No sigue el baile
Cómo afecta la cuarentena obligatoria al cuarteto, la industria cultural cordobesa que más público convoca y que genera trabajo para miles de personas. Hablan sus organizadores.
Este fin de semana es el sexto sin bailes de cuarteto en Córdoba. Es una situación atípica para músicos y trabajadores. El sector nunca había vivido un parate como este, con el agravante de que todos asumen que serán los últimos en arrancar cuando la situación se normalice.
Carlos de Piano, músico y fundador de La Barra, cuenta que esta experiencia es nueva para él: “En estos días se cumple el período más largo de vida sin tocar. Creo que lo máximo fue tres semanas cuando me fui de Trula. Con La Barra hemos llegado a estar dos semanas de vacaciones sin tocar, pero nunca tanto tiempo como ahora”.
La situación es compleja para todos, aunque la crisis y la falta de ingresos golpea a unos más que a otros. En la dinámica del cuarteto –espacio en el que muchas bandas tienen dueño– no sólo participan músicos y productores sino que para montar un show también hay técnicos, boleteros, bufeteros, seguridad. La cadena sigue y sigue.
En estimaciones de Carli Jiménez, un show de La Mona los viernes en el Sargento Cabral le da de comer a 200 familias. A grandes rasgos, cuenta: “Seis boleteros, tres porteros, 20 plomos, 15 músicos, 50 policías, 30 bufeteros. Luego hay proveedores, cuidacoches, choripaneros, taxistas, los kioscos y bares que abren los viernes como previa de la gente que va al baile. También fotógrafos y el community manager”.
En el caso de los Jiménez, la empresa emplea 45 personas estables, entre las cuales están los 15 músicos que cobran con antigüedad incluida la exclusividad con el número uno del cuarteto.
“Nuestros músicos cobran un buen sueldo porque se lo merecen. Les damos tranquilidad. Pero las otras bandas tienen otros modelos de negocio a los que se les complica todo”, dice Carli, preocupado. Y recalca que no hay ninguna industria “que pueda bancar” estructura como la de ellos durante seis meses sin producir. “No existe”, remata.
Sin ayuda
Algo similar plantea el empresario cuartetero Marcos Farías, quien asegura: “Hasta ahora, nosotros no hemos tenido ninguna ayuda. Al sector del espectáculo no nos ha favorecido ninguna medida tomada por el Gobierno”.
Y recalca que la industria es tan grande que abarca desde aquel que pica hielo o vende vasos, hasta los dueños de los boliches. Todos se vieron complicados por la falta de shows.
En el mismo sentido se manifiesta Maxi Marinaro, productor de varias bandas, quien asegura que junto a su socio Marcelo Ludueña están preocupados por los casi cien empleados que dependen de una estructura que hoy en día está parada.
Como todos, Marinaro subraya que no es un problema de los músicos, sino que por cada baile hay unas 50 personas estables y el doble en trabajadores eventuales.
“El cuarteto es una industria que ya venía golpeada porque el año pasado cayó en ganancias un 35 por ciento y si a eso le sumamos este parate la situación es devastadora”, dice.
Estado de situación
Farías dice que la situación se está complicando porque en el rubro hay muchos trabajadores
freelance y monotributistas. “Muchos músicos trabajan en distintos proyectos. Nosotros estamos ayudando a los músicos de Ulises Bueno y Q’ Lokura porque son los que tenían cuatro o cinco bailes por semana y vivían de eso. Ambas orquestas estaban en un pico muy alto”, agrega.
En el caso de los músicos (monotributistas que cobran por show, en su mayoría) habría una luz de esperanza si se adelantara el cobro de la Asociación Argentina de Intérpretes (Aadi), sumado a que algunos pueden pedir el Ingreso Familiar de Emergencia de la Anses.
Según una fuente cercana a una importante banda de cuarteto, hay músicos que pueden llegar a cobrar entre 70 mil y 100 mil pesos de Aadi si llevan varios años grabando discos, el tema es que la liquidación del año pasado aún no está lista.
En ese sentido, De Piano hizo
AL SECTOR DEL ESPECTÁCULO NO NOS HA FAVORECIDO NINGUNA MEDIDA DEL GOBIERNO. Marcos Farías
SIN LOS CLUBES NO PODRÍAMOS TOCAR Y ELLOS TIENEN EL TEMA DE GASTOS FIJOS, IMPUESTOS Y SUELDOS. Carli Jiménez
un posteo en sus redes, pidiendo a Aadi que adelante el pago de lo recaudado el año pasado para que los intérpretes que están en situación desfavorable puedan acomodarse unos meses más.
Por su parte, Carlos “Tuta” García, fundador de Sabroso, dice que además de Aadi, hay músicos que “tienen la suerte de cobrar Sadaic” –que paga a fin de mes– y algunas regalías digitales, pero que nada es suficiente para mantener una estructura y ese dinero no se extiende a técnicos.
“Las bandas de cuarteto somos un montón y las regalías digitales que se perciben no son grandes. Es imposible bancar el circo con eso solamente. En mi caso, solo pago los gastos fijos de la oficina, algunas moratorias impositivas y nada más”, admite.
Pese a todo, desde Sabroso quieren ser muy precavidos con el tema y García dice que él prefiere ser positivo sobre cuándo se recompondrá todo estos: “Hay quienes dicen que la industria de la música está en coma y se viene el apocalipsis, pero también hay otros (músicos serios como Enrique Bumbury) que reprogramaron todo para septiembre, lo que da a entender de que no está todo tan mal”.
La lista de afectados sigue
José María Fernández, integrante del Sindicato Argentino de Técnicos Escénicos (Sate) reconoce que los “plomos” son los que peor la llevan en este parate. Todos se encuentran sin poder facturar porque no hay shows programados.
“Hubo gestiones con el Ministerio de Trabajo para que en la segunda tanda del bono de 10 mil pesos incluyan a muchos compañeros que antes no habrían ingresado. A través de un censo que hicimos determinamos que muchos van a poder cobrar esa ayuda”, explica Fernández.
Además, están gestionando asistencias específicas con los gobiernos locales, así como también bolsones de comida e higiene para los más castigados por la falta de fechas.
En ese sentido, Fernández dice que los plomos de cuarteto son “los que peor están”. Y cierra: “La Municipalidad de Córdoba nos prometió ayuda y tenemos algo desde Alta Gracia”.
Los otros grandes golpeados son las salas y boliches de cuarteto que hoy siguen teniendo que pagar alquileres o impuestos sin poder facturar fechas.
Al respecto, Carli Jiménez afirma que es un sector del que casi no habla. “Así como yo hablo desde mi lugar, también están los empresarios de las salas y de los clubes que le dan trabajo a mucha otra gente. Sin los clubes nosotros no podríamos tocar y ellos ahora tienen la problemática del pago fijo de la luz, los impuestos, rentas, además de los sueldos”.