Temporada bajo agua.
La corriente de El Niño convirtieron a la nueva temporada en un gran humedal.
El pronóstico para el ciclo que se inicia no es muy alentador: la corriente de El Niño convirtió a muchos campos en un gran humedal.
Para algunos cazadores, los campos inundados son un obstáculo. Para otros, una oportunidad para identificar las zonas altas y las lomadas donde se juntan las especies.
La natura leza cond iciona, el universo acomoda y el hombre se adapta. Estas tres frases habrá que tenerlas en cuenta en la temporada de caza. Luego de recorrer predios de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires el resultado es similar: campos anegados y caminos prácticamente intransitables, con parte de la cosecha lista con la necesidad de ser transportada. Y esto presagia que los caminos se destruirán aún más. Para los cazadores esta situación resulta molesta, pero para el hombre de campo poder sacar la cosecha o sus animales en tiempo equivale a su subsistencia de todo un año. Hay zonas que no pueden pasar los camiones y los dueños de los est ablecim ientos decid ieron estibar en silobolsas para evitar destruir los caminos.
En febrero hubo una anidada de perdices, en marzo y abril las crías todavía pequeñas trataron de adapta rse y sobrev iv ir a l agua junto con liebres y zorros, buscando las lomadas o terrenos altos, lo que significa que dependerá de la habilidad de subsistir de cada especie para que las poblaciones se desarrollen.
Especies beneficiadas
Las palomas y los patos fueron los beneficiados con los nuevos espejos y están conformando una interesante opción en Buenos Aires. La zona de arrozales de Entre Ríos (donde la cacería de patos es un clásico) se complicó con las inundaciones, con lo cual la caza menor en esta provincia –como en la de Santa Fe y parte de Córdoba– se verá muy perjudicada.
Por comunicaciones con distintos cazadores de esos lugares, la chance es bajar a Buenos Aires, con lo cual va a variar el mapa. A mayor cantidad de cazadores va a haber más trabajo para los guías locales, pero todos debere- mos compartir los cupos. Como ya expresé, si bien las cantidades son buenas, no alcanzan para manejar el número de cazadores que llegarán de otras zonas.
Hagamos ahora una pequeña recor r ida prov incia por pro - vincia. Los campos en el sur de Córdoba, sobre todo el sudeste lindante con Buenos A ires y Santa Fe, se encuentran más anegados; pero ya en los más cercanos a Río Cuarto hay zonas encharcadas aunque con menos acumulación hídrica. En el sur de Santa Fe y Entre Ríos, la angustiante situación de las franjas inundadas desde hace un par de meses presagia un ciclo con casi la imposibilidad de comenzar la temporada en esos lugares. Los cazadores de esas tres provincias van a trasladarse con seguridad al norte y centro de Buenos Aires. Con sorpresa, muchos guías, sobre todos los más confiables (atención: no dije los mejores, sino los más confiables y los que no llevaron sus precios a la estratosfera), están recibiendo consultas y cerrando salidas. La zona más requerida es la centro. Por su parte, en Buenos Aires, el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible realizó los censos en tiempo y forma.
Conclusiones de mi viaje
Durante mi propia recorrida en marzo, observé gran cantidad de crías, lo que me permitió pensar que la temporada iba a ser excelente. Pero como ya había previsto este colaborador en diciembre y
enero, El Niño nos jugó una mala pasada y la cantidad de lluvia caída provocó que tanto perdices como liebres se trasladaran a las zonas más altas. Seguramente la mortandad fue elevada, con lo cual lo que se proyectaba como una temporada récord, hoy quedó con la misma cantidad que la anterior.
Si tuviera que dividir las mejores zonas de caza para esta temporada, y siempre empíricamente, partiría a Buenos Aires en tres: norte, centro y sur. Sin lugar a dudas, la más cazadora sería la central, seguida por la sur y, por el agua que baja de la Mesopotamia más las lluvia, finalmente la norte. A las perdices y liebres las encontraremos más concentradas en las lomadas. Y el tamaño será un poco más pequeño por la falta de alimento y por el desgaste que provoca el traslado justo en el momento de la crianza, por lo que tal vez su carne sea un poco más dura, pero seguramente más sabrosa.
Los patos y palomas son un caso aparte, grandes beneficiados por la tardanza del retiro de cosechas, lo que les brindó abundante comida. La paloma, por anidar en lugares altos, sufrió menos el clima, y los patos están a sus anchas. Estas cacerías son las más requeridas por los extranjeros, pero los autóctonos no las ubicamos como preferidas. Recomiendo en este año tenerlas en cuenta para equilibrar a la naturaleza, cazando aquellas especies que mejor están y preservar a las que más sufrieron. La directora de Fauna de Buenos Aires, licenciada Mónica Casciaro, solicita que cada cazador tome conciencia y respete los cupos de la temporada 2016 para poder, en 2017, lograr un número adecuado y no tener que bajar las cantidades.
En el nuevo escenario, los tamaños serán más pequeños. Pero a su vez se constituye una oportunidad: al achicarse el hábitat crecen las posibilidades de hacer dobletes o más.