Calamuchita: pinares, vinos y vida gourmet
El valle del sur de la provincia puede ser base de operaciones para un fin de semana gastronómico, centrado en la visita a viñedos, bodegas, restaurantes y actividades para toda la familia.
El Valle de Calamuchita fue pionero en la reconversión del vino de Córdoba. En esta geografía serrana, ubicada al sudoeste de la capital provincial, fue fundada en el año 2003 la bodega Finca Atos, con seis hectáreas de viñas de Pinot Noir, Malbec o Cabernet Sauvignon (entre otras).
Calamuchita, valle dominado por un paisaje de película, con pinares y ríos transparentes, es base de la familia Astesano, que ya cuenta con otras cinco bodegas que elaboran más de 12 mil litros de vino al año. Son Vista Grande y Familia Furfaro (ambas en Villa Ciudad Parque), Finca Atos (Atos Pampa) y Las Cañitas (Villa Berna). También hay otras que, por la cantidad de litros, están bajo la denominación “elaboradores artesanales”, como Río del Medio (Los Reartes) y Las Acacias (La Cumbrecita).
Quien haya probado estos vinos seguramente habrá comprobado que la reconversión del vino cordobés busca elevar la calidad del producto. Y no sólo eso. La reconversión también implica ofrecer experiencias ligadas al enoturismo.
Así, ya florecen en Córdoba visitas guiadas a las bodegas y viñedos, degustaciones, posadas dentro de los predios y hasta restaurantes en las instalaciones.
Posadas gourmet
Por una invitación llegamos a Posada Lautaro, en Villa Yacanto, que busca como otras en toda la provincia posicionarse entre las opciones que ofrecen no sólo buen alojamiento sino también servicio gastronómico más elevado al promedio habitual de las zonas serranas.
Es que la gastronomía de los valles turísticos de Córdoba sigue siendo bastante tradicional y es justamente en las posadas en donde en el último tiempo se están disfrutando de avances en cuanto a la originalidad de las propuestas, calidad de productos empleados, y técnicas de cocción.
Lautaro es una posada ubicada en un gran predio, con bosque propio de pinos, ubicada a pocos kilómetros del centro de Yacanto. Las habitaciones están construidas en piedra y madera y se calefaccionan únicamente a leña. Sin dudas, uno de sus mejores servicios está en las comidas, que siguen esa línea de rusticidad que propone el alojamiento.
Inspiración Mallman
Fuego, leña, estaca, parrilla. Desde panes a carnes, pasando por verduras y frutas, todo fue trabajado a la llama o a la parrilla en este fin de semana que nos tocó vivir en la posada.
Esa inspiración tal vez provenga del pasado de uno de los responsables, Leonardo Mauleón, mendocino radicado en Córdoba que trabajó organizando eventos para Francis Mallmann.
El almuerzo de domingo, al aire libre y con el sol entrando entre los pinos, se conformó de bondiola de cerdo a la parrilla (previamente macerada en limón, oliva y romero) acompañada de verduras al rescoldo: zanahorias, puré de berenjenas, cebollas y pimientos. Todo con un adorable baño de alioli, perejil y aceite de oliva.
Restaurantes
Si bien la gastronomía de Yacanto sigue ligada a su tradición, hay una incipiente reconversión en los restaurantes para atraer a un turismo más sofisticado.
Mucho tienen que ver con estos avances el trabajo de las secretarías de turismo. Así como el Valle de Traslasierra tiene lo suyo en el tridente conformado por San Javier, La Población y Yacanto de Traslasierra, en Yacanto de Calamuchita se está trabajando para empezar a conectar a los productores artesanales de alimentos radicados en la zona con los dueños de los restaurantes, lo cual está produciendo cambios en la gastronomía del lugar. Pequeños pero firmes.
Por ejemplo, en el restaurante Aldea de los Cerros, que también cuenta con alojamiento, además de las clásicas minutas se puede disfrutar de un ojo de bife con hongos de la zona. Y mousse de queso de cabra que se acompaña con mermelada de pimientos rojos, un plato con texturas novedosas que conservan y potencian la expresividad aromática de sus componentes.
También probamos una sugerente mousse de chocolate entre los postres, elaborada con materias primas de altísima calidad. Por ahí va la reconversión gastronómica de la mano de un turismo gourmet que busca descanso pero también alta gastronomía, visitas a bodegas, degustaciones de vinos y placeres que se encuentran perfectamente desarrollados, por ejemplo, en Mendoza.
Está claro que en la provincia cuyana el vino no sólo es una actividad turística. El vino es una industria importante y según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) representa casi el 70 por ciento de vino que se elabora en el país (Córdoba se ha reconvertido en calidad en el último tiempo pero produce solamente el uno por ciento de la uva que se vinífica en la Argentina).
Hay un dato más alentador: cuando la Agencia Córdoba Turismo presentó en septiembre una nueva página web para realizar tours virtuales por las bodegas publicó que, según el Observatorio Nacional Vitivinícola, hoy Córdoba es el tercer destino de la Argentina con mayores visitas turísticas a bodegas y productores artesanales de vino, ubicándose después de Mendoza y de Salta, fusionada con Jujuy.
Visita a bodegas
En el Valle de Calamuchita hay visitas guiadas a las bodegas Vista Grande y Familia Furfaro (Villa Ciudad Parque). Las Cañitas (Villa Berna) también las ofrece y suma servicios de alojamiento en cabañas y en restaurante. Próximamente, también habrá en Las Acacias (La Cumbrecita).
Nosotros hicimos un recorrido por Finca Atos, la bodega del paraje Atos Pampa, que está ubicada sobre la ruta asfaltada que conecta a Villa General Belgrano con La Cumbrecita, poco antes del puente sobre el río Intiyaco. Un lugar maravilloso desde el punto de vista natural.
Desde Yacanto se puede llegar en poco más de media hora, por un pintoresco y zigzagueante camino de 20 kilómetros de tierra, con vista a las sierras grandes y a los pinares de la zona. Incluso se atraviesa un puente sobre el río Santa Rosa que hace más atractivo el trayecto.
Las visitas guiadas con degustaciones son los días jueves, viernes y sábados, de 10 a 12 y de 14 a 17. Están a cargo de la familia Astesano, propietaria del emprendimiento que nació luego del corralito financiero de diciembre de 2001.
La familia logró salvar los ahorros y comenzó este novedoso proyecto, que no sólo cambió su vida sino que la de muchos lugareños que trabajan y se forman desde entonces, hasta el día de hoy, en materia vitivinícola.
Viñedo de altura
El de Atos Pampa se define como un viñedo de altura, porque está a 1200 metros sobre el nivel del mar. Las primeras vides se plantaron en 2003 y utiliza el riego por goteo con bomba del agua de vertientes.
La visita comienza por un recorrido por el viñedo montañoso, continúa en la bodega (en donde se puede entrar a la cava con 40 barricas de roble) y termina en una sala de degustación. La entrada cuesta $ 250, monto que puede utilizarse como crédito para compras de productos.
Durante la hora y pico de la visita nos enteramos, por ejemplo, de que la composición mineral del terreno cambia de planta a planta, que actualmente la bodega produce 20 mil botellas de vino al año y que su aspiración es llegar a 40 mil, cuando las nueve hectáreas del predio estén productivas (hoy hay seis).
Eduardo Astenano, iniciador del proyecto, dice que no quiere más de 40 mil porque eso significaría modificar el plan de negocios. Asegura que así está bien, que quiere seguir vendiendo su producción en la bodega, restaurantes de la zona y por Internet.
“Hoy los vinos son en Córdoba como los alfajores. Todos los que visitan una zona con bodegas quieren llevarse una botella de suvenir”, dice mientras descorcha un pinor noir de la línea clásico en la sala de degustaciones. Esta sala de altura es parte de la nueva arquitectura de la bodega, que también se actualizó hace poco en materia de equipamiento.