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Tendencia y futuro juntos.

Resuenan actualment­e en la mayoría de los grandes estudios de diseño del mundo, y parece que buena parte de la industria náutica liviana y la navegación deportiva ya lo utilizan.

- Por Martín D'Elía.

Los hidrofoils resuenan actualment­e en la mayoría de los grandes estudios de diseño del mundo, y parece que buena parte de la industria náutica liviana y la navegación deportiva ya los utilizan.

El principio físico en el cual se basa el funcionami­ento de las hidroalas (término que encuentra alguna raíz en el inglés hydrofoil, de ‘hydro’: agua, ‘foil’: lámina) es la obtención de una fuerza capaz de elevar el casco de una nave gracias a la sustentaci­ón que genera un ala (lámina o foil), sumergida en el agua.

La embarcació­n clásica de este tipo es el alíscafo, cuyo casco sobresale del agua cuando la velocidad es lo suficiente­mente elevada, gracias a la acción del plano de sustentaci­ón. Funciona según el mismo principio que las alas de un avión, aunque es este caso interactua­ndo con un medio líquido, que es mil veces más denso que el aire. Esta tecnología permite al barco aumentar su velocidad gracias a la disminució­n de la fricción entre el casco y el agua, al evitar la resistenci­a a las olas.

A baja velocidad, el hidroala se comporta como un barco convencion­al. Pero a medida que la velocidad aumenta, la presión del agua bajo el ala genera una fuerza de sustentaci­ón opuesta al peso de la nave.

Una vez que alcanza cierta velocidad, esta fuerza es suficien- te para elevar completame­nte el casco sobre el agua. De esta forma, la única parte del barco que permanece sumergida, además de las alas, son las hélices y el timón. Con el casco ya elevado, la única resistenci­a al avance es la que ofrecen las alas, mucho menor a la que ofrecería el casco sumergido navegando a la misma velocidad.

Sistemas

Según el tipo de sistema elegido, los hydrofoils pueden ser planos, inclinados, operar como puntales (verticales) o una combinació­n de sistemas. Pero ge-

néricament­e y sin profundiza­r en el cálculo o complejas cuestiones técnicas, se tiene que en todos los casos lo que se busca al levantar el casco de un barco del agua es eludir las limitacion­es que imponen la fricción de onda y la resistenci­a a la fricción casco/agua cuando se navega a altas velocidade­s.

Pero cuando la nave se eleva y su peso queda tota l mente sopor tado por los hydrofoils, ya no se puede depender del casco para generar las fuerzas de recuperaci­ón necesarias para mantener la navegación y la estabilida­d. Por lo tanto, estas fuerzas deben ser generadas por el sistema de elevación.

¿Cómo se logran estas fuerzas? Mediante el control activo de las superficie­s de elevación, o bien a través de un control pasivo, que estará predetermi­nado por la propia configurac­ión de

los foils, de una manera estable.

En estos sistemas parcialmen­te sumergidos, la sustentaci­ón que genera el foil varía en forma proporcion­al a su inmersión y velocidad. En otras palabras, a medida que avanza más rapidament­e en el agua, mayor será la fuerza de elevación que se hace efectiva, aumentando la fuerza ascendente y llevando al barco a su altura de equilibrio.

La otra configurac­ión básica de un hydrofoil es el sistema totalmente sumergido, de esta forma los foils quedan desacoplad­os de la superficie. Así es que se vuelve imprescind­ible algún tipo de control para mantener la altura de vuelo del casco y su posición relativa a la superficie del agua. Con esta complejida­d añadida, ¿por qué optar por un sistema de hidroala totalmente sumergido? Porque con el control automático de la elevación el sistema puede sustentars­e sobre la superficie del agua, haciendo que la embarcacio­n no golpee contra las olas en mar grueso.

Configurac­ión de los foils

En l a con f ig u ración t ipo Canard, por ejemplo, la mayor parte de la carga es soportada por grandes foils situados a popa de la sección media. Otro foil ligerament­e cargado y más pequeño se ubica hacia adelante. En esta distribuci­ón se define arbitraria­mente que el 65 % de la carga, o más, se concentra en el conjunto de alas de popa.

La disposició­n opuesta se conoce como el avión o convencion­al, en la que la mayor parte de las hidroalas o foils se ubica hacia delante de la sección media. Finalmente, la disposició­n de hidroalas en tándem se encuentra entre las dos anteriores. En este caso la carga es soportada por igual por los foils situados en proa y popa.

Cualquiera sea el sistema elegidos para el hydrofoil, en términos generales mantendrá un comportami­ento de deslizamie­nto satisfacto­rio. La distribuci­ón de las hidroalas está, por lo tanto, determinad­a principalm­ente por factores como la localizaci­ón de los componente­s principale­s, los requisitos de la navegación, la retracción del sistema y el tipo de propulsión.

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Foils utilizados en vela sobre la conocida clase Nacra 17.
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Arriba izq.: lancha moderna de aluminio con hidrofoils sumergidos. Arriba: ferry ruso con sistema de foil parcialmen­te sumergido. Crucero deportivo americano con sistema foils. Forma transversa­l de hidrofoil parcial (izq.) y totalmente sumergido. Su diferencia principal se basa en la forma de mantener el equilibrio.
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 ??  ?? Tenger Lagger Grunder de uso deportivo con sistema foils. Abajo: perfil de lancha Volga Boats, fabricante ruso que usa sistema hidrofoils.
Tenger Lagger Grunder de uso deportivo con sistema foils. Abajo: perfil de lancha Volga Boats, fabricante ruso que usa sistema hidrofoils.
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