La danza se resignifica en aislamiento
El miércoles se celebra el Día Internacional de la Danza y, en este contexto particular, surgen convocatorias, replanteos y desafíos.
Hay una nueva danza. Esa es la afirmación con la que se identifican muchos de los referentes de esta rama de las artes escénicas en Córdoba. El aislamiento social ha modificado sustancialmente el panorama de la cultura mundial y en el caso de la danza la resignificación es total. Ya no está el encuentro físico con otros cuerpos, por lo que la virtualidad copa la escena, además de afectar las condiciones de trabajo.
En este contexto, en el que las y los bailarines han tenido que modificar todo su quehacer y el porqué y para qué hacerlo, se celebra este miércoles el Día Internacional de la Danza, efeméride instalada por la Unesco desde 1982 cada 29 de abril por el natalicio de Jean Georges Noverre, considerado el creador del ballet moderno.
Entre las diversas convocatorias que se han multiplicado en el país, se destaca una promovida desde Córdoba que se agrupa bajo la consigna 29A, #bailandotrabajo.
La invitación a hacedores de la danza es que puedan sumarse con un video de 30 segundos de duración, que se difundirá como parte de una acción colectiva tanto el miércoles (habrá una transmisión por Instagram desde las 15 hasta las 23 y un cierre con un encuentro de baile colectivo a través de la plataforma Zoom) como el 1 de mayo.
Esta acción es una articulación entre el Festival Internacional de Danza (que debía realizarse en la ciudad por estos días y fue postergado por la pandemia) y el incipiente Movimiento Federal de Danza, un espacio que se organiza desde ocho regiones culturales conformadas por trabajadores de la danza de 23 provincias.
El evento tiene como objetivo “visibilizar la situación del sector que ha sido muy afectada en este contexto ya que la mayoría de los artistas, gestores, docentes, etc., son trabajadores que desarrollan su actividad profesional en condiciones de informalidad”, explican en la convocatoria.
“Estamos naufragando y nuestra balsa son las redes que armamos, desarrollando, fortaleciéndonos”, es la frase que Ariana Andreoli para graficar el momento de la actividad. Andreoli es bailarina, creadora y educadora, según ella misma se define, e integrante de diversos grupos y colectivos de la danza en Córdoba. Pero sobre todo, es una gran referente para las nuevas generaciones que vienen rompiendo los esquemas tradicionales de la danza.
“Necesitamos urgente que se comprenda que bailando trabajamos, así de maravilloso. Porque hemos elegido y apostamos a la danza, al cuerpo como modo de vida”, sentencia Andreoli. Y remata con un idea la situación actual: “Nuestra conexión no es wifi, nuestra conexión es corporal. Sólo armamos estrategias de supervivencia, generando presencia en las redes con nuestra profesión, ofreciendo gotas de vitalidad”.
En esa misma línea se expresa Natalia Monge Mohedas, integrante del grupo Cortejo Escena (con el que preparan una adaptación de Romeo y Julieta) y protagonista de la obra Lago, una de las más destacada de los últimos años en la danza contemporánea. “Nos toca reinventarnos porque no existe la posibilidad de que la pandemia frene el arte. La virtualidad es una herramienta que en este momento considero clave para mantenernos conectades. Sin embargo, creo que para el arte escénico es solo una herramienta”, advierte.
“Indicios”
Una de las propuestas más significativas que se han manifestado en este formato virtual durante esta cuarentena es la serie Indicios, impulsada por el coreógrafo Adrián Andrada, coordinador del reconocido espacio y grupo Blick.
“En este contexto en el que comenzaron a pulular las propuestas en redes, encontré una relación directa para nuestro lenguaje: este virus se metió directamente con nuestros cuerpos, el movimiento y la manera de relacionarse con el otro. Allí me topé con 58 indicios sobre el cuerpo de Jean-Luc Nancy y nació la propuesta”, explica sobre la serie que convoca a 58 bailarines y bailarinas en diferentes videos, subidos a un canal de YouTube creado especialmente.
Para los elencos oficiales de la Provincia, también fue un gran desafío adaptarse a estos tiempos.
El Ballet Oficial cuenta con una flamante directora artística, la venezolana Laura Fiorucci, y fue el primero en reaccionar de manera colaborativa a la consigna de contar cómo se prepara un bailarín editando algunos videos que se compartieron en las redes sociales. En cuanto al Seminario de Danza, merece destacarse el esfuerzo de adaptación a este contexto que afrontó para no interrumpir su labor pedagógica a través del empleo de recursos virtuales. La incertidumbre sobre el futuro de la actividad continúa los retos para mantenerse en movimiento serán cada vez mayores.