Graves consecuencias al eliminar el CFC
VIENA, Austria. En 1987, más de 60 países firmaron el Protocolo de Montreal, un acuerdo histórico para eliminar los llamados “gases clorofluorocarbonos”, mejor conocidos como “CFC”, utilizados en heladeras, aires acondicionados y latas de aerosol, porque estaban erosionando la capa de ozono que nos protege contra la peligrosa y devastadora radiación solar. Desafortunadamente, esto causó un gran problema que no se previó en aquel momento. Los hidrofluorocarbonos (HFC) que reemplazaron a los CFC en esos dispositivos, no afectaron la capa de ozono, aunque posteriormente se descubrió que eran gases de efecto invernadero muy potentes, que contribuyeron de manera desproporcionada al calentamiento global, que no estaba recibiendo tanta atención como ahora. Es por eso que diplomáticos y funcionarios de diversos países se reunieron esta semana en Viena para enmendar el Protocolo de Montreal y eliminar gradualmente los HFC, que son mucho más potentes que el dióxido de carbono cuando se trata su contribución con el efecto invernadero. Por otra parte, el Instituto para el Desarrollo Sostenible dice que estos gases son 1.300 veces más potentes que una cantidad igual de CO , cuando se trata de calentar el planeta. Actualmente se está trabajando en buscar un reemplazo a los HFC.