Cinefilia virtual: entre enlaces, abonos y funciones
El circuito local para amantes del cine tuvo que adaptarse a la pandemia. Así surgieron funciones virtuales, campañas para recaudar fondos y hasta una presentación a distancia de una revista especializada.
Entre tantas otras cosas, la pandemia del coronavirus afectó el corazón de la cinefilia cordobesa. En esa suerte de circuito natural y urbano formado por el Cineclub Municipal Hugo del Carril, el Cine Arte Córdoba y el Cineclub La Quimera, los encuentros en la previa y las tertulias después de cada función quedaron en el recuerdo.
Mientras La Quimera sostiene sus actividades desde la virtualidad, tanto el Cineclub Municipal como el Cine Arte permanecen cerrados. Sin embargo, ambos espacios han optado en los últimos días por apostar a sus visitantes frecuentes (y no tanto) a través de sendos abonos por adelantado.
La sala de la calle 27 de abril compartió una publicación en su cuenta de Facebook que inicia así: “Ante la situación creada por esta pandemia y la extensa cuarentena que debemos transitar con la sala cerrada queremos proponerles algo que nos brinde la posibilidad de continuar con esta hermosa misión de seguir difundiendo y disfrutando del mejor cine independiente”.
La iniciativa consiste en un abono para cuatros funciones de programación doble sin fecha de vencimiento para usar desde la reapertura del Cine Arte en adelante. El precio es de $ 400 y las posibilidades para pagarlo son varias (transferencia bancaria, pago vía Rapipago o PagoFácil, incluso a través de la boletería de la sala). “Esta metodología nos permite mantener este espacio que sin ustedes no existiría”, anuncian.
Espacio vital
En el caso del Cineclub Municipal, la iniciativa es similar pero consiste en un abono mensual que también será válido para utilizar una vez que el espacio vuelva a abrir sus puertas. “Nunca dejamos de trabajar y pensar en otras maneras de mantenernos conectados con nuestro público”, comenta Andrea Molina, parte de la Asociación de Amigos del Cineclub Municipal Hugo del Carril.
“Para nosotros no tiene comparación ir al cine con ver películas desde tu casa, sin embargo queríamos seguir siendo esa referencia con la gente para ayudarles a transitar su cuarentena”, agrega la comunicadora, que destaca cómo las redes del Hugo del Carril se adaptaron a la necesidad de generar otro vínculo con su público y aprovecharon la alta disponibilidad de películas liberadas y compartidas durante el aislamiento.
Pero al ver que la cuarentena se extendía, el panorama económico comenzó a preocupar: “El cineclub se gestiona de manera mixta junto a la Asociación de Amigos, y esta se financia 100% con la venta de entradas y los talleres. De esa recaudación se pagan mes a mes cinco sueldos y gastos del día a día, como el mantenimiento del proyector, de la pantalla”.
Aunque el área de formación del Hugo del Carril se adaptó a la modalidad virtual y financia parte de la estructura, la vuelta de las funciones de cine parece lejana y fue necesario buscar una alternativa. Así surgió la campaña “Dime que me extrañas”, que busca reunir fondos para subsistir en ese “mientras tanto” que describe Molina.
El bono anticipado, que tiene un costo de $ 500 y se consigue a través de la web del Cineclub, es el equivalente a asociarse durante un mes y podrá ser utilizado en cualquier momento luego de la reapertura. Esto incluye acceso con descuento a la programación de los diferentes ciclos, beneficios en talleres y cursos y uso gratuito de la biblioteca cinéfila.
“Siento que cuando vuelva el cine, a la primera función vamos a ir vestidos todos de fiesta”, confiesa Molina. “Tenemos un trato muy personal con las personas que son habitués del lugar. Es el refugio de un montón de gente, una pequeña comunidad. Perder ese contacto fue muy fuerte, es un componente muy importante del Cineclub”, acota la encargada de la comunicación, que destaca el acompañamiento que tuvo la iniciativa, en la que ya se cuentan más de 200 abonos vendidos.
Sostenerse
Aunque el caso de La Quimera es distinto en cuanto no tiene gastos fijos considerables (aporta un canon mensual al Teatro La Luna, que oficia como sede), el espacio de barrio Güemes también tuvo que adaptarse a la pandemia. Si bien inició su temporada número 40 en marzo, luego de dos funciones tuvo que frenar su actividad. Luego de un mes de incertidumbre, el colectivo optó por sostener su actividad por vía streaming todos los jueves a las 20.30.
“En nuestra cinefilia, lo que nos une son las películas, poder compartirlas y reflexionarlas. Si bien sabemos que la virtualidad no es lo que queremos, de alguna manera nos parecía que mantener una función fija semanal, en el mismo día y hora habitual de La Quimera, nos permitía generar un espacio de cierto encuentro comunitario, que es un poco el espíritu del cineclubismo”, comenta Lucía Torres Minoldo, una de las participantes del cineclub.
En ese sentido, la propuesta de La Quimera va más allá programar películas y publicar los enlaces para verlas: lo que se intenta mantener es el vínculo entre espectadores, obra y programadores: “La diferencia es que generamos una propuesta de estar todes juntes a la misma hora mirando la película. Hay un cierto sentimiento de simultaneidad. Es una forma de espera hasta volver a la sala”.
“En la tercera función tuvimos muy buena respuesta, se conectaron 60 personas que vieron la película de principio a fin, después tuvimos una charla con 90. Tenemos un promedio de entre 30 y 50 espectadores. Nos sentimos muy acompañades en general”, cierra.