Sobre corrección política
–¿Cómo te llevás con la corrección política que impera en ciertos ámbitos?
–Estamos rodeados de pulsiones hacia la corrección y hacia los correctores políticos, que son quienes te dicen qué podés y no podés pensar. Yo estoy lejos de las redes sociales, pero siempre hay interlocutores que te acercan a esos temas; seguramente hay convicciones que se cuelan en lo que hacemos, pero la idea no es militar, entonces no nos sentimos mal si eludimos en nuestro humor los temas flamígeros y que son motivo de disputas muy grandes.
–¿Por ejemplo?
–No me gusta que los ideólogos de cualquier línea me indiquen lo que debo decir. O de otra manera, que me obliguen a sobreactuar. Cuando yo digo “todos”, yo sé a qué me refiero. En el caso del lenguaje inclusivo, sé que los feministas y los no feministas saben de qué estoy hablando cuando digo “vengan todos”, pero no acepto que me obliguen a decir “todes”, que me compulsen a decir de una forma para mí sería una sobreactuación y no me siento obligado a decir una palabra para mostrarme antimachista. No hace falta me obliguen a sacar una bandera cada vez que hablo; nosotros no estamos para apoyar o defender pensamientos, estamos para que la gente se divierta.
–¿Te interpelan movimientos como el feminismo?
–Por supuesto. Pero Les Luthiers nunca tuvo una actitud pedagógica, nuestro objetivo es un espectáculo de humor, hay temas de los que nunca hemos hablado, pero estoy seguro de que en Les Luthiers no hay nadie que diga “el feminismo es una tontería”. Es uno de los tantos avances que me dan esperanzas.