El gran paso de la niñez a la madurez
A pesar de tratarse de otra de las tantas adaptaciones de la novela de Louisa May Alcott, publicada en 1868, Mujercitas ,la segunda película de Greta Gerwig, no decepciona. La directora logra darle su importa a la adaptación de la novela de más de 150 años y con esto dejar su huella en la meca del cine.
La Mujercitas de Gerwig es fresca y actual, no sólo por su impecable elección de casting, con actores y actrices de la talla de Saoirse Ronan, Emma Watson, Timotheé Chalamet y la fantástica Meryl Streep, entre otros, sino también por cómo teje sus relaciones, sus diálogos e interacciones, dejando, democráticamente, que cada uno tenga su momento de brillo.
Además, la toma de decisiones de la directora le da una vuelta de tuerca a la narración, haciéndola llevadera para quien mira, como la reestructuración de la temporalidad, que le permite al espectador comprender la historia y mantener la atención a lo largo de las más de dos horas.
También es sobresaliente el trabajo en la banda sonora, a cargo de Alexandre Desplat, en conjunto con otras decisiones estéticas, como vestuario y diseño de escenografías, que resaltan esa mirada sensible y por momentos revolucionaria de la directora que la destaca y la diferencia de los demás, y que incluso la convierte en una de las referentes del feminismo en Hollywood.
La historia de Amy, Jo, Beth y Meg, las cuatro hermanas del filme, es una oda al amor y a la importancia de los lazos de familia, que se reconstruye bajo la mirada soñadora, romántica, feminista y optimista de su directora. Es una reflexión sobre el paso de la niñez a la madurez, y lo que eso conlleva, dejando en claro que no importa cuáles sean los obstáculos que la vida nos presente, el amor y la familia siempre serán pilares fundamentales.