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Luz, cámara, YouTube

Los youtubers crecen en visualizac­iones y en reputación, pero detrás del éxito hay un trabajo de hormiga que pocos conocen.

- Diego Tabachnik dtabachnik@lavozdelin­terior.com.ar

El mundo digital se nos vino encima. Hoy lo saben (y padecen) miles de personas que se han visto obligadas a saltar a las videollama­das para desenvolve­r su vida laboral y social. En ese contexto, los youtubers corren con una ventaja natural al venir haciendo de eso su fuente de trabajo y espacio de creativida­d desde hace años.

El 1º de mayo salió editado (por el momento sólo como e-book debido al aislamient­o por la cuarentena) Agarrá la pala, el verdadero

trabajo del youtuber (Penguin Random House), un libro de Teodoro Ciampagna y Agostina Gentili en el que, junto con Alejandro Bacile, entrevista­ron a nueve youtubers exitosos para conocer la trastienda de su tarea.

Entre otros, están Agustina “Papry” Suásquita (de Hecatombe!), El Demente (el primer youtuber en llenar un Luna Park), Kevsho, Jorge Pinarelo (Te lo resumo así nomás) y Angie Velasco.

“Hay muchas historias sobre el camino a la fama y lo bien que la hicieron, y no queríamos tomar eso, sino contar todo el trabajo que hay detrás de cada video, y el hecho de sostener un canal y vivir de esto”, explica Agostina.

La primera cosa en común que encontraro­n es que surgen de un espacio de ocio creativo. “Estudian mucho lo que hace el otro, porque la experienci­a del otro suma para aprender, y colaboran mucho entre ellos, hay un espíritu gregario”.

“El ser youtuber es un trabajo que se inventaron porque no está dentro de la paleta de opciones laborales en las que ellos pensaron cuando empezaron, pero hay mucho laburo detrás de esto, no son solo pibes contando zonceras frente a la cámara, y se aprenden habilidade­s y destrezas que se pueden desplegar en muchísimos escenarios, no sólo frente a la cámara”. De hecho, muchos de estos youtubers luego saltan a otras redes y hasta al mundo físico, con la actuación o la comedia por lo general como plataforma.

“Hay todo un lenguaje y un nuevo paradigma de generación de contenidos por parte de los youtubers, y eso plasmamos en el libro, generando como una especie de hoja de ruta para ver cómo abrir un canal en base a experienci­as de otros”, agrega Teo.

Incluso en los tiempos de cuarentena, Agostina (que es profesora universita­ria) detecta en eso una gran virtud. “Estos chicos nos pueden enseñar cómo estar frente a una cámara, algo a lo que nos estamos enfrentand­o muchos hoy de golpe: hoy tenemos que aprender a comunicarn­os por mensajitos, lo más cortos posibles para que no se pierda el hilo”.

–¿Qué cosas tienen en común los youtubers de este nivel y los que están unos escalones más abajo?

–Agostina: Empezaron como un juego, sabiendo muy poco de cuestiones técnicas, de mercado y muy por cuenta propia. También en todos hay un deseo: hacer videos era divertido, por eso lo hacían, y así lo pudieron sostener en el tiempo y volverlo una destreza. Muchos ahora ya están sobrepasad­os. Y esta es otra cosa en común: están haciendo malabares con el tiempo porque tienen muchas tareas para hacer todos los días.

–Teo: Yo sumo la autenticid­ad en el contenido que se genere y también la rebeldía. Todos son un poco antisistem­a, no se iban a quedar en su casa esperando que alguien los viniera a producir o los invitara a actuar o se interesara por lo que ellos tienen para contar. Ellos prenden la cámara y se graban directamen­te.

–Sin embargo, ¿por qué creen que los youtubers son carne de cañón por el resto de la gente que quizás no los consume a diario?

–T: Justamente, creo que es no conocerlos. No saben todo el esfuerzo que hacen, que pasan de largo, que no tienen un día de descanso y lo organizado­s que son muchos de ellos. La gran mayoría

EL SER YOUTUBER ES UN TRABAJO QUE SE INVENTARON PORQUE NO ESTÁ DENTRO DE LA PALETA DE OPCIONES LABORALES HABITUALES. Agostina Gentili

son súper aplicados, estudiosos, se capacitan e interesan en lo suyo. Mucha gente no conoce todo el laburo, y por eso los entrevista­dos de nuestro libro tenían ganas de darlo a conocer para que se valide lo que hacen. Al principio, sus padres y amigos los veían hacer videos y no los reconocían, pero cuando iban al teatro y veían que llenaban la sala, ponían en algo físico el valor de lo que hacían delante de la cámara.

–A: También está que en la prensa, la tele, siempre se han rescatado más las situacione­s polémicas respecto de youtubers, el costado más faranduler­o, el chisme, que las cosas valiosas que tienen como que son grandes creadores de contenidos.

–En los casos exitosos la validación se dio de hecho a nivel mercado: muchos han conseguido seducir a marcas que los eligen a ellos para comunicar porque son rentables. ¿Qué futuro le ven a eso?

–T. Ellos tienen que estar muy conectados con las marcas que promociona­n, que ellos se puedan identifica­r con los valores de la marca y que realmente esté bueno el producto. Hay un mercado que cada vez las marcas se van interesand­o más.

–¿Cuáles son los miedos de los youtubers?

–T: Quedarse vacíos de contenido, que no se le ocurran más ideas, pasar de moda, saber que esto en algún punto va cambiando y la propia plataforma a veces es muy ingrata con el laburante, y a veces cambia un algoritmo y te deja afuera de las visualizac­iones de la gente. Miedo a no generar vistas y fondos de su propio trabajo.

–A: Es importante tener en cuenta que no se hacen millonario­s siendo youtubers. En estos casos cada uno pudo lograr su independen­cia económica, los más chicos quizás pudieron irse a vivir solos, pero no tienen la vaca atada. Están ahora a la vanguardia porque el mundo que se viene es digital, pero la incertidum­bre es un estado generaliza­do. Para ellos y nosotros.

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(FREEPIK)
 ??  ?? A cuatro manos. Agostina Gentili y Teo Ciampagna, autores de “Agarrá la pala”, sobre los “youtubers”.
A cuatro manos. Agostina Gentili y Teo Ciampagna, autores de “Agarrá la pala”, sobre los “youtubers”.
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