Dos crímenes atrapantes con buen ritmo
Seguramente La corazonada no es ni será considerada una de las grandes películas de la historia, aunque es la primera película de Netflix producida en Argentina. Sin embargo, tiene varios puntos fuertes.
En primer lugar, a diferencia del libro en que se basa (también fácil de leer y con un buen ritmo policial), La corazonada presenta no uno sino dos crímenes que se van resolviendo con ritmo ágil y empujan hacia adelante la historia. Las cruentas muertes de dos jóvenes se envuelven en sombras y cuando todo parece cerrado, demostrarán que aún guardan una vuelta de tuerca.
En eso, se destaca la actuación de la joven Maite Lanata, que a sus 20 años navega en la piel de Minerva entre la locura y lo siniestro, y la inocencia y el desamparo. Lo poco que vemos de Delfina Chaves también demuestra una buena interpretación.
Mientras, Furriel cumple con el papel del poco comunicativo Juanez y Lopilato con la de la fría Pipa, que guarda sus propios traumas y que explican la dureza que por momentos exhibe la joven investigadora. Luisana mejoró mucho su interpretación desde
Perdida y eso concilia con otras faltas que pueda tener.
Además, la película escapa a los clichés cuando deja en el aire un intercambio sexual entre los dos agentes, que en la novela es mucho más explícito. No es necesario agregar piel a las oscuras historias que se desentrañan. Las ganas de saber quiénes fueron los asesinos y las historias detrás de ellos hacen que ver La
corazonada no sea un esfuerzo. Una buena peli pochoclera para pasar una noche de cuarentena.