Disparadores para jugar y reflexionar
En el mundo de la música infantil, las propuestas audiovisuales con un enfoque más acorde a este contexto se han convertido en el sostén artístico de estos meses. Aunque, claro, la cuestión técnica viene siendo un impedimento para muchos artistas que trabajan desde lo colectivo y con pocos recursos.
Canticuénticos es uno de los grupos referentes de la infancia en estos últimos años. En este contexto tan particular, decidieron publicar una serie de videos a los que llamaron
Cantiteca, en los que exploran diferentes tópicos como lecturas, ritmos y consejos hogareños, hablando también de alimentos saludables, el cuidado del ambiente y estimulando el juego, cada uno protagonizado por los diferentes integrantes del grupo santafesino desde sus casas.
“Somos conscientes de que la infancia es uno de los sectores más afectados, ya que perdieron gran cantidad de actividades sociales y recreativas y buscan compensar esas carencias con jornadas larguísimas frente a las pantallas. Por eso, nos parece que las elecciones acerca del contenido al que acceden son importantísimas. Estos capítulos buscan generar alguna producción, o proponen la imaginación activa, o el movimiento corporal. Intentamos que sea un disparador para crear y compartir”, transmite Ruth Hillar, cantante y principal compositora.
Piñón Fijo
Uno de los protagonistas de siempre es Piñón Fijo, quien en estos días ha adaptado todos sus contenidos (más que nunca) a las plataformas: canciones junto a otros artistas (la versión coral de Chu chu ua es un claro ejemplo) y hasta el desembarco en Tik Tok con el entrañable Cabrito.
“Lo audiovisual es la gran apuesta, pero no estamos pensando en monetizarlo. La prioridad es defender la magia que tiene este oficio tan hermoso y las fuentes de trabajo que dependen de esto”, dice Fabián Gómez, el hombre detrás del personaje. Luego agrega: “Son las famosas épocas de vacas flaquísimas pero con la esperanza de que por hacer bien las cosas a nivel comunitario y colectivo en algún momento salga el sol en la parte material”.
Pim Pau es otro de los grupos que se viene reinventando en este tiempo, estimulando aún más el juego corporal desde sus videos, siempre anclados en las exploraciones sonoras a través de objetos cotidianos, la espontaneidad y la improvisación.
“Nuestro trabajo está siendo aún más buscado y utilizado tanto en la comunidad educativa como por adultos que acompañan a la crianza por ser, justamente, algo que promueve un espacio lúdico. Mucho de nuestra investigación y creación tienen que ver con estimular en cada chico la creación propia y el disfrute”, cuenta Lucho Milocco, docente e integrante del trío.
Los recientes videos de Los opuestos ydela Baticina que publicó el grupo en sus redes funcionan perfectamente como ejemplo de lo expuesto. “Es hermoso ver la respuesta que recibimos con materiales que nos envían de diferentes puntos de Sudamérica y hasta de Europa, tanto adultos como niños, en los que reflejan la misma entrega para con el juego, sin importar edades ni nacionalidades”, agrega.
Para otros grupos, la imposibilidad de trabajar en las escuelas y con presentaciones en vivo es un golpe durísimo de sobrellevar. Además, la incertidumbre sobre qué ocurrirá en las vacaciones de invierno, una época clave para la actividad, oscurece aún más el panorama. Desde el Movimiento de música para niñas y niños (Momusi) han realizado algunos festivales por redes y están craneando estrategias para reorganizarse, en diálogo con el Ministerio de Cultura, aunque la situación es bastante crítica.
“Nos juntamos todos virtualmente y hasta estamos sumando gente para trazar un nuevo camino en estas lógicas cibernéticas. Estamos diseñando ciclo de actuaciones, comparando plataformas de envío, pensando estéticas cuidadas a la hora de una puesta destinada a niños, quienes, paradójicamente, a veces ya están cansados de ver tantas pantallas. Pero siempre confiamos en el contenido: tenemos mucho para dar”, cuenta Guillo Bonaparte, integrante del Momusi Córdoba y músico de amplia trayectoria.
Ana Seguí, del grupo Abriendo Rondas y también integrante del Momusi, cuenta que los vivos por las redes y las producciones a distancia son buenas herramientas, pero “hay algo que no se puede reemplazar: la mirada, el darnos la mano, el contacto con la música en sí”, aclara. Cierra Bonaparte: “Nuestra actividad, tal y como elegimos hacerla no va a volver en poco tiempo. Quizá sea de las ultimas en volver, o quizá no vuelva nunca. Lo que es seguro, si vuelve, no volverá de la misma manera. La tarea ahora es sostener la infancia. A estos niños que no serán millennials sino pandemials. Yo lo digo como padre, docente y luego, músico”.