VOS

Carolina Godoy “Esta película era para mí”

La actriz cordobesa fue distinguid­a en el Festival de Cine de Mar del Plata por su protagónic­o en “Las motitos”, que tiene un planteo social y artístico a su medida.

- Germán Arrascaeta garrascaet­a@lavozdelin­terior.com.ar

En la reciente edición del Festival Internacio­nal de Cine de Mar del Plata, la cordobesa Carolina Godoy recibió un premio de la Fundación Sagai a “la mejor actriz argentina”.

El reconocimi­ento le llega por su labor en Las motitos, filme de Inés Barrionuev­o y Gabriela Vidal que narra pasiones y desventura­s de una pareja adolescent­e de condición humilde, en un contexto de asfixia policial y con embarazo indeseado.

Carolina interpretó a Florencia, la madre de “Juli” (Carla Gusolfino), quien sospecha que algo no anda bien, pero le cuesta establecer una relación de confianza con su hija.

Tras ver Las motitos se entiende perfectame­nte la decisión de Sagai: Godoy construye ese personaje con maestría, entre gestos que refieren al control y a la ternura, según la demanda del guion. Resuelve todo con eternas pitadas de tabaco, inhumando una casa que, pese a la urgencia económica y la ausencia paterna, destila alegría y felicidad.

Gratitud

Felicidad, precisamen­te, es lo que siente Carolina en su casa de Unquillo. Y ese estado eufórico tiene tal agitación que quiere aprovechar la entrevista con VOS para agradecer a quienes la ayudaron a realizar este trabajo: “Estoy muy feliz y quiero agradecérs­elo a las dires, Inés y Gabriela; a Caro Vergara, por quien llegué a la película; a todo el equipo: Luciano Giletta, July Mercado, Marcos Rostagno, Eva Perea, Sol Muñoz y Atilio Sánchez; y a todes mis colegas, a Carla Gusolfino y Catalina Pereira, mis hijas de ficción, y a Ignacio Pedrone y a Victorio Cucinel”.

Pero inmediatam­ente toma aire y sigue: “También quiero agradecer a mi madre, en quien me inspiré, y a mi hijo, porque mi propia maternidad también hizo a este personaje… Esperá, uno más: Raúl Sansica por haberme autorizado a ausentarme del teatro Real durante el tiempo de rodaje”.

Este último saludo revela que Carolina Godoy es miembro de la Comedia Cordobesa, un cuerpo oficial con profesiona­les con espalda para afrontar cualquier desafío interpreta­tivo.

–¿Te esperabas algo así?

–La verdad es que no. Menos en este contexto de pandemia, en el que está todo parado. Y como no estoy habituada al cine, porque no tengo mucha experienci­a en él, nunca me puse a esperar nada. Las motitos es la segunda película en la que hago rodaje, pero es la primera en la que mi personaje tiene un desarrollo. La otra fue La noche más larga (de Moroco Colman, sobre el violador serial, aún no estrenada), y mi participac­ión fue más acotada. De un día, puntualmen­te. Acá, en cambio, fue toda una experienci­a. Es una pena que no podamos estrenar en una sala y vernos, abrazarnos, celebrar. Yo vengo del teatro y esperaba eso porque todo es más… es más presente, en el momento… En cine perdés noción de los tiempos y así no podés imaginar un premio o nominación.

–Pero más allá de tiempos y expectativ­as, ¿estabas satisfecha con el resultado? ¿Sabías que habían hecho una buena película?

–Tenía muchos deseos de ver Las motitos porque su historia me tocó fibras íntimas. Y porque el rodaje había sido para mí una experienci­a muy hermosa. El trabajo del equipo fue impecable, muy amoroso, acogedor, cuidadoso. Para mí ya era una alegría que la estrenaran en Mar del Plata. Y que se pueda ver. Y lo otro (por el premio) fue así como “¡¡¡¿Agggghhhh?!!!”. No lo podía creer. Pensé que la competenci­a en Mar del Plata era entre cineastas. No conocía nada. Fue así, no me lo esperaba, Agradezco a todes en el Festival; y a Sagai, a los jurados…

–Decís que el rodaje te tocó fibras íntimas. ¿Por qué?

–Es muy gracioso. Cuando era adolescent­e tenía algún que otro problemita con el vínculo maternal. Por eso me conmueve la película. Me recuerda cuando fui hija más que ahora que soy madre. Había dejado la secundaria y mi madre estaba desesperad­a. No sabía qué hacer con aquella adolescent­e.

–¿Y cómo despertast­e a la actuación en ese contexto?

–Empiezo a hacer teatro con un primo, Martín Gaitán, para vencer mi timidez. Como una cuestión terapéutic­a, en realidad. Me encantó. Después me puse a terminar la secundaria y cuando la terminé y me decidí a trabajar para ganar mi dinero, le dije a mi familia: “Quiero hacer teatro, pero no como hobby, sino como carrera”. Me dijeron, por supuesto, “¿De qué vas a vivir?” (risas). Lo concreto es que no sabía qué hacer de mi vida y, de pronto, apareció el teatro.

–¿Pero pudiste vivir del teatro en el mediano plazo?

–Soy una agradecida y una privilegia­da. En un comienzo trabajé de un montón de cosas. He sido casera, he animado fiestas, vendido libros en la calle, panfletead­o… . Con el teatro, me empiezo a acercar a las promocione­s (hubo una época en la que los súper pedían actores para intervenci­ones)… Terminé la carrera de Teatro en 2001; después, tuve la posibilida­d de dar clases. Empecé dando clases a los jardines, a los primarios, y estuve muchos años enseñando en Apadim. Y así fue hasta que llegaron los concursos de la Comedia Cordobesa. Hago el primero y no entro; fui por el segundo y tampoco; y recién en el tercero pude entrar. A partir de ahí, suelto las horas como docente y me quedo sólo con Apadim. Y con el tiempo me quedé sólo con la Comedia.

–¿Creés que este premio abrirá nuevos horizontes?

–No lo sé, pero es mi deseo. Esperaba el estreno de la película porque, sólo por estar en ella, algo se genera. Me costó mucho quedar. Me costaba el lenguaje del cine. Eso es lo que siento, por más que la gente me diga que nada que ver. Sentí que me costaba entrar en ese circuito. Soy muy expresiva, muy teatral. Es otro lenguaje, nada que ver con el cine. Como controlar ese impulso fue difícil para mí. Pero siento que lo logré y ahora estaría bueno que me vean y me conozcan. Porque no todos los que hacen cine conocen a los que hacen teatro. Habría posibilida­d de más trabajo. Un premio en Mar del Plata, qué sé yo. Ojalá que sí. Pero no conozco, no sé si es premio y listo; si queda ahí o se recontra mueve. Eso sí, Las motitos era para mí.

–¿Por qué?

–Me había enterado del casting y de qué se trataba la peli, aunque no de los rasgos de mi personaje. Y sentía que podía entrar por lo que pedían: alguien bien de barrio. Pero al casting lo hacen en el horario de mi trabajo con la Comedia. No podía ir. De todos modos, un día conseguí permisos, me hice un hueco y fui. Y cuando llego, estaba repleto de gente. No me podía quedar y se lo hago saber a la persona que estaba tomando. Entonces me da un mail y me dice: “Mandá un video con este texto”. Hago el video en mi casa, lo adjunto al mail y lo mando. No había respuesta, nada.

–¿Entonces?

–En eso me llega un mensaje de Carolina Vergara, a quien conocía, pero no era mi amiga: “Caro, mirá, están necesitand­o un personaje en esta peli que, en mi opinión, es para vos. ¿Puedo dar tu número?”. No sabía de dónde me ubicaba, pero después entendí que ella trabajaba con Raúl Sansica y ha ido a ver obras en las que actué. Ella tiene eso de ver intérprete­s de teatro para usar en el cine. Voy al casting, les cuento lo del video y me dicen que nunca les había llegado. Es decir que si no me hubiera mensajeado Caro, no pasaba nada. Hice el casting y me llamaron al otro día. Tenía que ser.

–¿Y qué pasó ya con el guion en mano?

–Apenas me lo dieron para el casting, me enamoré del personaje. Lo sentí. Me gustó mucho. A muchas mujeres nos toca profundame­nte un personaje así, que se desarrolla en un hogar de escasa presencia masculina y en el que no queda otra que seguir con lo que se puede y se tiene. Armamos una familia de verdad en Las

motitos. Hubo otres que me potenciaro­n. Me conecté realmente con todo y con todes. Yo quería actuar en cine, pero hacerlo contando esta historia ya era un regalo.

 ?? PEDRO CASTILLO ?? CAROLINA GODOY. Es actriz de la Comedia Cordobesa y esta es su segunda experienci­a en cine.
PEDRO CASTILLO CAROLINA GODOY. Es actriz de la Comedia Cordobesa y esta es su segunda experienci­a en cine.

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