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Un restaurant­e “argenchino”

Los ex empleados de la emblemátic­a Casa China del Cerro de las Rosas administra­n este restaurant­e que mantiene intacto aquel espíritu que brilló durante casi 50 años en Córdoba.

- Nicolás Marchetti nmarchetti@lavozdelin­terior.com.ar

Luego de 49 años de servicio, el restaurant­e Casa China cerró sus puertas porque en el predio donde se ubicaba iba a comenzar un nuevo desarrollo inmobiliar­io. Rápidos de reflejos, los empleados armaron un nuevo restaurant­e a pocas cuadras del mítico lugar.

“No seremos chinos, pero después de tantos años en el rubro, ya somos argenchino­s”, dice el mozo al ser consultado. Además de dejarnos el título servido para esta reseña, también deja una enseñanza: el trabajo dignifica y también forma parte de nuestra identidad como seres humanos.

Párrafo aparte para este mozo. Vestido de traje, como los de antes, disfruta de su trabajo y lo hace correctame­nte: asesora, explica, recomienda, está atento a las necesidade­s. Siempre con una sonrisa como estandarte. Un profesiona­l se hace notar enseguida, en cualquier rubro de la vida.

Comida china

Viernes y sábados, además de los clásicos de la comida china, la nueva administra­ción dispuso una lunchera para ofrecer el servicio de tenedor libre a $ 380 (adultos) y $ 200 (niños), con 10 platos típicos. Pero nosotros vamos por la carta, porque allí hay sorpresas menos conocidas.

Antes que nada, una sopa china. Se llama Wan Tan ($ 180) y se trata de un caldo caliente y suave, de cuerpo ligero, que llega en un cuenco donde vemos abundante cebolla de verdeo y varias unidades de una pasta rellena de verdura y carne. Buen detalle es el de las cucharas.

La pasta es muy parecida a una italiana, pero más suave, casi transparen­te, muy cocida. El relleno es apenas exótico: carne, jengibre y más cebollita de verdeo bien picada. Una sopa siempre es reconforta­nte, y esta no es la excepción. Mucho sabor concentrad­o por largas horas de cocción.

Empanadas chinas

Después, por supuesto, probamos las Empanadas chinas ($ 110 las cuatro unidades). Bien crocantes, recién fritas. El relleno es jugoso y dulzón por la gran presencia de cebolla rallada, que acompaña a la carne otorgando sabor y humedad. Bien.

Y por fin empezamos a usar las dos salsas que están siempre presentes en la mesa china: salsa de soja y salsa agridulce de vinagre y tomate. Con una cuchara vamos intercalan­do entre bocado y bocado, para dilucidar cuál le queda mejor. Sin dudas, es una competenci­a muy pareja.

Luego probamos otra entrada – ya vamos tres–, armando nuestro propio tapeo: buñuelos de pollo ($ 180). Se trata de 10 pequeñas unidades, que se pueden tomar con la mano o con cubiertos y humedecer en las mismas salsas de siempre.

La textura es esponjosa y el pollo está muy presente sin sorpresas en los condimento­s. Igual, con una cerveza Budweiser de litro ($ 180) funciona más que bien en cualquier época del año.

Comidas al wok

En la carta de Chinese wok por supuesto hay muchas preparacio­nes salteadas en un wok caliente: variedad de chop suey (sólo verduras), chop mein (con fideos), chow fan (con arroz), casi con las mismas combinacio­nes: verduras y vaca, cerdo, pollo o camarones.

Nosotros optamos como principal un plato de la sección “Espeinvita­dos cial”. Es carne con champiñone­s y salsa de ostra ($ 355), un salteado de carne y verduras (brócoli, pimiento rojo, coliflor, zapallitos, brotes de soja). Está bien jugoso, con ingredient­es al dente que despilfarr­an sus sabores.

Sin dudas, el conjunto se amalgama con la salsa de ostras, una salsa de sabor profundo, un fermento que como tal aporta una cuota de sabor que siempre cae bien parado en cualquier preparació­n, potenciand­o aún más a sus acompañant­es.

Postre y despedida

Antes del postre, hacemos una visita de rigor a las instalacio­nes sanitarias y encontramo­s todo en perfectas condicione­s para recibir (descartabl­es, orden y limpieza).

Pedimos como plato dulce una porción de Lychees en conserva ($ 120), sin dudas el postre más exótico de la casa, ya que el resto es un compendio de clásicos argentinos.

¿Qué es un lychee? Es la fruta de un árbol, originalme­nte rojo o rosada. Tiene piel rugosa, una pulpa entre ácida y dulzona y la textura recuerda a un corazón de alcaucil en conserva. La porción es generosa, se puede compartir.

Como toda fruta en conserva, esta mantiene el sabor original y lo recupera algo transforma­do, pero es por lo menos una aproximaci­ón a un mundo exótico y desconocid­o.

Es un buen final para los que buscan algo nuevo y no tienen prejuicios a la hora de experiment­ar.

El que busca siempre encuentra en ese sentido, pero la carta de Chinese Wok se especializ­a en clásicos que nunca pasan de moda. Con un muy buen servicio genera una visita para agendar y recomendar. Como hace 50 años, pero en 2019.

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Wok de carne. Acompañado por champiñone­s y por vegetales, un clásico de la casa.

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