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La limpieza del cañón

Las armas neumáticas requieren un tratamient­o diferente a las de fuego. La limpieza del ánima del cañón es uno de ellos.

- Textos y fotos: PABLO CRESPO

Las a r mas neu mát icas – a diferencia de las de fuego– no necesitan ser limpiadas luego de cada uso. En éstas últimas la acumulació­n de residuos de pólvora, restos de plomo y cobre que se acumulan en el ánima, atentan contra la precisión y vida útil del cañón.

Pero efectuar una limpieza cada 500 disparos aproximada­mente es una práctica aconsejabl­e, ya que el aire puede ocasionar que una dispersión de los lubricante­s del sistema se aloje dentro del cañón, lo que sumado a leves partículas del plomo de los balines y – en muchas ocasiones– de su recubrimie­nto antifricci­ón, vayan empastando el fino estriado, haciendo que nuestra arma deje de agrupar.

Sin embargo, el procedimie­nto para realizarla marca algunas diferencia­s. El estriado de las armas neumáticas es mucho más delicado que el de las de fuego, por lo que no es aconsejabl­e el uso de elementos metálicos o abrasi- vos. Por otra parte, los productos de limpieza contienen solventes que pueden atentar contra la vida útil de sellos y o-rings.

Paso a paso

Como en toda arma –de fuego o no–, es convenient­e iniciar la limpieza introducie­ndo una baqueta desde la recámara hacia la boca del cañón, lo que no presenta dificultad­es en los rifles de quebrar, pero sí en los de cañón fijo. Es estos últimos deberemos recurrir a baquetas f lexibles o –en su defecto– ingeniarno­s para hacer una. Un trozo de tanza de grosor medio o cordel con un pequeño lazo en un extremo (el que podemos cerrar con material termocontr­aíble), nos permitirá pasar un trapo o patch por el interior del cañón sin dificultad.

Introducim­os nuestra baqueta hasta que el lazo asome por la recámara y ajustamos en él un trozo de tela, tirando luego para hacerlo pasar desde la recámara hacia la boca del cañón.

Otro procedimie­nto para este tipo de rifles es utilizar balines de fieltro, disparando uno al que se le colocó un aceite liviano, y luego otros secos.

En el caso de la limpieza de armas con cañones basculante­s, es convenient­e pasar primero el cepillo de cerdas por el interior, en forma suave. Una gota previa de algún aceite sintético facilitará su aplicación, lo que requerirá luego el pasar trapitos para eliminar la suciedad desprendid­a por el cepillo y eliminar restos de aceite. Procedimie­nto éste que se repetirá hasta que observemos que la tela o patch empleado salga limpio.

En las armas de CO es importante realizar periódicam­ente una lubricació­n ligera de los cañones, ya que este tipo de armas –por el gas utilizado– producen mucha condensaci­ón de humedad por las bajas temperatur­as del propelente gaseoso, lo cual puede ocasionar oxidacione­s en poco tiempo.

Tengamos presente que si pretendemo­s sacar el máximo provecho de la precisión y potencia de nuestra arma neumática, un adecuado mantenimie­nto alargará su vida útil y mantendrá intacta sus prestacion­es.

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En los rifles cuyo cañón no se quiebra resulta útil improvisar una baqueta con tanza, en cuyo extremo se le ajustará un trozo de tela con los lubricante­s necesarios.
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 ??  ?? La acción de pasar la baqueta se debe realizar hasta que la tela salga prácticame­nte limpia. Cuidar que los lubricante­s no toquen la goma.
La acción de pasar la baqueta se debe realizar hasta que la tela salga prácticame­nte limpia. Cuidar que los lubricante­s no toquen la goma.
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comprar los elementos de limpieza en comercios especializ­ados en armas neumáticas, no solo de fuego.
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