“No hables con extraños”. Nuevo de Netflix.
¿Son necesarios los secretos para mantener el orden social y familiar? Eso se pregunta la serie británica “No hables con extraños”, drama policial para devorar en Netflix.
No todas las series y películas son para todo el mundo. También hay contenidos que se acomodan mejor que otros a las intenciones que tengamos al momento de sentarnos en el sillón y poner, por ejemplo, Netflix. Entretenernos, pasar el rato o ser atrapados por una historia suelen ser los condimentos buscados luego de un largo día de trabajo o una semana cargada de obligaciones.
En esa línea se inscribe No
hables con extraños. La serie es una producción original de la plataforma de streaming y tiene todo para ser devorada en un abrir y cerrar de ojos. Con una historia que cierra con el último capítulo y no tendrá al espectador más de un año aguardando por una continuación.
Harlan Coben es un escritor estadounidense de novelas policiales y de suspenso. La primera obra del autor que Netflix llevó a la pantalla fue Safe, un drama sobre la desaparición de una adolescente que vive con su padre en un lujoso barrio. Mientras la búsqueda se desarrolla, los secretos del vecindario van saliendo a la luz.
En No hables con extraños, también creada por Coben, el autor deja clara su fijación por los secretos de las “personas comunes”, y una vez más plantea un drama con elementos de policial. Sus personajes, tanto en Safe como en esta nueva serie, tienen la tendencia a guardar las apariencias y aspirar a un mayor status en la comunidad que habitan.
La extraña
Adam Price está felizmente casado con Corrine, tiene dos hijos y una vida en apariencia perfecta. Pero todo se derrumba cuando una mujer desconocida le dice que su esposa le ocultó un hecho determinante en su matrimonio.
A partir de ese momento, el protagonista se irá moviendo en una enrevesada trama de secretos en torno a sus seres queridos. Los misterios y líneas argumentales se irán multiplicando al límite de ser demasiado, pero nunca llegan a serlo. La complejidad que plantea la historia está matizada por un guion ágil y efectivo. La intriga lleva de la mano al espectador hasta el final, donde cierran todos los cabos sueltos.
El punto flojo de No hables con
extraños puede que esté en su precipitado y algo torpe final, con algunos giros más de los necesarios. Además del tono melodramático que adquiere en el último tramo, con un desenlace que la emparenta con una telenovela.
Aunque no profundiza mucho en sus personajes, la serie muestra lo necesario de los más recurrentes, como para entenderlos y empatizar con ellos. Es el caso del protagonista Adam Price, interpretado por Richard Armitage (El
Hobbit), y la policía Johanna Griffin, a cargo de Siobhan Finneran (Downton Abbey). En general el elenco se luce y es sin dudas otra de las fortalezas de la serie. En definitiva, No hables con
extraños funciona como un buen entretenimiento para ver de un tirón, aunque puede que luego apenas sea recordada.