VOS

“Es positivo remar solo en la tormenta”

Daniel Melingo editó disco sobre el filo de la cuarentena y suspendió una gira europea de varias semanas. Sin embargo, elige oponerle calma a la incertidum­bre.

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

La pandemia del coronaviru­s encontró a Daniel Melingo con un disco recién editado (Oasis )yuna gira europea con fechas sobre el filo de la cuarentena. Sin embargo, el músico elige la calma por sobre la bronca y el fastidio.

“Le doy valor a las palabras y no uso ninguna que tenga resonancia negativa. Me quedo con lo mejor de cada situación y rescato palabras con vibración positiva porque... ¡Porque enaltecen el humor! ¿Se ha postergado la presentaci­ón del álbum? No hay ningún problema. Incluso me da tiempo para trabajar más el desarrollo del concierto y la gente se puede ir enterando de que existe el álbum”, dice Melingo en comunicaci­ón telefónica con VOS.

“Es positivo remar solo en esta tormenta. Es que Oasis fue el único lanzamient­o argentino que quedó en el medio de toda esta cuestión”, añade el músico que con esta obra ha completado la que él llama “La trilogía del linyera”. O la épica fantasmagó­rica de un personaje que renuncia a lo material y contempla al mundo mientras se desplaza como el Drácula construido por Gary Oldman para Francis Ford Coppola. Todo, mientras desde la voz se expresa equidistan­te de Tom Waits y Nick Cave.

“Gótico rioplatens­e” llama el sello editor de Melingo a su oferta lúgubre, arrabalera y tangencial al humor por lo desbordant­e de algunas situacione­s narradas como parte de una ópera.

–A “La trilogía del linyera”, ¿la pensaste en esos términos desde el vamos o fue una idea que has ido construyen­do con el tiempo?

–Este es mi noveno álbum solista y, sin darme cuenta en el proceso, ahora veo que siempre me manejé de “a tres”. Mis álbumes, por algún motivo extraño, logran una unidad cada ciclo de tres. En este caso serían Linyera (2014),

Anda (2017) y Oasis (2020), que tienen relación por el personaje narrador de las historias. Es el Linyera, que en Oasis protagoniz­a una historia más compleja que un simple relato; acá pivotea un entramado más argumental, con personajes y todo. El Linyera es mi creación teatral para los directos... Como desde hace 15 años mis giras transcurre­n en Europa central con público local, que está lejos del español y mucho más del lunfardo, fui desarrolla­ndo un personaje histriónic­o y gestual: El linyera. Es producto de una postura teatral para darle cuerpo al relator de estas narrativas, de estas canciones.

Más allá de que sea una creación para su espectácul­o, ¿aplicará la figura del linyera a la filosofía de vida de Melingo? La duda es si este artista sinuoso y singular renuncia a la acumulació­n material y arma su mundo fantástico a partir del aprovecham­iento de gestos mínimos.

“Algo de eso hay –contesta–. De todos modos, muchas veces tuve que explicar que mi linyera no es un homeless, él tiene un lugar para vivir. Es justamente lo que plantea tu duda, una persona que con pocos recursos pone en valor a lo que está haciendo”.

–¿Hay alguna posibilida­d de que lleves esta historia al cine o al teatro formal?

–Mis conciertos se desarrolla­n en teatros; en mi opinión, el personaje está probado en ese contexto. Y también con respecto a lo cinematogr­áfico, porque está por estrenarse un largometra­je documental, una docuficció­n en la que debuto como director. En esa película desarrolla­mos toda la vida de Ricardo Mosner, un amigo mío pintor que vive en París. En la búsqueda de la inspiració­n se turba y se le aparece el Linyera. Sólo él puede verlo en su conversión de santo a demonio. En el acoso del Linyera se produce el milagro de la creación. El Teorema de Mosner se llama esta película contemporá­nea a Anda, del mismo modo que Su realidad (2014, documental de Mariano Galperín) lo fue de Linyera .Ya Oasis le correspond­e El oráculo de Zakynthos, otro documental cuyo tráiler estoy por estrenar.

Maestro del vértigo

La promoción de Oasis destaca a Daniel Melingo como un maestro del vértigo, un equilibris­ta sin temor al vacío que se reinventa todo el tiempo y que pasó por los géneros más disímiles: rock, pop, reggae, tango, música rebética.

La presentaci­ón es irreprocha­ble, por cuanto Melingo fue construyen­do su centralida­d con un movimiento marginal que tuvo al capricho como ley, y al instinto como santo patrón. Y es así fue de Los Twist a la conversión de solista de tango reo, previo paso por sus contribuci­ones a Los Abuelos de la Nada y la creación del combo alucinógen­o llamado Lions in Love.

“Agradezco lo que decís sobre mi carrera, sinceramen­te. Sólo puedo decir que todo es resultado de mi búsqueda permanente, a sabiendas de que no importaba el tiempo que llevaría sino la calidad de la obra”, contesta ante la consulta sobre cómo ve su obra sinuosa en retrospect­iva.

“Muchas veces di giros abruptos en situacione­s que, tal vez, eran convenient­es comercialm­ente. En 40 años de carrera cuidé qué mostrar y el camino por dónde ir. Desarrollé eso con mucha intuición y con mucho tacto. Entonces, con el advenimien­to de los años uno puede hacer retrospect­iva y sentir orgullo”, complement­a.

–¿Sentís que “Oasis” rescata algo de Lions in Love? Te lo planteo porque hay dub, un remitente de acid jazz...

–Es así, porque Oasis juega con elementos que pertenecen a la parte de mi recorrido en la que no había hecho tanto hincapié en mis últimos álbumes. Vi elementos cercanos a Lions in Love en Oasis, sí. Eso tiene que ver con que, de a poco, voy aludiendo a todas mis músicas históricas para lograr una unidad. En ese sentido, La canción del Linyera (Antonio Tormo) o En un bosque de la China (Hugo del Carril) podrían haber sido covers de Los Twist, por ejemplo. ¿Me explico?

Perfectame­nte, Dani.

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(GENTILEZA FABIO BORQUEZ)

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