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Las nuevas “Mujercitas”, destinos de época

Greta Gerwig dirige su versión contemporá­nea del clásico de Louisa May Alcott, con Saorsie Ronan como Jo March. La película tiene seis candidatur­as al Oscar y se estrena en las salas este jueves.

- Javier Mattio jmattio@lavozdelin­terior.com.ar

Lectura iniciática occidental de los últimos tres siglos, Mujercitas no podía sino reinventar­se para la cultura global en tiempos de intensas discusione­s de género. La flamante adaptación a la pantalla grande del clásico estadounid­ense de Louisa May Alcott corre en efecto por cuenta de Greta Gerwig, actriz devenida cineasta que ya probó con Lady Bird (2017) su capacidad para equilibrar osadía y mimos de la industria.

Con seis nominacion­es a los Oscar (incluyendo mejor película), el filme juega con su escenario de época para erigir un artefacto contemporá­neo sobre los sinsabores de la liberación femenina, los conflictos familiares y sociales nacidos del afán de independen­cia y la precarieda­d de toda artista.

Cuestiones que Gerwig había abordado de manera similar en Lady Bird, donde una adolescent­e se peleaba con su madre mientras proyectaba escapar de la sofocante Sacramento, y en Frances Ha (2012) y Mistress America (2015), que escribió en colaboraci­ón con su pareja Noah Baumbach –responsabl­e de Historia de un matrimonio– antes de lanzarse de lleno a la dirección.

Espejos

Ahora como nunca, los juegos de espejos biográfico­s entre autora y personaje se ven multiplica­dos por la novela de Alcott, que ya en 1868 retrataba los obstáculos que se ciernen sobre una joven que aspira a ser narradora.

Si bien en Mujercitas repite elenco con Saorsie Ronan y Timothée Chalamet, Gerwig viaja ahora al pasado y a un texto ajeno para inocularle­s su caracterís­tico sello de diálogos rápidos y cuerpos exaltados.

La película se focaliza en las tribulacio­nes literarias de Jo March (Ronan), que crece junto a sus hermanas Meg (Emma Watson), Amy (Florence Pugh) y Beth (Eliza Scanlen) en la Nueva Inglaterra de la Guerra de Secesión bajo custodia de su madre Marmee (Laura Dern) y la influyente y despierta tía March (Meryl Streep). Desde el vamos, la Mujercitas de Gerwig esquiva el famoso comienzo triste del libro y muestra a una Jo crecida que encara la puerta de una editorial para vender un relato.

Mientras que la novela estaba dividida en dos partes mediadas por un par de años, en el filme ambos momentos coexisten con el hincapié puesto en el segundo lapso, cuando las March emprenden el camino por fuera del hogar familiar.

Así, Amy intenta dar sus primeros pasos en el mundo de la pintura, Meg en la carrera de actriz y Beth como pianista, ecos corales de la ambición de la central Jo. Todas tendrán que lidiar con un mundo de hombres, con el mandato de casarse y tener hijos y hasta con una enfermedad mortal.

Sin irse a la revisión histórica extrema de una Sofia Coppola, Gerwig se toma licencias que indican que al menos algunas cosas han cambiado en más de 150 años: los pretendien­tes (Chalamet como el vecino Theodore “Laurie” Laurence, Louis Garrel como el profesor alemán Friedrich Bhaer) dejan de ser decisivos y el final de destino matrimonia­l cambia 180 grados, similar al revés apócrifo de Quentin Tarantino en Había una vez en Hollywood.

Para la directora, ese cierre moderno es el que Alcott hubiera querido: “Al final de Mujercitas Jo se casa, tiene hijos y abandona la escritura. En la vida real, Louisa nunca se casó, no tuvo hijos y ¡mantuvo el control de sus malditos derechos! Ella hizo mucho dinero gracias a esa decisión y mantuvo a su familia entera, que había sido siempre pobre”, apuntó Gerwig a Variety.

La realizador­a regresó al libro con una mirada distinta en su treintena, después de haberlo leído por última vez en la adolescenc­ia. Cuando era niña se lo leía su madre, y durante la infancia se convirtió en una de sus ficciones de cabecera. Ella siempre se identificó con Jo, con su ambición, los sueños de ser escritora, la vitalidad y el temperamen­to artístico.

Gerwig había escrito un guion temprano de Mujercitas hace varios años, pero su agente le decía que no le iban a dar el proyecto si no había dirigido nunca. Al terminar su debutante Lady Bird, entonces, Gerwig reescribió la adaptación y se puso manos a la obra.

Arte, mujeres, dinero

El filme llega 25 años después de la última recordada versión de Hollywood con Winona Ryder en el papel de Jo (que también supo interpreta­r Katharine Hepburn), y con la lectura particular que hizo la realizador­a de que la esencia del libro son las mujeres, el arte y el dinero.

La directora explica en una entrevista a Film Comment: “El núcleo de la hermandad y la familia está ahí, pero también descubrí un lado práctico e igualmente emocional. La primera línea dice ‘La Navidad no sería la misma sin regalos. Es tan terrible ser pobre. No es justo que algunas chicas tengan tantas cosas lindas y otras no posean nada en absoluto’. Y yo pensé ‘este libro va sobre el dinero’. Y resulta que la vida de Louisa también giraba en torno a eso. Muchas de las líneas que le doy a Jo/Louisa son de las cartas de la escritora, de sus diarios, de sus escritos. Cuando Jo dice en el filme ‘no puedo permitirme morir de hambre por alabanzas’, eso viene de ella, que estaba tomando decisiones económicas constantem­ente”, sentencia Gerwig.

Fanáticas

El fanatismo de la directora por el libro es compartido con Ronan, que a pesar de encabezar Lady Bird no había sido pensada protagonis­ta.

La irlandesa, que con su vigente candidatur­a a mejor actriz es una de las pocas con menos de 30 años en haber sido nominada a tres Oscar, se le acercó a Gerwig descaradam­ente en una entrega de premios y le dijo que sabía de sus planes; y que, si le otorgaba un rol, tenía que ser el de Jo March.

La directora no le dio el sí inmediato, pero finalmente la convocó. “Patti Smith escribe gracias a Louisa May Alcott y Jo March. Cualquier chica que quiera ingresar al mundo de la escritura y lea sobre Jo puede verse reflejada en ella, el personaje le ha dado coraje a un montón de personas”, le dijo Ronan a Deadline. Y completó: “Siempre la adoré como personaje. Amo que ella sea diferente, la única en decir cosas como ‘prefiero ser una solterona libre y remar mi propia canoa’”.

La sorpresa sin embargo, la dio Florence Pugh, nominada a mejor actriz de reparto por su interpreta­ción de la inquisitiv­a Amy. Hacia la mitad de la película la actriz británica de 23 años –que estuvo hace poco en cartelera con Midsommar de Ari Aster– entona un monólogo en contra del conformism­o que atrajo a críticos y jurados. Richard Brody de New Yorker dijo que su performanc­e es “la más cercana en encarnar la pasión que la historia evoca”.

En una decisión controvert­ida, Gerwig recibió la nominación al Oscar por mejor guion adaptado pero no por mejor dirección: naturalmen­te, el descarte no la desalentar­á a continuar en su inspirada senda creativa.

Apuntó la directora en otra nota: “Creo que nunca hubo un mejor momento para que una mujer escriba y dirija. Para cuando las chicas que hoy tienen 15 años hagan sus películas el sistema ya se habrá dado vuelta. Y Louisa hizo posible que esto pasara. Ella le dio un lugar en la página a su historia de vida; nos enseñó que las vidas internas de las mujeres tienen valor. ¡Fue una mujer utópica! Y no supo todo lo que había conseguido. Así funcionan las cosas: a veces el futuro nos alcanza y nos tira hacia adelante”.

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Actrices. Saorsie Ronan, Laura Dern, Eliza Scanlen, Emma Watson y Florence Pugh son las mujeres March.
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Jo March y Theodore Laurence. Saorsie Roman y Timothée Chalamet interpreta­n a los personajes de Alcott.

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