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Los cordobeses que hicieron historia en Cosquín

El festival, que este año inaugura su edición 60ª, fue un espacio de gran desarrollo de artistas cordobeses, desde bailarines hasta humoristas y grandes guitarrist­as.

- Diego Quiroga

Córdoba tiene un lugar particular en la historia del festival más importante de este país, que mañana comienza a celebrar su edición 60ª. No sólo por su rol de provincia anfitriona, sino también por el legado artístico que han dejado los cordobeses y cordobesas que han participad­o a lo largo de estas seis décadas de vida.

Los primeros cordobeses en destacarse en el Festival de Cosquín fueron los integrante­s de la pareja de baile que formaron Santiago

Ayala “el Chúcaro” y Norma Viola. En la décima edición (1970), el ballet que ellos dirigían llegó a presentars­e todas las noches y eran considerad­os pilar artístico del festival. Tres años después, Norma recibió el premio Camín Cosquín de Oro.

En el comienzo de la última dictadura cívico militar la pareja de bailarines fue censurada y volvió al festival en 1978, para homenajear al general San Martín, en los festejos del bicentenar­io de su nacimiento.

Con la vuelta de la democracia, en 1985 “El Chúcaro” bailó una canción dedicada especialme­nte para él durante la presentaci­ón de Horacio Guarany.

Cuatro ediciones después, el festival los homenajeó y bailaron durante la actuación de Los Tucu Tucu.

En 1990 el presidente Carlos Menem anunció la puesta en marcha del Ballet Nacional de Folklore, bajo la dirección del bailarín de barrio San Vicente y, al año siguiente, participó en las lunas coscoínas.

Los datos están documentad­os en el libro Había que cantar ,de Santiago Giordano y Alejandro Mareco, editado por la Comisión Municipal de Folklore de Cosquín.

A puro humor

El humor también se ganó un lugar destacado en el festival. Luego de la participac­ión del Negro La Juana (personaje de la bohemia del barrio Güemes) en la década de 1960, le siguieron, en los años posteriore­s, Elvio Modesto Tisera, Sapo Cativa, Raúl Escobar, Gordo Oviedo, Negro Álvarez, Cacho Buenaventu­ra, Doña Jovita y Julio Vaca Chicharrón, entre otros.

En 1995 la dupla Álvarez-Buenaventu­ra sumó a Luis Landriscin­a, en un trío que mezcló historias regionales con la picardía local.

Carlos Di Fulvio, Los 4 de Córdoba, Jairo, Los Del Suquía, Suna Rocha, Hedgar Di Fulvio, Aldo Monges, Ica Novo, Paola Bernal, Los de Alberdi y Silvia Lallana son algunos de los privilegia­dos que estuvieron muchas veces sobre el escenario.

Otros referentes locales que fue

ron programado­s: Los de Córdoba, Cuarteto Leo, Dúo Argentino, La Mona Jiménez, Cantoral, Tres para el Folklore, Francisco Heredia, Chébere, Los Patricios, Qetral, Los Sacha, Minino Garay, José Luis Aguirre, Juan Iñaki, Pablo Lozano y Vivi Pozzebón, entre otros.

Párrafo aparte para el gran Chango Rodríguez, que sólo estuvo presente en muy pocas ediciones pero los homenajes reiterados de sus colegas, desde Los Chalchaler­os hasta Raly Barrionuev­o, hacen que su presencia sea constante y eterna.

Testigo privilegia­do de la primera edición

“Era todo muy nuevo, cuando llegamos vimos que, en la plaza donde ahora se hace la feria, habían levantado un escenario con ladrillos y habían dejado un espacio para que pasen los autos durante el día”, recuerda Juan Lasserre, cordobés que actuó como guitarrist­a de Horacio Guarany.

Y sigue: “Fue muy lindo porque había mucho fervor: la gente estaba en la calle, en el río, todos andaban con guitarra”.

Guarany conoció a Lasserre mientras actuaba en el auditorio de la vieja radio LV2 con Los Compañeros, grupo por el que pasó Hedgar Di Fulvio. Al poco tiempo, lo invitó junto al bombista Alejo Bustamante (otro cordobés) para sumarse a una gira por la provincia de Chaco y Buenos Aires. Luego vendría la actuación en la primera edición del festival Cosquín que repitieron en 1964.

Carlo Di Fulvio, músico e historiado­r de folklore, que participar­á en la novena luna de esta edición, recuerda: “Allá por la década del ’50 supe andar por Cosquín integrando La revista de las estrellas, un programa radial que se emitía por LV2 conducido por un locutor peruano: Humberto Vilches Vera. Mostraba allí con mis recientes 12 años, en el Cine Pan de Azúcar, mis veleidades de niño prodigio que abrazaban en la guitarra la esperanza de algún día llegar a ser un guitarrero conocido”

Y sigue: “10 años más tarde, desde los balcones de la publicidad Clarión que los hermanos Nogués tenían sobre la avenida San Martín, saludaba con mis canciones y uno que otro solo de guitarra, a los visitantes que casualment­e se encontraba­n ubicados en las aceras de la calle, disfrutand­o de su tentempié o colación vespertina”.

“Ahicito nomás, dos años más tarde, Omar Buscchiazz­o quien por su pasión titiritera fue el alma mater del teatro Las Dos Carátulas; y que a la vez era el representa­nte artístico de María Anido y Eduardo Falú, me presentarí­a a los integrante­s que conformaba­n la primera Comisión Organizado­ra de lo que luego se transforma­ría en uno de los festivales más importante­s del mundo; el mismo que aquel muchacho rubio con voz de locutor privilegia­do que se apellidaba Smider bautizaría con el acertado eslogan ‘Aquí Cosquín... Capital Nacional del Folklore’”, cierra.

Víctor Godoy y Los 4 de Córdoba

Desde 1966, Víctor Godoy junto a Héctor Pacheco integraban Los de Córdoba. “En esa época Cosquín ya era el sueño de los jóvenes. No alcanzaban las guitarras para todos, era una moda y el lugar del reencuentr­o de los argentinos”, recuerda.

En 1969 formaron Los 4 de Córdoba. Eran tiempos de esplendor en los que la mayoría se vestía de gaucho para actuar.

“Cosquín es el templo del folklore, donde se escucha el canto nacional y se lleva bien alto la llama de nuestra música. Cuando viajamos por el mundo y nos preguntan cómo es Cosquín, les decimos que es el lugar donde todos los años venimos a entregar el canto. Es un escenario privilegia­do que tienen los cantantes populares, es la meca de la música. Por eso sus 60 años de vigencia siguen convocando a todos los argentinos y, por qué no, a todos los latinoamer­icanos”, dice Godoy, convencido.

La cantante Suna Rocha cuenta que el festival fue importante para ella, porque ganó los tres reconocimi­entos: Revelación, Consagraci­ón y Camín de Oro.

“Pero desde hace cuatro años no puedo cantar allí y no sé el motivo –dice–. He sido una intérprete consecuent­e que he presentado espectácul­os integrales: con el Ballet de Cosquín, del que soy madrina, Ballet de Gustavo Leyton y Cecilia Dericia de Córdoba y el Ballet Nacional”.

Suna cuenta que viene trabajando en forma constante con la Ley de Cupo y pidiendo la participac­ión de las artistas femeninas de la provincia y del país.

La huella

Para Paola Bernal, en tanto, pensar en Cosquín es “pensar en la montaña, su cuerpo que late y abraza el encuentro popular de la poesía, la danza, la canción, el hacer de los artistas que laten el arte”.

Y concluye: “60 años de encuentro en un vórtice que evoca un canto de todos, con un río que suena desde el sueño. Cosquín y su encanto mágico que espera florecer en abrazos, en miradas, en sonidos. Cosquín es el territorio que nos trasciende y en su entrega, cada acción es una huella”.

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(LA VOZ/ARCHIVO) Panorámica. Así se veía el escenario del festival en el año 1966, cuando la celebració­n del folklore recién empezaba.
 ?? (DEL LIBRO “SANTIAGO AYALA Y NORMA VIOLA”) ?? Los bailarines. Santiago Ayala “el Chúcaro” y Norma Viola, en una de las primeras ediciones del Festival de Cosquín.
(DEL LIBRO “SANTIAGO AYALA Y NORMA VIOLA”) Los bailarines. Santiago Ayala “el Chúcaro” y Norma Viola, en una de las primeras ediciones del Festival de Cosquín.
 ?? (GENTILEZA JUAN LASSERRE) ?? Juan Lasserre y Guarany. En Cosquín, en 1961.
(GENTILEZA JUAN LASSERRE) Juan Lasserre y Guarany. En Cosquín, en 1961.

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