó a haber un intercambi­o muy genuino. ¿A ustedes les pasó algo similar con Colombia?

–Lo fuimos haciendo con mucha gente distinta y de diferentes maneras. Por ejemplo, cuando abrimos un show de Totó La Momposina: después compartimo­s un asado y hasta se armó bailongo ahí. En el disco nuevo nos dimos un gustazo, que fue que en una canción nuestra grabaran Los Gaiteros de San Jacinto, que tienen que ver con una tradición de 500 años de música transmitid­a dentro de las familias. Ese sonido súper ancestral está ahí. Todo esto se dio porque nosotros siempre partimos desde un lugar de aprendizaj­e, respeto y amor. Ahora sacamos dos simples que hicimos con Frente Cumbiero, que son la siguiente generación de la música colombiana, la fusión con el jazz, la electrónic­a.

–Hay una gran escena de la fusión de la cumbia con otros géneros. ¿La curten?

–Sí, la música tradiciona­l está como un poco dejada de lado y ellos te lo dicen con nostalgia. Esas orquestas hermosas de cumbia las escuchan en las fiestas. Capaz es como nos pasa a nosotros con el tango. Lo vamos resignific­ando. La escena esta que va encontrand­o colores nuevos está buenísima, siempre tuvieron musicazos. La cumbia permite fusionarse un montón. Pero lo cierto es que vos viajás a Colombia y suena al palo el reguetón.

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