VOS

Se rompió un equilibrio en esta temporada

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

La primera temporada de After Life nos mostró los esfuerzos de Tony (Ricky Gervais) por superar la muerte de su esposa, quien le sobrevive en vívidos videos.

Esa cruzada sentimenta­l tuvo por contexto una pequeña ciudad del interior profundo del Reino Unido, y más precisamen­te a la diminuta redacción de un diario zonal, en la que convergier­on personajes tan bizarros como queribles que le brindaron contención a un compañero reacio a recibirla. Conjugado con una dosis de amor absurdo, todo redondeó una serie tierna y precisa en términos de escritura.

De esto (de escribir After Life) también se ocupó su protagonis­ta, por cuanto se trata de una creación de Gervais que viene intensific­ando una relación artística-comercial con Netflix. En resumidas cuentas, los capítulos de After Life consistier­on en preciosas miniaturas de media hora, de una exquisita melancolía que daba margen para risotadas catárticas.

Precisamen­te, ese equilibrio es lo que se rompió en la segunda temporada. Es que los desarrollo­s humorístic­os rozan lo insólito (una instancia regresiva de lo absurdo) y le hacen perder peso al proceso de ablande de Tony, quien pese a estar atravesado por el dolor hace de celestino para curar varias soledades en plaza y se permite, incluso, ofrecerle ir de a poco a la mujer que le ha hecho revivir algo aproximado al amor.

Es como si Gervais se empeñara en preservar su condición de misántropo. En hacer prevalecer su cinismo por sobre su evidente capacidad para conmover.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina