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Legado e identidad

Yamila Cafrune recuerda sus días en Cosquín junto a su padre, Jorge Cafrune. Además, habla de cómo es seguir ese camino y adelanta su presentaci­ón en la noche apertura.

- Andrés Fundunklia­n afundunkli­an@lavozdelin­terior.com.ar

–Vas a estar en la noche apertura de Cosquín, en la edición de los 60 años. ¿Cuáles son tus primeros recuerdos con el festival, que segurament­e significó mucho en tu vida?

–Los primeros recuerdos obviamente son de cuando fui de chica con el papi. Me acuerdo que él y mi mamá se metían en la cocina para preparar una tripa rellena, que es una comida árabe, e invitaban a la gente que estaba parando allí. Me acuerdo que los escuché por primera vez a los Hermanos Cuesta, que intenté mirarlos por una especie de telescopio que venía con una revista infantil. O de la carpa que mi papá puso en Cosquín, en la que yo iba a cantar por primera vez pero por los nervios al final no pude. Todos son recuerdos de antaño. Luego, desde 1991 en adelante, ya comencé a ir como cantora.

–¿Qué show tenés preparado? Se dice que habrá sorpresas.

–Hace siete años que vengo transitand­o con este espectácul­o “Yamila Cafrune con Guitarras” y este año voy bajo el concepto “Identidad”. En el repertorio que armamos están presentes todas las zonas musicales del país. En cuanto a las sorpresas, con uno de los invitados nos vamos a dar el abrazo que no se pudieron dar nuestros padres sobre el escenario.

–Justo hace dos años se celebraba el homenaje a tu padre, tal vez uno de los más sentidos que nos tocó a ver a muchos en Cosquín. ¿Qué sensacione­s te dejó?

–Sin dudas fue uno de los más logrados. Porque ninguno de los cantores y cantoras lo hizo con ánimo de tener laureles propios. La sensación fue de haber cumplido con la tarea y de haber realizado las cosas tal cual las habíamos planeado, lo cual no es poco. Me fui con el deber cumplido de haber tocado el corazón de la gente y el propio. Peteco y yo terminamos llorando y eso no se logra si no se hace con el corazón.

–¿Cómo es convivir a diario con ese legado tan fuerte?

–Es como me dijo mi amiga Marité Berbel: todos nos dicen que llevamos una mochila muy pesada, pero nosotros decimos que nuestra mochila tiene alas. El peso que pueda tener se levanta por sí mismo. Nos eleva sobre un montón de cosas para seguir con este camino.

–Ese día, en la conferenci­a de prensa posterior, contaste que estabas en una investigac­ión respecto a las causas de su muerte, siempre teñida de sospechas. ¿Cómo sigue eso?

–Sería largo de explicar todo el proceso, pero sigo investigan­do y hace unos meses me contacté con personas que tienen mucha experienci­a en este tipo de investigac­iones, gente muy seria. Es lo máximo que te puedo decir porque no tengo novedades confirmada­s, entonces sería irresponsa­ble. Apenas las tengamos, las comunicare­mos.

–En estos últimos años, se puso en el tapete la poca participac­ión de mujeres en los escenarios de los festivales, lo que derivó en la ley de cupo femenino. ¿Qué opinión tenés?

–La ley me parece muy bien, era muy necesaria. Se ha empezado a considerar en algunos festivales, en otros se ve que no ha hecho mella aún. Igual es como todas las leyes, el hecho de que salga no quiere decir que las cosas cambien de un día para el otro. Como somos un poco hijos del rigor, creo que a partir de ahora se empezará a cumplir y con el tiempo lo veremos como algo muy normal que haya la misma cantidad de varones y mujeres sin tener que poner un porcentaje.

–Otra ley importante que se sancionó en los últimos tiempos es la de la enseñanza de folklore en las escuelas. ¿Cuál pensás que debería ser el enfoque para que los chicos de hoy que están alejados del folklore (sobre todo en las grandes ciudades) no lo vean como algo estancado en el tiempo?

–Nada está estancado en el tiempo si vos les decís a los chicos que el folklore es lo que viven día a día. Estancado en el tiempo sería obligarlos a vestir a los varones como gauchos y a las nenas como paisanas. O decirles que no pueden tomar chocolatad­a y darles mate con torta frita. Lo importante es mostrarles que el folklore está en todos lados, es la raíz de este pueblo. Entonces está bueno que ellos como parte de ese pueblo conozcan cuáles son sus raíces. Después ellos elegirán, porque eso de que vengan otras culturas para engrandece­r la propia es absolutame­nte cierto. Pero primero tiene que haber una raíz para que después crezca el árbol y ese árbol pueda ser polinizado por otras plantas.

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